"Esto ya no es lo que era", comentó Santiago Segura en el programa que comparte con Alaska en la 1 de TVE al contemplar un streaptease de la la actriz y bailarina Nayra Ortega. Es verdad que el programa se trasladó a la 01.15 de la madrugada en plan after pero, como señaló el cineasta, "esto en una televisión pública en Semana Santa, vamos…en mis tiempos estaban con una túnica sagrada, Quo Vadis, o Ben-Hur". Se le olvidó mencionar a Balarrasa pero, quizá, era demasiado retrotaernos en el tiempo por más que leyes como la de la Mordaza nos lleven directamente al infame Tribunal de Orden Público.
En cualquier caso si la actividad política nacional vive una cierta crispación por la proximidad de las elecciones y, sobre todo, por el batacazo popular en Andalucía, las televisiones generalistas también parecen vivir en una tensión por encima de lo habitual. La semana comenzó con el listón muy alto: el cese fulminante de Jesús Cintora al frente de Las mañanas de Cuatro, un programa con tertulianos que, al parecer, les ponía de los nervios a los próceres del PP y a ese sutil analista político que atiende al nombre de Salvador Sostres, para quien el presentador cesado "es un mamarracho" y que, pese a todo, era líder de audiencia en su franja horaria por encima de su rival Al Rojo Vivo (por cierto, estupenda la mordaz caricatura que hizo José Mota en su hora de García Ferreras, el presentador que amaba a los micrófonos). Ahora, Mediaset está pensando en reubicar a Cintora en algún otro programa (¿Un tiempo nuevo?) para que no se diga que se han doblegado a las exigencias de los genoveses. Un programa que después de ordeñar hasta lo inimaginable al pequeño Nicolás, el pasado viernes buscó el escándalo con Willy de Toledo y sus boutades elementales.
Pero si Mediaset arde (el grupo se enfrenta a tres nuevas multas de 355.132, 119.001 y 106.001 euros, es decir, a un total de 580.134 euros) por comunicaciones comerciales en Deportes Cuatro, episodios de NCIS: Los Ángeles en horario de protección reforzada y más interrupciones de las permitidas en la película Stargate, según informa El Mundo, sin olvidarnos de la condena en firme de seis meses de prisión por un delito de apropiación indebida al tertuliano salvador Kiko Hernández quien, según la sentencia, se quedó con 14.000 euros de un cliente que acudió a su empresa dedicada a la intermediación inmobiliaria, la cual cerró a continuación, la actividad política tampoco le va a la zaga. Mientras el presidente Rajoy va de mojón de autopista en mojón de autopista y tira porque le toca, algúnos de sus presidentes autonómicos quieren cubrir con un tupido velo su presencia en las campañas electorales y muy especialmente el compañero Monago que anda promocionándose con vídeos en los que pide el voto a los socialistas moderados sin mencionar para nada al PP. Lo de Esperanza Aguirre declarando que quizá fue un error presentar el recurso al Constitucional por el Estatuto catalán, después de cansarse en hacer campaña a favor del mismo, es un nuevo monumento a la incoherencia y el oportunismo (¿creerá nuestra lideresa que buscar el favor de algunos catalanes despistados le ayudará a ganarse la alcaldía de Madrid o está ya en plan candidata a la poltrona de la Moncloa?). Cría cuervos...
En fin, no todo son malas noticias. En La Voz, por ejemplo, asistimos a la sorprendente presencia del concursante padre Damián María (ver foto), un misionero dispuesto a llevar la buena nueva a los telespectadores como ya lo hiciera la monja sor Cristina en La Voz Italia. Una actuación que conmovió a creyentes y laicos hasta el punto de que Alejandro Sanz preguntó si le podía confesar. El programa de Telecinco, además, arrasó en la noche del lunes con 4.650.000 espectadores.
Claro que para sopresas la de la Fiscalía Anticorrupción al pedir al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana que admita un nuevo testigo en el primer juicio a la trama Gürtel por la adjudicación de contratos por importe de cinco millones de euros por parte de la Generalitat valenciana. Se trata de Juan Carlos Rincón, extrabajador de las empresas de Francisco Correa y que intervino en la preparación de uno de los primeros contratos supuestamente amañados, preparando las "hojas de coste". La declaración de Rincón fue clave para la imputación de Juan Cotino en la pieza separada de la visita del Papa.
Es verdad que esto ya no es lo que era por mas que algunos anhelen la vuelta a las esencias, como el inefable Sánchez Dragó del que ahora sabemos que su programa bibliográdico El faro de Alejandría, en Canal 9, le costaba a los valencianos 300 millones de pesetas al año con una audiencia de un 1%, pero tampoco estamos tan alejados de aquello. Segura pregunta por Quo Vadis, Esperanza Aguirre muestra su arrepentimiento en público, Alejandro Sanz quizá se confiese, Monago hace tiempo que no viaja a Canarias y no parece que nos vayamos a olvidar tan pronto de la visita del Papa a Valencia. Benidorm estará a tope, seguro, pero la Semana Santa la llevamos muy adentro.