TV Blog de Harguindey

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La televisión es la reina de la casa. Lo que se pretende en este espacio es comentar la actualidad televisiva más inmediata, los programas del día, desde cualquiera de los que se definen como “telebasura” a las retransmisiones deportivas, los espacios informativos, documentales, las películas o las series. Son los comentarios y recomendaciones de un telespectador común.

Sobre el autor

Ángel Sánchez Harguindey

Ángel Sánchez Harguindey perteneció a la plantilla de El País desde su fundación en 1976. Fue jefe de la sección de Cultura, responsable del suplemento cultural Babelia, redactor jefe de El País Semanal, redactor jefe de la sección de Opinión y Adjunto a la Dirección.
Ha publicado el libro "Memorias de sobremesa. Conversaciones con Rafael Azcona y Manuel Vicent" (Editorial Aguilar)

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Rajoy y el Papa

Por: | 12 de mayo de 2017

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Rafael Hernando
, el fino estilista y portavoz del PP en el Congreso, lo tiene claro: "Podían llamar al señor Rajoy como podían llamar al Papa de Roma para que viniera a decirles lo que pasó en aquel momento, porque sabe lo mismo". Se refiere el señor Hernando a la citación para declarar como testigo en el juicio del 'caso Gürtel' que ha cursado la Audiencia Nacional al presidente del Gobierno por la presunta financiación irregular del PP en la campaña electoral municipal de 2003. "No tiene sentido que comparezca en tribunal para hablar de un asunto sobre el cual no tiene conocimiento de ni responsabilidad alguna. Rajoy no tiene nada que decir ni nada que ver", concluyó.
Tiene cierta gracia que se afirme rotundamente que Rajoy no tiene nada que ver cuando ocupaba en 2003 la secretaría general del Partido Popular. El empresario acusado Alfonso García-Pozuelo declaró el pasado 11 de octubre en la Audiencia Nacional que había recibido comisiones de los organismos centrales del PP. Por su parte el cabecilla de la trama, Francisco Correa, dos días después en la misma sede judicial, reconoció que había llevado maletines de dinero a la sede nacional del PP, algo que al parecer se realizaba sin conocimiento del secretario general y responsable de varias campañas electorales. Están tan acostumbrados al trasiego de maletines con dinero que ya ni siquiera se informa al responsable máximo. Es la recepcionista la que indica a los repartidores donde está el cuarto de los maletines.
Y ya que el Papa estará este fin de semana en Fátima para beatificar a los pastorcillos -al fin y al cabo milagros hay muchos, desde la aparición de la Virgen a la consolidación del Estado de bienestar en España-, tampoco estaría de mas que presidiera la delegación española al evento Juan Cotino, que de visitas papales sabe un rato y, de momento, no está en la cárcel. La marcada espiritualidad del señor Cotino alcanzó cotas de humilde grandeza al saberse que los 6.864 urinarios portátiles encargados para la visita , con un coste de 2,6 millones de euros, estuvieron almacenados desde varios meses antes en una finca del mencionado exvicepresidente de la Generalitat. Lástima que el Juzgado de Instrucción número 5 de Valencia abriera una causa, que ha declarado secreta, en la que se investiga el movimiento y pago de letrinas pues se quiere conocer si el susodicho Cotino se lucró a costa de las necesidades fisiológicas de los peregrinos. Con los urinarios valencianos pasó algo similar que con las previsiones de ingresos del Gobierno: se calcularon por encima de sus posibilidades pues llegaron muchos menos de los previstos. Nótese que, por ejemplo, en los últimos años el Ayuntamiento de Valencia, en Fallas, la fiesta mayor de la ciudad y a la que llegan unos dos millones de visitante, apenas habilita entre 250 y 300 mingitorios. Está claro que, a juicio del Govern valenciano, la fe mueve montañas y, también, próstatas.

