Hoy comienza la Feria del Libro de Madrid (cartel de Fernando Vicente): niños que piden folletos y bolsas, altavoces que anuncian a la flor y a la nata de la literatura, autores que miran de reojo las casetas de al lado para ver la concurrencia, alguna jornada lluviosa (la tradición es la tradición), novelistas insignes a quienes a última hora algún librero comprensivo les recomienda que no asistan a a firma porque van a coincidir con Belén Esteban o María Teresa Campos y para que van a entrar en profunda depresión, resultados moderadamente positivos y breves reportajes en los telediarios. La feria de las vanidades o la nueva Casa de Fieras del Retiro, depende desde dónde se mire.
Lástima que no lleguen a tiempo las Memorias que, al parecer, está escribiendo Carlos Fabra en la prisión de Aranjuez. No se puede olvidar que el cacique castellonense ha sido una pieza sólida y esencial en el corpus ideológico del PP, y no tanto por esa fantasía arquitectónica que es el aeropuerto de Castellón (muy superado en costes e inutilidad por las de Calatrava en Valencia) como por esa aportación a la teoría política consistente en que si se ganan unas elecciones equivale a la absolución de los posibles delitos. Lo dijo tras ganar las elecciones en 2007: "El pueblo me ha absuelto" y si se fijan detenidamente, esa es la clave para entender el comportamiento de su partido desde aquel ya lejano año en el que el que gobernaba era ese gigante de las Azores, José María Aznar.
¿Cómo si no entender esa absoluta indiferencia ante las conclusiones judiciales tras varios años de investigaciones, declaraciones y testimonios, como es, por ejemplo, el caso de "los papeles de Bárcenas"? En plena campaña institucional de la renta, cuando a la ciudadanía se la exhorta a que cumpla con sus obligaciones tributarias, "el juez José de la Mata ha fijado una fianza civil de 1,2 millones de euros para el PP por no haber abonado una cuota de 220.167 euros, que se deriva de unos ingresos por donativos irregulares de 1,05 millones de euros mas los 1,05 millones que el PP supuestamente ayudó a defraudar a Hacienda en 2008 a la empresa de arquitectura Unifica, dirigida por Gonzalo Urquijo al abonar con dinero negro las obras de reforma de su sede de Génova 13" y, por supuesto, en Génova 13 nadie se da por aludido. Al fin y al cabo han ganado por mayoría absoluta las últimas elecciones generales, es decir, están absueltos absolutamente. Ni sobresueldos, ni triquiñuelas, ni recortes salvajes, ni leyes mordaza, ni aumento de la población en riesgo de pobreza, ni malnutrición infantil...: absueltos ad infinitum.
Y si hubiera alguna duda, ahí está el arzobispo de Granada para disiparlas que aunque no ha llegado a la poltrona episcopal tras ganar una elecciones, se comporta como si así fuera. "El juez que investiga el caso de los presuntos pederastas de la Archidiócesis exige al arzobispo de Granada que entregue, en tres días, toda la documentación que tiene su poder, y le advierte de que si no lo hace será acusado de un delito de desobediencia a la Autoridad Judicial y denegación de auxilio a la Justicia", ultimatum que se pronuncia tras varias peticiones no atendidas.
Pero si la jerarquía eclesiástica española y el partido en el poder tienen en común el ninguneo a la justicia, también es de justicia reconocer que el ideólogo laico está en el trullo aunque sus contribuciones politico-sociológicas justifican sobradamente ese monumento de 24 metros de altura de Juan Ripollés a su cabeza en el ya mencionado aeropuerto de fantasía. Vean si no esta frase que rompe todos los esquemas conocidos hasta la fecha respecto a los comportamientos electorales: "Los gays votan al PP porque tienen puticlubs y somos sus mejores clientes" (frase recogida por Enrique de Diego, fundador de Intereconomía, en su libro Dando Caña). ¿Se puede ser más transgresor en menos líneas? Sólo queda desearles una feliz Feria del Libro.