TV Blog de Harguindey

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La televisión es la reina de la casa. Lo que se pretende en este espacio es comentar la actualidad televisiva más inmediata, los programas del día, desde cualquiera de los que se definen como “telebasura” a las retransmisiones deportivas, los espacios informativos, documentales, las películas o las series. Son los comentarios y recomendaciones de un telespectador común.

Sobre el autor

Ángel Sánchez Harguindey

Ángel Sánchez Harguindey perteneció a la plantilla de El País desde su fundación en 1976. Fue jefe de la sección de Cultura, responsable del suplemento cultural Babelia, redactor jefe de El País Semanal, redactor jefe de la sección de Opinión y Adjunto a la Dirección.
Ha publicado el libro "Memorias de sobremesa. Conversaciones con Rafael Azcona y Manuel Vicent" (Editorial Aguilar)

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De las dimisiones

Por: | 09 de octubre de 2017

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En vísperas de lo que puede ser la guinda de las ceremonias de la confusión, esa clandestina e hipotética declaración unilateral de independencia de Cataluña, quizá sea el momento de comentar el comportamiento precedente de los principales responsables del asunto.
En líneas generales sabemos de la desidia de uno en los últimos cinco años, y de la obcecación de otro con un único objetivo. Dos actitudes que se han alimentado mutuamente con ese concepto tan alicorto de la política basado más en los errores ajenos que en los aciertos propios. Y lo cierto es que errores, sin duda, son lo que más abundaron en estos años.
Curiosamente uno y otro se han autoproclamados garantes de la democracia, dueños y señores de las esencias del mejor de los sistemas políticos posibles, o el menos malo, como se prefiera. Y al mismo tiempo, uno y otro, han dado sobradas muestras de que su concepción de la democracia es parcial, que aluden a ella cuando les conviene a sus intereses partidistas despreciando el bien común, el bienestar de la ciudadanía.
Un ejemplo de lo dicho es preguntarse ¿cuántos responsables directos de las torpezas y errores reconocidos han dimitido?, ¿cuántos han renunciado al cargo que desempeñan en uno o en otro Gobierno? Ciñéndonos a lo más próximo, a lo ocurrido en los últimos cuarenta días, no encontramos, de un lado, con una notable lista de imputados en procedimientos judiciales a los que nadie les ha exigido la dimisión o el cese. Al parecer eso sólo cuenta para delitos de corrupción económica, la corrupción política se ha transformado en relato heroico y ya tenemos a la Forcadell reconvertida en Agustina de Aragón.
Pero también nos encontramos, de otro lado, con un responsable de la coordinación de todas las fuerzas del orden en Cataluña ante el referéndum del 1 de octubre, Diego Pérez de los Cobos, director del Gabinete de Coordinación y Estudios de la Secretaría de Estado de Seguridad y coronel de la Guardia Civil (ver foto de archivo), que falló estrepitosamente en su cometido y no precisamente por falta de información: "Tras conocerse esta decisión, el conseller de Interior, Joaquim Forn, en una declaración institucional, ha asegurado que los Mossos d'Esquadra, a través del mayor Josep Lluis Trapero, han expresado "la voluntad del Cuerpo de no aceptar la coordinación del representante del Estado español" con el resto de fuerzas de seguridad". El resultado de esa torpeza ya lo conocemos.
Tampoco tenemos noticia de algúna dimisión en la consellería de Economía, departamento que ha conseguido con constancia la fuga de las principales empresas y bancos de Cataluña. Sabemos, eso sí, de un par de declaraciones pueriles de su máximo representante, Oriol Junqueras, del tipo de "se van a los Països Catalans" o "se van temporalmente", mientras tiene imputados a buena parte de sus hombres de confianza. Lo dicho: todos son portadores de la esencia democrática siempre que la democracia no anteponga el bienestar de la ciudadanía a los intereses electorales del partido.

