Probablemente no hay mejor descripción de la realidad española que el anuncio de la Lotería de Navidad 2016. Hemos superado a
Justino, aquel vigilante nocturno todo bondad que fue recompensado con un décimo del Gordo que donó el no menos bondadoso director de la empresa; superamos al desgarrado
Manuel y a su comprensiva esposa ("pues ya está,
Manuel, si no lo has comprado, pues no lo has comprado pero tienes que bajar a felicitar a
Antonio") hasta que comprende en sus carnes que
Antonio, el dueño del bar, es un pedazo de pan y le regala un décimo premiado. Superamos incluso a
Raphael y a
Monserrat Caballé en aquella plaza segoviana que tanto triunfó en las redes por esa querencia que tiene la ciudadanía por el esperpento. Y ahora,
Carmina, maestra jubilada que vive como obnubilada entre el deseo y el alzhéimer, que sin embargo se ha convertido en la mejor cronista de un país que vive, también, entre la pérdida de memoria, la desorientación temporal y espacial y el deterioro intelectual y personal.
Carmina, como pensionista de pro que es, sabe que la solución a sus problemas tal y como están la hucha de las pensiones y las de viudedad, es que le toque la lotería. Su nieto, tumbado en el sofá como corresponde a ese 46,49% de paro juvenil que había en el primer trimestre del año, está a punto de despertarla del sueño lotero pero se reprime.
Josín, el hijo de la presuntamente agraciada, tras pensárselo dos veces, decide mantener el engaño. Aquí ya entran las similitudes con todo el Gobierno de la nación. Hay que seguir la simulación. Ya vemos la luz al final del túnel. Todo va bien aunque, de momento, hay que recortar 5.500 millones.
Carmina, por supuesto, decide que hay que decírselo a toda Villaviciosa, o a todo Lastres, que hay diferentes versiones de la localización, y empezando por
Puri. Pronto
Méndez de Vigo, noveno barón de Claret, se lo contará a toda España: "
Leonard Cohen ha muerto pero que nos quiten lo
bailao", comentó con su habitual gracejo.
La maestra jubilada sigue el recorrido. En el bar se brinda y aunque no se vea la marca sospechamos que es sidra El Gaitero, al fin y al cabo seguimos en Villaviciosa, o cerca.
Esperanza Aguirre vuelve a los telediarios pero no para indicar que habría que boicotear los productos catalanes, incluido el cava, como dijo en su día, sino para afirmar que ella no sabía nada de lo de los espionajes a rivales de su propio partido. Lo de que no sabía nada es ya un clásico en sus comparecencias y debería ser el lema bordado en las camisas de su marido, el conde Bornos.
Carmina, animada por la sidra achampanada, dice que hay que ir todos al Faro y que avisen a las peluqueras. Más abrazos, más besos y una pega: "Yo creía que iba avenir la tele". El nieto, que hace tiempo se levantó del sofá, lo arregla. Al fin y al cabo es de cultura audiovisual, nada que ver con el señor del plasma que es mas de la cultura deportiva.
Todo el pueblo se dirige al Faro, probablemente el restaurante más alejado del núcleo urbano, lo que permite al realizador mostrar dos cosas: que los circunspectos guardias civiles motorizados, solidarios con la maestra, van a ir abriendo camino por una carretera sin circulación y que Villaviciosa o Lastres tienen mar. También es cierto que si la realización del anuncio hubiera decidido rodarlo en Roquetas de Mar (Almería) en lugar de en Asturias, comprobaría como allí lo de que toque el Gordo es una minucia: "El presidente de la Diputación de Almería y líder del PP en esta provincia andaluza,
Gabriel Amat (ver foto), concedió licencias para construir 845 viviendas a empresas vinculadas con primos, cuñados y sobrinos. A través del Ayuntamiento de Roquetas de Mar, que
Amat dirige como alcalde desde 1995, las compañías de los familiares del regidor recibieron autorizaciones para levantar viviendas, plazas de garaje y locales entre 2000 y 2008, según un informe de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional al que ha de tenido acceso
EL PAÍS".
El todopoderoso
Amat es investigado por el Juzgado Número 1 de Roquetas de Mar desde 2012 tras una denuncia de la Asociación Mediterránea Anticorrupción y Transparencia (AMAyT), que sitúa al dirigente en el centro de un supuesto clan que saqueó de las arcas públicas más de 100 millones de euros. Los de la calle Génova, al parecer, decidieron también ir a la fiesta del Faro porque todavía no han dicho esta boca es mía. Por cierto, lo del Faro no está claro quién lo pagará, si la maestra o el pueblo llano y sencillo. Lo que sí sabemos es que no lo pagarán las arcas públicas, esas quedan para los del PP. Esperaremos a que el ministro-portavoz deje de bailar al son de
Cohen y nos explique lo que se piensa del presidente del PP de Almería. O que nos lo explique
Rafael Hernando que tanto se explayó sobre lo del piso de
Ramón Encinar.