Uno de los efectos colaterales más lamentables de estos días intensos es que han pasado casi desaparcibidas las conclusiones que hace una semana expuso la fiscalía de la Audiencia Nacional que juzga la primera época del caso Gürtel: "La fiscal Anticorrupción, Concepción Sabadell (ver foto), concluye que el entramado corrupto liderado por Francisco Correa usó las contrataciones para “enriquecerse” y “financiar al PP” de forma fraudulenta. Los acusados imponían “sobreprecios” en las adjudicaciones que no beneficiaban a las administraciones implicadas “sino a los propios acusados y al Partido Popular”. El daño provocado por la trama en las distintas causas en las que está dividido el procedimiento supera los 800 millones. Para la fiscal Sabadell, con este método se perjudicó “gravemente al interés general esquilmando las arcas públicas”, y este sistema “se instaló, extendió y enraizó en diferentes entidades públicas y ayuntamientos” como Madrid, Pozuelo, Majadahonda, o la propia Comunidad de Madrid". En circunstancias normales la calificación de la fiscal sería el gran tema de portada de todos los medios de comunicación.
Que el PP y Convergencia son los partidos más corruptos de España parece indudable, sin olvidarnos de los Ere andaluces. Que la fuga hacia adelante de la amalgama independentista (burgueses y antisistema de la mano) les ha venido al pelo tanto a sus 3% como a los gürtelianos peperos, parece indiscutible. ¿Y los de Podemos?, pues en un mundo de contradicciones notables a propósito de las naciones, de los referendos, de los Podem por un lado y el resto por otro.
Lo señaló ayer Pedro Sánchez en Galicia: los parlamentarios catalanes votan en secreto para evitar posibles imputaciones judiciales pero exigen a los funcionarios que desobedezcan las órdenes del Gobierno central pese a las consecuencias que les puede acarrear tal actitud. Oriol Junqueras por su parte dice no reconocer el cese de su cargo de vicepresidente económico pero ya no dice más tonterías con las que pretendía minimizar la fuga de empresas, desde que se pelearían para instalarse en Cataluña hasta que como se han ido a los Países Catalanes no hay problema o que aún quedan 200.000 más. Cualquier cosa menos reconocer su fracaso como responsable de la política economica.
El domingo, el expresident Puigdemont desde Girona, tuvo a bien decir cosas como "la mejor manera para defender las conquistas alcanzadas hasta hoy es la oposición democrática a la aplicación del artículo 155, que es la consumación de una agresión premeditada a la voluntad de los catalanes que de manera muy mayoritaria y a lo largo de muchos años nos hemos sentido Nación de Europa". Lo que no explicó fueron "las conquistas alcanzadas hasta hoy". ¿Qué conquistas, las de aprobar una República Independiente con 70 votos tras retorcer el Estatut, que exigía 90 votos, hasta amoldarlo a su conveniencia?, ¿la de celebrar un referéndum repleto de irregularidades y sin las garantía mínimamente exigibles, como así concluyeron los observadores internacionales, quienes, tras denunciar las cargas policiales contra la población, rechazaron la adecuación del referéndum a los estándares internacionales por "el trabajo en el anonimato y sin transparencia de la administración electoral que debía velar por el 1-O". De lo de que "a lo largo de muchos años nos hemos sentido Nación de Europa" parece más una despedida que otra cosa. Todos hemos visto y oído el rechazo de la Unión Europea a la ocurrencia del Govern. Naturalmente, ni un resquicio para la autocrítica.
Y por si todo esto fuera poco, al Madrid no se le ocurrió otra cosa que perder ante el Girona, suponemos que para paliar tanto disgusto soberanista. ¡Hasta el tradicional señorío debe tener sus límites! En fin... muertos Berlanga y Azcona sospecho que nos quedamos sin el análisis lúcido de la situación.