El redentor de la derecha española ha tardado tres días en dar su opinión sobre las reuniones secretas de Cospedal y su marido con el presunto delincuente Villarejo. Tres días esquivando a los periodistas suponemos que para construir un argumento inteligente y clarificador de tan lamentable asunto: "Hemos tratado de destruir el pendrive", les decía el excomisario, un pendrive que "tenía mucha chicha" sobre la financiación irregular del PP y los pagos en negro a un selecto grupo de dirigentes y en donde se comentaba con total tranquilidad que el cabeza de turco sería Bárcenas, cabeza de turco con una pasta gansa en Suiza, que todo hay que decirlo.
Pero lo de la pasta gansa es algo que algunos próceres de la derecha lo consideran lógico: ellos se dejan la piel por España y es normal que España se lo retribuya generosamente. Lo uno por lo otro. Y si para muestra vale un botón, lean lo que se publicaba en octubre de 2013: "La empresa de asesoramiento inmobiliario de Ignacio López del Hierro, Hilo Inversiones S. L., multiplicó sus ingresos por 13,9 en el año 2011, fecha en la que María Dolores de Cospedal, esposa de López del Hierro, llegó a la presidencia de Castilla-La Mancha, según informa el diario Infolibre. En 2010, la cifra de negocio de Hilo de Inversiones se había limitado a 135.691 euros. En 2011, último ejercicio del que hay cuentas depositadas en el Registro, sus ingresos se dispararon hasta 1,8 millones de euros". Y es que no hay nada como el amor de una mujer, que decía Danny Daniel.
Tres día y tres noches imaginamos de jornadas agotadoras, reunido con sus asesores, con sus hombres de confianza, incluído ese que tiene el récord mundial de lanzamiento de huesos de aceituna con la boca. En mangas de camisa, la corbata ligeramente desabrochada, estrujándose todos la cabeza para encontrar la respuesta brillante... y al tercer día, resucitó. Salió a la palestra en Huelva y dijo sobre Cospedal: "En todo momento ha dado explicaciones y no ha mentido". Deslumbrados se quedaron quienes le oyeron en directo y atónitos el resto de la ciudadanía. Tres días, 72 horas sin abrir la boca para decir esa estupidez de un amantísimo discípulo del de las Azores, ese gran estadista cuyo partido perdió las elecciones por mentir sobre la autoría de los atentados del 11 de marzo de 2004.
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