Una historia de dos hermanos

Por: | 09 de mayo de 2017

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De la picaresca del siglo de Oro hemos pasado al servilismo descarnado del siglo XXI, y si en el primer caso el pícaro se buscaba la vida con el engaño para sobrevivir, en el segundo, el dirigente político y los funcionarios más cualificados, cometían todo tipo de tropelías para satisfacer a los poderosos. Todo lo que está acontenciendo en torno a las energías renovables es ejemplar. Esta es, a grandes rasgos, su historia reciente.
El pasado 5 de mayo se publicaba la noticia de que "El Centro Internacional para el Arreglo de Diferencias sobre Inversiones (Ciadi) ha multado a España con 128 millones de euros, más intereses, por los perjuicios que el recorte de las primas a las renovables causó a tres plantas termosolares instaladas por el fondo británico Eiser Infrastructure". Dicho centro depende del Banco Mundial, un dato clave porque se ajusta a las leyes internacionales. Las leyes españolas, por su parte, impiden que los inversores nacionales puedan cobrar indemnización alguna. Esa sentencia es la primera de un total de 27 reclamaciones de fondos de inversión internacionales que, presumiblemente, tendrán las mismas consecuencias.
En 2007, el Gobierno animó a invertir en energía renovables, prometió ayudas de hasta el 40% y gran rentabilidad a los inversores. Tres años después comenzaron los recortes que se incrementaron en 2013 y 2014 hasta culminar en 2015 con un real decreto. Fue el principio del fin de 62.000 instalaciones fotovoltaicas. Ahora, los inversores internacionales podrán recuperar sus fondos, todos o en parte, no así los españoles. ¿Y a quién se le ocurrió la idea de llevar hasta el extremo los obstáculos a las renovables? ¡Tachín, tachán!: a Alberto Nadal, ex secretario de Estado de Energía cuando presidía el ministerio el inolvidable José Manuel Soria a quien el Gobierno de Rajoy estaba empeñado en colocarlo, inútilmente, todo hay que decirlo, en un alto cargo del mencionado Banco Mundial, suponemos que para tratar de remedar esas 27 demandas de fondos de inversiones.
La cosa no acaba aquí. El citado Alberto Nadal, la lumbrera artífice del real decreto que colmó el vaso de la paciencia de los fondos internacionales, es hermano gemelo de Alvaro Nadal, actual responsable del ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital (ver foto), quien hace un tiempo ya anunció a la ciudadanía que tendríamos que acostumbrarnos a la volatilidad del precio de la luz: unos meses muy caros, otros más baratos, que dependía de la lluvia y el viento. También fue el destinatario de una dura carta de de la Comisión Europea para que explicara las razones que estaban detrás de las trabas administrativas impuestas por su ministerio al autoconsumo eléctrico.
En resumen: un Nadal recorta. Otro Nadal dice que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. Los inversores, que sí, que llueva lo que quiera pero usted me debe una pasta. ¿Y quién la va a pagar? Redoble de tambores...: la ciuadadanía. ¿Cómo?: el Gobierno se ha apresurado a introducir una enmienda en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado de este año para permitir que el coste de estas indemnizaciones puedan cargarse a los costes del sistema eléctrico y pagarse con el correspondiente incremento de la tarifa eléctrica. ¿Y quién es en la actualidad el Secretario de Estado de Presupuestos? Más redoble de tambores y trompetas: Alberto Nadal, el que se inventó el real decreto. Ellos se lo guisan, ellos se lo comen pero lo pagamos nosotros. El Lazarillo de Tormes era un aficionado al lado de estoa personajes.

Allí y aquí

Por: | 08 de mayo de 2017

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Un 66,06% frente a un 33,93%, La primera batalla frente al populismo de la extrema derecha está resuelta. Macron casi dobla los votos de Le Pen. Francia opta por lo malo conocido frente a lo peor por conocer. Bien. Con todo, las elecciones francesas aportan algunas consideraciones de interés. Por ejemplo, la incomprensible actitud de su candidato más izquierdista, Jean-Luc Mélenchon, de negarse a apoyar al candidato centrista frente al protofascismo del Frente Nacional. Tenía razón El Roto, una vez más, cuando días atrás publicó una viñeta en la que el texto decía, más o menos,  "Piden que se vote a la derecha para que no gane la extrema derecha", y así era. La cuestión es preguntarse por qué hay que elegir entre esas dos opciones. Y la respuesta es simple: porque la izquierda no pasó el corte de la segunda vuelta, porque su división cainita y la incompetencia del Gobierno socialista de Hollande, la han arrumbado a un papel secundario en la política nacional.
Probablemente las comparaciones, efectivamente, son odiosas pero también pueden ser útiles. Traslademos a España el escenario político. Teóricamente no hay extrema derecha digna de consideración y los rescoldos de la misma están en el PP: son los que promueven y aprueban la Ley Mordaza, los que consideran que los descendientes de las víctimas republicanas de la guerra civil que desean enterrar dignamente a sus muertos sólo buscan subvenciones, los que destruyen los discos duros o avisan a los presuntos corruptos que les están investigando, los que firman contratos con las grandes empresas que sólo les favorecen a ellas... En resumen: los que creen que España es su cortijo.
La izquierda si es algo, es cainita. Los más radicales tuvieron hace algo más de un año la posibilidad de desbancar a la derecha: no lo hicieron. Vivían una borrachera de éxitos que les impidió ver el bosque e, incluso, los árboles. En su decisión subyacía un mensaje: es mejor lo malo conocido que lo nuevo por conocer, sobre todo si no estamos nosotros. Vale.
La izquierda socialdemócrata lo tiene aún más claro: vamos a darnos de garrotazos y que gane el mejor aunque quede malherido. Ayer mismo, en un mítin de Pedro Sánchez en Calasparra (Murcia), su alcalde, José Vélez, tuvo a bien dejar constancia ante su líder de su finura analítica al calificar a la gestora de "prácticas mafiosas" y proclamar que su contrincante, Susana Díaz, "se ha puesto de rodillas ante Mariano Rajoy". Es una buena forma de buscar la unidad, sobre todo la de la derecha.

