Fueron 12 estupendas temporadas que finalizaron el pasado viernes. Cuatro frikis, tres novias y una retahila de personajes secundarios inolvidables, probablemente la base de su éxito. La ciencia, las relaciones sociales, las sentimentales, el comic, un viaje espacial, conferencias universitarias impagables, expediciones al Polo Norte, comida thailandesa, venganzas, funerales, banderas, madres dominantes... en realidad por Big Bang Theory (TNT) ha pasado todo lo imaginable referente al ser humano, y siempre con un humor inteligente: un lujo.
Sheldon, Leonard, Howard, Rajesh, Penny, Amy y Bernardette protagonizaron las 12 temporadas pero sin el resto nada hubiera sido igual. ¿Cómo no descubrirse ante la madre de Howard a la que nunca vemos y de la que tenemos noticias por sus gritos y los sarcasmos de su hijo sobre su gordura? Por allí estuvo Stuart, el dueño de la tienda comic y sus permanentes lamentos, o el perverso Barry Kripke quien con Leslie Winkle son los tormentos de un Sheldon fascinado por Beverly Hofstadter, la castradora madre de Leonard y que nada tiene que ver con Mary Cooper, esa madre texana que invoca permanentemente al Señor. Hasta el ascensor -con ese final feliz del último episodio- es esencial.
12 temporadas en las que lo cualitativo del producto se coaligó con lo cuantitativo del mercado. La serie tuvo una media de 11,6 millones de espectadores en EE.UU, con algunos picos que superaron los 20 millones. Tres de sus protagonistas también rompieron moldes en los salarios: a partir de la 8ª temporada cobraron un millón de dólares por capítulo, 22 millones por temporada. Datos que pueden estimular la salivación de los espectadores y que muestran el que el mercado, en ocasiones, se rinde ante el talento.
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