Es el momento de hacer balance. El PP ha sido condenado civilmente por lucrarse con dinero negro (en esos años no existía el delito penal de la financiación irregular). Sus líderes no tienen credibilidad al mismo tiempo que identifican el porvenir de España con el suyo propio. Los que no compartan lo que deciden son unos traidores, unos Judas. Piden estabilidad mientras degradan hasta lo inconcebible todas las instituciones que permiten la estabilidad del sistema. Naturalmente no dimiten por patriotismo. ¿Qué iba a ser de España sin nadie que la esquilme? Ya lo dijo en su día ese lince de la política y el desparpajo que es Rafael Hernando: "Los pensionistas tendrían que salir a la calle a darle las gracias al Gobierno". Somos todos unos maleducados.
Los socialistas, por su parte, se han apresurado a presentar una moción de censura. Sánchez de Presidente unos meses, el tiempo que convenga para recuperar electorado aunque recubriéndolo de una serie de medidas sociales que, naturalmente, no apoyarán ni los populares, ni Ciudadanos ni el PNV, es decir, que habría que verlo.
Luego tenemos a los de Rivera, mucho mejor colocados en sus expectativas de acceder al Gobierno por lo que rechazan la propuesta de los socialistas. Como decían los de Media Markt: no somos tontos. Piden la dimisión del falto de credibilidad y exigen elecciones. Bien. En la Comunidad de Madrid rechazaron también la moción de censura socialista pero sin exigir elecciones: que gobierne el siguiente en la lista del PP. Un patriotismo que depende de las expectativas.
Los del PNV entienden el patriotismo como una de las bellas artes de engordar sus presupuestos y para complicar un poco mas tanta generosidad exigen que no se convoquen elecciones. Esos lunes de los pensionistas en Bilbao... El poco honorable President no acepta nada hasta que salgan de la prisión los encarcelados aunque, eso sí, habla de recuperar los derechos civiles. De los derechos del 53% de la población de Cataluña no habla, y cuando decae un poco su ánimo se va a Berlín que, de momento, es el nuevo Lourdes del independentismo.
La guinda la ponen los de la toma del Palacio de Invierno auque ahora se encuentran algo más divididos. Para Monedero, uno de esos raros individuos políticos con el síndrome de Peter Pan, los anticapitalistas no son revolucionarios, son revoltosos, es decir, que no se puede contar con ellos para tomar ningún palacio. Para el líder supremo lo importante es que aprueben la compra del chalé y que lo aprueben muchos. Voilá: más de 120.000 que sí, que os lo compréis pero más de 60.000 que no, que no os lo compréis. Resuelto al problema inmobiliario apoyarán la moción de censura y sin exigir ni una vicepresidencia, ni el CNI ni la TVE. De lujo.