Lo cotidiano

Por: | 07 de mayo de 2017

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La tercera temporada de American crime (Movistar Series) es una extraordinaria demostración de talento y, al mismo tiempo, una espléndida conjunción de estilos literarios y cinematográficos. En pocas ocasiones como en los ocho capítulos de la serie creada por John Ridley se puede palpar mejor la influencia del realismo sucio en la narrativa audiovisual, un movimiento literario que reivindica la sobriedad expresiva, la concisión del lenguaje y la importancia del contexto en el que se desarrolla una acción que rehuye de lo extraordinario desde la convicción de que lo cotidiano engloba la totalidad los hechos y sentimientos humanos.
Dejemos que sea Raymond Carver, uno de los grandes escritores estadounidenses del siglo XX, quien lo exprese: "Tanto en la poesía como en la narración breve, es posible hablar de lugares comunes y de cosas usadas comúnmente con un lenguaje claro, y dotar a esos objetos, una silla, la cortina de una ventana, un tenedor, una piedra, un pendiente de mujer, con los atributos de lo inmenso, con un poder renovado". John Ridley y su equipo de guionistas lo entendieron muy bien: lo cotidiano, lo común, atesora un inmenso poder para construir una trama que fluye sin grandes sobresaltos hasta que la acumulación de los pequeños detalles, de los hechos sin gran relevancia, desemboca en el drama. Y de nuevo surge Carver: "Uno puede vivir obedeciendo todas las normas y un buen día, de pronto, nada importa un pimiento. Se te acaba la buena estrella, ¿entiendes?". ("De qué hablamos cuando hablamos del amor").
Una tercera temporada, con total autonomía de las precedentes como es habitual en American crime, en la que Felicity Huffman, Regina King, Timothy Hutton, Lili Taylor y Benito Martínez coprotagonizan un reparto a la altura de una serie en la que se tocan temas como la explotación laboral y sexual, el tráfico de personas y la hipocresía social de la clase más afortunada en una Carolina del Norte que sobrevive a la crisis económica con esa fórmula de enfrentarse a la vida que explicó el pasado miércoles el presidente Rajoy: "Saber decir que sí y saber decir que no, saber mirar para otro lado".