Submundo

Por: | 08 de octubre de 2017

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Frente al complejo de Peter Pan, ese inútil anhelo de no envejecer nunca, siempre queda el remedio de contemplar un programa de ESL One (Movistar eSports): quedará sorprendido de su absouta ignorancia. Acaba de aterrizar en un submundo incomprensible que, sin embargo, es capaz de atiborrar con miles de enfervorizados seguidores el Barclays Center de Nueva York.
Para los que aún duden de lo dicho ofrecemos una pequeña reseña de un encuentro de jugadores de videojuegos: "Hace unas semanas que se celebró la ESL One New York 2017 que nos dejó algunos buenos momentos dentro de la escena competitiva de CS:GO. Entre ellos podemos destacar esta jugada de NiKo que, apostado en la zona de B de Inferno, logró acabar con 4 jugadores de Team Liquid en una exhibición de cómo se debe mantener una posición para eliminar a todos tus rivales. Para más inri, dos de ellos sucumbieron con dos sendos one tap espectaculares".
Claro que se pueden ofrecer otros ejemplos. "Gracias al gankeo de Ascal en la top lane, Imba se llevó la primera sangre de la semifinal para el equipo de MRDS Academy, pero AIE Gaming no estaba por la labor de permitir a los chicos de Movistar Riders llevar las riendas de la semifinal.  AIE empezó a coger ventaja, se llevaban las teamfights, Nashor y las torres, sumado a las batallas a las que conseguían dar la vuelta, pudieron tirar el nexo de sus rivales con una abultada diferencia en el marcador". Y si alguien estaba preocupado por el deterioro de la lengua española, ningún problema: todo está controlado. "Los pusheos y las teamfights empezaron a fraguar para ellos en la zona de top y continuaron en ascenso durante el resto del encuentro". ¿Alguna duda?
Lo extraordinario del caso es que el programa cuenta con tres analistas, todos ellos con motes, naturalmente, para facilitar la comprensión de lo que ocurre a los espectadores. Ya lo dijo Tom Cruise: misión imposible.




De la manipulación

Por: | 06 de octubre de 2017

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“Siempre hemos hecho lo que el mandato democrático nos ha encargado”, ha asegurado el vicepresidente cuando ha sido preguntado sobre la posibilidad de declarar la independencia, si bien no ha aclarado si esto sucederá el lunes. Quien así se explicaba en la mañana de ayer, en una muy amplia entrevista en la Sexta era Oriol Junqueras, vicepresidente de la Generalitat y líder de Esquerra Republicana, además de responsable de Economía del Govern. Bien.
Lo que Oriol Junqueras no explicó es que "el mandato democrático" que se les ha encargado en realidad es el mandato de 72 parlamentarios que previamente habían tenido a bien modificar porque sí las reglas básicas democráticas del Estatut que exigían un mínimo de 90 votos a favor de cualquier modificación legislativa importante, rechazar los informes y recomendaciones de los letrados del Parlament y, naturalmente, ignorar la Constitución española y al Tribunal Constitucional. Dicho con otras palabras: se sustituyeron las instituciones estatales por imposición, que es una de las definiciones del golpe de Estado.
También es curioso que un Gobierno y un Parlamento que están a punto de aprobar la decisión más importante para la ciudadanía desde que se recuperó el sistema democrático siga jugando al secretismo. El vicepresidente Junqueras fue entrevistado el jueves, es decir, a falta de cuatro días de un pleno parlamentario decisivo, y suspendido por el Constitucional al que no reconocen, pero ni él, ni la presidenta del Parlamento ni, por supuesto, el presidente del Govern quieren aclarar qué es lo que se va a votar ese lunes, si es que se va votar algo, que tampoco está claro.
Las noticias sobre el mismo llegan por una formación política minoritaria (10 parlamentarios) cuyos militantes y simpatizantes, o una parte de ellos, ahora han decidido beatificar a los mismos Mossos d'esquadra que el 27 de mayo de 2011 desalojaron violentamente de la Plaza de Cataluña a quienes allí se manifestaban pacíficamente. Pero quizá lo explicó mejor el entonces comisario de los antidisturbios de los Mossos, Sergi Plá, en una charla con Jordi Évole: "La policía tiene que ganar. La policía siempre gana. La policía ejerce lo que la ley dice en representación de la sociedad". Pues no se diga mas.
Llevar en secreto una decisión de este tipo es una falta absoluta de respeto hacia ese pueblo catalán del que hablan constantemente y del que se han autoinvestido como sus representantes. Conviene recordar una vez más que quienes han decidido dar un golpe de Estado incruento representan a algo menos del 50% de los votantes y que la posible declaración de independencia se basa en los resultados de un referéndum ilegal, voluntarista y sin las mínimas garantías de fiabilidad.

P.D.- Para evitar elementales suspicacias por no hablar del Gobierno de Rajoy, reproduzco el extracto final del artículo en El País de ayer, jueves, de J.I.Torreblanca, El fusible Rajoy. Dice así: "Rajoy ha asistido impávido durante años al desbordamiento de la tensión. Todas sus previsiones han resultado fallidas: los independentistas se dividirían, no iba a haber referéndum, los Mossos iban a colaborar, no habría declaración de independencia. Y todas sus actuaciones fracasadas en términos de eficacia pero también de comunicación, interior y exterior. Nunca ha tenido un plan, ni parece tenerlo ahora, más allá de trasladar los costes a otros y evitar su desgaste. Desde el Rey hasta la Fiscalía pasando por la Policía, Guardia Civil o los jueces, todas las instituciones del Estado han sufrido las descargas de alta tensión que él no ha querido asumir. Nunca nadie pidió tanto apoyo para hacer tan poco, tan tarde ni tan mal". Fin de la cita.

