"Pese a las dificultades extraordinarias y los malos augurios, el PSOE ha vuelto a reafirmar su condición de partido hegemónico de la izquierda española". Esta frase de Pedro Sánchez pronunciada públicamente en la noche electoral del pasado mes de junio permite intuir una manera de ser y estar del líder socialista. Un dato: obtuvieron 85 escaños y 5.425.000 votos, cinco diputados y unos 120.000 sufragios menos que en diciembre.
"Pese a las dificultades extraordinarias y los malos augurios..." demuestra que el ombliguismo es la reina de la casa. Las dificultades extraordinarias deberían ser,a su juicio, la rivalidad de Podemos y las críticas internas. No hay la menor referencia a las dificultades extraordinarias con las que se encuentra el PP, trufado de juicios por corrupción y financiación irregular, ni, por supuesto, el menor atisbo de autocrítica. Es decir, que la teórica alternativa al gobierno de Rajoy está mucho más preocupada por la sangría de votos que le ha causado en el último año Podemos, quienes a su vez también perdieron un millón de votos en junio aunque esa es otra historia, que por rentabilizar su oposición al partido político más corrupto de la democracia española, el mismo partido que ha beneficiado a los ricos y empobrecido al resto de la ciudadanía, que ha incumplido todas sus promesas electorales, que ha perseguido con saña a la cultura y que ha mentido sistemáticamente sobre las bondades de su política económica.
Lo de "los malos augurios", es decir las encuestas, encubre una nueva contradicción: si el superar las previsiones democóspicas es un triunfo, pese a obtener los peores resultados de la historia reciente, parece explicar que lo importante es el pragmatismo electoral lo que no encaja con esos recientísimos alardes vindicativos de una ideología de izquierda para distanciarse de quienes pretenden moverle la poltrona. Hace años Alfonso Guerra dijo aquello de que "quien se mueva no sale en la foto", sentando las bases de un peculiar pragmatismo. Ahora lo importante es superar los augurios. Bien.
El problema, o uno de ellos, es que si los resultados son lon que importa, Pedro Sánchez hace tiempo que tendría que haberse ido a su casa, y si lo que importa es la ideología, ese concepto del mundo en el que, teóricamente, de lo que se trata es de ser más justos y procurar mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía, no se entiende para nada el lamentable y soez espectáculo que unos y otros están dando con descalificaciones, triquiñuelas estatutarias, guardas de seguridad en el portal de Ferraz (ver foto), etcétera, a pocas semanas de finalizar el plazo de una segunda legislatura demencial en la que, como siempre, los únicos que han sabido sacarle tajada es la derecha pura y dura con una servil presidenta del Congreso, una derecha que pretendía nombrar a Soria preboste del Banco Mundial, que continúa manipulando obscenamente la televisión pública, la que sigue enfangada en múltiples casos de corrupción, la que nombró a Blesa y a Rato en CajaMadrid y Bankia, la que ha regalado miles de millones a los bancos y cajas rescatadas, la que amnistió a los defraudadores y, finalmente, la que se tiene que contener las carcajadas ante el despropósito en el "partido hegemónico de la izquierda".