Alcohólicos famosos

Por: | 05 de mayo de 2017

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Lo dijo Montoro en el Congreso de los Diputados: "Hemos salido de la borrachera del gasto público y algunos quieren irse de copas para celebrarlo". Vale.
"¡Hola!, me llamo Manuel Fraga Iribarne y soy alcohólico presupuestario". "¡Hola, Manuel!", contestaron a coro el resto. "Hace años, en vida", siguió Manuel, "organicé una queimada con unos amigos. Salió muy bien, la verdad, sobre todo porque cuando ya estábamos bien puestos se me ocurrió una gran idea: A Cidade da Cultura. ¡Se van a enterar los analfabetos!".
La Ciudad de la Cultura se empezó a construir en 2001 y se inauguró en enero de 2011 -sólo dos de sus edificios-. El proyecto nunca llegó a cumplirse tal y como lo concibió su arquitecto, Peter Eisenman, y parte de la obra fue paralizada. El coste final del proyecto fue de 475.9 millones de euros, cuatro veces el presupuesto inicial. El megalómano proyecto pasará un año más entre andamios, después de que haya aparecido un fallo de construcción que obligará a revisar 70.000 piedras de las 85.000 existentes en sus fachadas ante el riesgo de desprendimiento. El mantenimiento del tinglado tiene un coste para la Administración autonómica de 4.010.729 euros al año. Esto quiere decir que las 479.418 personas que pasaron por el complejo durante el 2015 le costaron a la Xunta 8,36 euros por visitante y día.
"¡Hola!, soy Francisco Camps, y soy alcohólico de eventos y obras públicas". "¡Hola, Francisco", replicaron el resto del corrillo. "En Valencia somos muy dados a las fiestas. Ahí está Paquito el chocolatero como el tema que más ha recaudado en la SGAE, y con tanta jarana las borracheras son constantes y variadas. Tuve varias ideas aunque he de reconocer que con la ayuda de otros, desde Carlos Fabra a Rita Barberá: la Ciudad de las Ciencias y las Artes, con el Ágora incluido; el Aeropuerto de Castellón; la America's Cup y la Fórmula 1, las calatravadas no realizadas pero cobrados los proyectos..., en fin que con el caloret de las fiestas a uno se le calienta la boca". En resumen: más de 4.000 millones de euros sin contar la corrupción porque para robar hay que tener la cabeza fría.
"¡Hola!, me llamo Esperanza Aguirre y soy alcohólica de "no me consta". "¡Hola, Esperanza!", saludaron todos. "Fue en un San Isidro. Me vestí de chulapa y me fuí a la pradera del santo. La verdad es que me pasé de Chinchón dulce y se me ocurrió la Ciudad de la Justicia". 100 millones de euros sin justificar y un descampado como metáfora judicial.
"¡Hola!, me llamo Cristóbal Montoro y soy el azote de los borrachos". "¡Hola, azote!", le contestaron. "Lo cierto es que no sabía cómo acabar con los defraudadores y se me ocurrió  hacer una amnistía fiscal. Aquello fue el acabose: botellas de champán, matasuegras, serpentinas..., la de dios". Después se supo que afloraron unos 40.000 millones de euros tipo Jordi Pujol, de esos que durante 34 años "lamentablemente, no se encontró nunca el momento adecuado para regularizar esta herencia, como sí han podido hacerlo otras personas". Pues bien, de ese afloramiento Hacienda recaudó 1.200 millones en lugar de los 4.000 millones inicialmente previstos. Dicho de otra manera: en lugar de pagar el 10% de lo regularizado, el gravamen medio fue del 3%. Si se da una fiesta que sea de verdad: a tope.
Después intervinieron Álvarez Cascos y sus autopistas radiales (entre 2.100 y 5.000 millones de euros); Miguel Sebastián y su contrato con Florentino Pérez por la plataforma "Castor" (1.700 millones de euros); Juan Pedro Hernández Moltó y su aeropuerto de Ciudad Real (1.000 millones) y así sucesivamente... "Hemos salido de la borrachera del gasto público y algunos quieren irse de copas para celebrarlo". ¡Qué grande eres, Montoro!


De la nieve

Por: | 04 de mayo de 2017

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Cardinal, una muy interesante serie canadiense que emitió Calle 13 y cuya primera temporada de seis episodios se puede ver en Movistar Series, ratifica la apuesta del Gobierno de aquel país por la industria del cine y la televisión. Basada en una de las novelas de Giles Blunt, ya ha sido renovada para dos nuevas temporadas siempre en base a la saga de novelas que protagoniza el inspector de homicidios John Cardinal, acompañado por la inspectora Lisa Delorme. Nieve, mucha nieve, asesinatos y psicópatas son sus pilares. Es la ola de frío que parece haberse aposentado en las series: The Killing, The Tunnel, Fargo, Fortitude, Occupied, incluso la que ahora rueda Cesc Gay, Félix, entre otras producciones de distintos países, comparten los paisajes nevados en sus localizaciones.
El cine, sobre todo el estadounidense, fue siempre como dijo el clásico "un patio de butacas que hay que llenar". Y es precisamente ese anhelo de rentabilidad lo que ha diversificado los emplazamientos de sus producciones, sobre todo hacia Canadá, en busca de mejores condiciones fiscales. Unos datos: la industria del cine y la TV de Ontario celebró su mejor año en 2015, contribuyendo con 1.131 millones de dólares a la economía de la provincia y apoyando a casi 32.500 empleos directos o asociados. Las inversiones extranjeras lideradas por el sector televisivo se incrementaron en un 52% respecto a 2014 con una contribución de algo más de 500 millones de dólares estadounidenses.
Naturalmente comparar los gobiernos canadiense y español no sólo sería odioso, sería un insulto para los canadienses. Además de mantener ese rencoroso 21% de IVA en las salas cinematográficas, la mayor aportación a las infraestructuras cinematográficas nacionales fue esa chapuza de la Generalitat Valenciana que llamaron la Ciudad de la Luz y que ejemplifica la gestión de los conservadores: por sentencia del Tribunal Supremo los terrenos no edificados en los que se ubica tendrán que ser devueltos y los construidos, indemnizados sus propietarios. La Generalitat los había expropiado ilegalmente. Bruselas, por su parte, ha declarado ilegales también las ayudas concedidas para levantar y gestionar el complejo por un total de 265 millones que habrá que devolver y a ello hay que añadir que el tinglado tiene una deuda que supera los 190 millones de euros. Fueron unos años de borrachera de gasto público, como diría el ministro Montoro, con la particularidad que ministro y borrachos lo eran del mismo partido. Chapéau, señores Zaplana y Camps. Y una recomendación final: apúntensen a alcohólicos anónimos, por favor.