Cuanto peor, mejor

Por: | 02 de octubre de 2017

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Primera impresión: los antifisturbios son prodisturbios. Primera conclusión: al ministro del Interior ni se le ha pasado por la cabeza presentar su dimisión por su incompetencia. El encadenamiento de torpezas y oportunismos varios ha conseguido, probablemente, que los que despreciaron la Constitución, el Estatut y las mínimas normas democráticas se convirtieran en víctimas de la "opresión" del Estado. Dicho de otra manera: quienes mostraron sus cartas tramposas modificando a su gusto toda la legislación que les incomodaba y desoyendo a los letrados de su Parlament, por obra y gracia de la inutilidad ajena, se han convertido en héroes de no se sabe qué aunque, eso sí, con el lema de "cuanto peor, mejor". Sólo hay que ver la prensa internacional.
Escuchar, por ejemplo, a Bartomeu, decir que cerraron el Camp Nou para que el mundo supiera lo que sufre Cataluña es de un cinismo absoluto. El señor Bartomeu, con otros muchos "nacionalistas" de toda la vida, es uno de los aspirantes a Soto del Real por sus tropelías fiscales y sus engaños contracttuales. Dicho también de otra manera: revestirse con la estelada es aspirar a la amnistía de esa añorada República, amnistía que por cierto se encargaron de dejarlo alto y claro los 72 parlamentarios que aprobaron la ley de desconexión. Sin duda una parte de esos parlamentarios autosatisfechos habrían intervenido años atrás -en junio de 2011- en el acoso al Parlament hasta el punto de que medio Govern, con su entonces insultado presidente Artur Mas, y hoy aclamado expresident a la cabeza, tuvieron que acceder en helicóptero. Ya lo dijo Groucho Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan...tengo otros".
Comprobar las cargas de la policía es ratificarse en la convicción de que la policía -todas las policías- hace lo que sabe y para lo que está entrenada: reprimir. Los ahora aplaudidos Mossos d'Escuadra por su inacción son los mismos que fueron vilipendiados por sus cargas en noviembre de 2012, cuando una mujer perdió un ojo en la Plaza de Catalunya por el disparo de una bala de goma, hecho que, naturalmente, negó el entonces conseller de Interior Felipe Puig, el mismo que achacó a la mala suerte el que otro Mosso le abriera la cabeza a un niño de 13 años en Tarragona en la misma jornada de huelgas y manifestaciones. La violencia es consustancial con el oficio, son y están ahí para eso y, además, cuentan con la cobertura de jueces y políticos. Podrán ser más o menos brutales pero les pagan para hacer lo que hacen. No se trata de justificar la brutalidad, se trata de conocer el terreno que se pisa.
Todos los políticos han dicho por activa y por pasiva que el día 2 de octubre hay que comenzar a dialogar. En la tarde del día 1, con el oportunismo que le caracteriza, Pablo Iglesias ha reivindicado la moción de censura a Rajoy. Es decir, que el diálogo se deja para más adelante: ahora lo importante es volver a tensar la cuerda con Pedro Sánchez, esa obsesión que le persigue desde que con su torpeza, en febrero de 2016, impidió que accediera a la Moncloa. Podemos ha optado por el maximalismo: o todo o nada, hasta en la aprobación de la nueva ley contra la violencia de género. Es lo que Lenin analizó en "La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo".
Por último: que Turull anunciara los resultados de una consulta que se celebró en unas condiciones imposibles -cambios esenciales sobre el censo 45 minutos antes de que comenzaran las votaciones, sin sistema informático, sin ningún control sobre los votantes, sin junta electoral, con broncas, altercados y cargas policiales- demuestra que dicha consulta era una redundancia. El Govern, con la ayuda de la mitad del Parlament, ya había declarado la independencia a primeros de setiembre. Que ahora Puigdemont la anuncie para los próximos días en base a un 38% de un supuesto censo electoral -algo menos que en la consulta del 9 de noviembre- demuestra que ansía aumentar un problema, "cuanto peor, mejor", con la inestimable ayuda, eso sí, de un Gobierno central incapaz de ver más allá de la porra y de las pelotas de goma.

El País

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