Dos de mayo

Por: | 02 de mayo de 2017

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Hay muchas formas de conmemorar el levantamiento del 2 de mayo de 1808. También hay muchas formas de gestionar el dinero público pero sólo hay un caso en que ambos hechos, la conmemoración y la gestión, resultan ejemplares de lo que no hay que hacer.
El 18 de marzo de 2009 se publicaba la noticia de que "la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha denunciado que el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) ha denegado los permisos a José Luis Garci para doblar al inglés su película Sangre de Mayo y llevarla a festivales internacionales, "por no haber sido de los de la ceja y porque no aplaude a ZP". Aguirre ha afirmado que la decisión del Instituto es de un "sectarismo lamentable", y ha defendido el "resultado artísticamente muy satisfactorio" de esa película, que ella misma encargó a Garci para conmemorar el Bicentenario del 2 de mayo de 1808 y que pagó Telemadrid. Bien.
 El distinguido cineasta propuso a la expresidenta de la Comunidad, cuya incompresible y amplia trayectoria política acaba de concluir de una manera lamentable tras dejar trás de sí un reguero de imputados en diversos procedimientos judiciales y prisones, llevar a la pantalla Sangre de mayo, una producción que, a su juicio, necesitaría de 15 millones de euros para realizarla, es decir, seis o siete veces más que cualquier producción media española sin que, por supuesto, los responsables del cortijo audiovisual de la expresidenta se les ocurriera considerarlo excesivo. La película se estrenó el 3 de octubre del 2008. Wikipedia ofrece un par de datos con su habitual sobriedad: "De las películas españolas estrenadas en 2008, Sangre de Mayo ocupó la posición 21, con 126.905 espectadores y 738.707,31€ de recaudación". Costó 15 millones y recaudó menos de uno. Posteriormente se investigó su financiación por posibles irregularidades y corrupción.
Que Esperanza Aguirre denunciara al ministerio de Cultura cinco meses después del desastre económico de su cinematográfica conmemoración porque se le había denegado el permiso para doblar al inglés su película no sólo es una tontería (el ministerio no tiene que dar ningún permiso a ninguna productora para doblar a la lengua que quiera su película), es una mentira. En una nota del ICAA se explica que "lo único que ha hecho el ICAA es denegar la solicitud planteada por la productora NickelOdeon de que, "al margen de toda subvención reglada", se pagara "a costa del Instituto" el tiraje de una copia de Sangre de Mayo subtitulada en inglés. Considerando, además, que una productora que ha recibido una ayuda directa de 15 millones de euros por parte de la Comunidad de Madrid/Telemadrid [subvención quince veces superior a la máxima que pueden percibir como ayuda estatal las películas españolas] no precisa que también se haga una copia subtitulada a expensas del dinero público".
Tres años después de esta historia la dirección de Telemadrid, ante la gravedad de su situación económica, aprobó el despido de 925 trabajadores, el 80% de la plantilla. Unos meses más tarde, en abril de 2013, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid declaró "no ajustado a derecho" el expediente de regulación de empleo obligando a la cadena a readmitir al comité de empresa, y a readmitir al resto de empleados o indemnizarles por despido improcedente. En honor a la verdad habrá que dejar constancia de que en esta historia de regulación de empleo y despidos improcedentes quien presidía la Comunidad era Ignacio González, el ahijado político de Esperanza Aguirre y gran gestor de los caudales públicos, como es sabido.
Y éste es el relato de cómo estos dos malandrines, Aguirre y Garci, quisieron rendir homenaje doscientos años después a quienes se levantaron ante la represión de las fuerzas de ocupación napoleónicas, que tan bien narró en su día Benito Pérez Galdós, y que decidieron festejar a su modo y manera.

El País

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