TV Blog de Harguindey

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La televisión es la reina de la casa. Lo que se pretende en este espacio es comentar la actualidad televisiva más inmediata, los programas del día, desde cualquiera de los que se definen como “telebasura” a las retransmisiones deportivas, los espacios informativos, documentales, las películas o las series. Son los comentarios y recomendaciones de un telespectador común.

Sobre el autor

Ángel Sánchez Harguindey

Ángel Sánchez Harguindey perteneció a la plantilla de El País desde su fundación en 1976. Fue jefe de la sección de Cultura, responsable del suplemento cultural Babelia, redactor jefe de El País Semanal, redactor jefe de la sección de Opinión y Adjunto a la Dirección.
Ha publicado el libro "Memorias de sobremesa. Conversaciones con Rafael Azcona y Manuel Vicent" (Editorial Aguilar)

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Incompetencia

Por: | 22 de agosto de 2019

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Incompetencia: "Carencia de capacidad para hacer cierta cosa, especialmente para realizar un trabajo u ocupar un puesto". En pocas ocasiones una definición del diccionario describe mejor la situación actual de los responsables políticos españoles, la de quienes nos gobiernan y la de quienes aspiran a hacerlo. Expertos habrá que sitúen el momento en el que la clase política comenzó su degradación pues si hubo un tiempo no muy lejano en el que la forma de llevar a cabo la transición de una dictadura a un sistema democrático fue aceptada, incluso admirada, por la mayoría, no lo es menos que en la actualidad los herederos de aquellos gestores se han convertido en el segundo problema, tras el paro, que más preocupa a la ciudadanía, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado el pasado junio.
Ejemplos de incompetencia se publican todos los días. Hoy sabemos, por ejemplo, que la Junta de Andalucía tardó cinco días en adoptar las primeras medidas para retirar la carne en mal estado. El Laboratorio Municipal de Sevilla lo advirtió el día 9 de agosto y la Junta esperó al 14 para comenzar a retirar la carne. De momento son ya 150 las personas afectadas por el brote de listerosis, incluída una víctima mortal. Naturalmente, nigún responsable político ha presentado su dimisión.
Otro ejemplo es toda la gestión europea y nacional del Open Arms, un alarde de tomas de decisión contradictorias y confusas. Si ahora se decidió enviar un buque de la Armada a rescatar a los parias de la tierra recogidos por el barco, ¿por qué se esperó 19 días? ¿Cómo se puede alegar que el barco no tenía permiso para recoger náufragos? ¿Cómo se puede permitir que un demagogo como Salvini sea quien lleve la iniciativa y cómo a la oposición española solo le interese poner palos a las ruedas del Gobierno en funciones? De la incompetencia para alcanzar un acuerdo de investidura no es necesario ni mencionarla: llevamos más de tres meses de saturación informativa diaria.
La última crisis económica dejó varias lecciones dignas de ser estudiadas: que incluso en las peores circunstancias posibles los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Que en tiempos de vacas flacas se estimula la privatización de lo que da beneficios y se socializa lo que da pérdidas y que cuando aumenta la desigualdad, aumenta la corrupción: es el todo vale siempre que me beneficie. Burbujas inmobiliarias, artífices del milagro español en Soto del Real, fugas hacia adelante y hacia Bruselas... es probable que todo eso explique, al menos en parte, la degradación de una clase política incompetente e insolidaria.

Parejas

Por: | 21 de agosto de 2019

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Mientras bomberos, voluntarios, unidades del ejército, helicópteros y aviones tratan de sofocar los devastadores fuegos; mientras las cadenas generalistas inundan sus programaciones de concursos de todo tipo y condición para todas las edades; mientras las plataformas en streaming ofrecen innumerables ficciones y documentales; mientras los tertulianos explican y arreglan el mundo cada 24 horas y los comentaristas deportivos analizan al detalle el pisotón de Modric o el gol de Aduriz, nuestros entrañables líderes políticos siguen mareando la perdiz del acuerdo para la investidura casi cuatro meses después de las últimas elecciones. Dicho de otra manera: la sociedad civil cumple sus obligaciones y expectativas, la clase política, no.
Una de las posibles alternativas para salir del atolladero es seguir las reglas de la serie El juego de las llaves, una coproducción de Amazon Prime y Pantaya, la plataforma digital especializada en la población hispana residente en EE.UU, realizada en México y en la que cuatro parejas de amigos, con unas relaciones sentimentales que ya bordean la rutina, deciden jugar al intercambio de parejas por una noche. Se mezclan las llaves de unos y eligen al azar las otras. Algo de eso podrían practicar nuestros dos Pablos, Pedro, Albert y Santiago, y al que Dios se la de, San Pedro se la bendiga.
Las parejas mexicanas, naturalmente, sortean numerosos obstáculos sentimentales pese a que pensadores notables como Cioran ya trataron de desmitificar lo que se llama amor definiéndolo como la unión de dos babas. Son babas, sí, pero, al parecer, es también celos, vértigo, homosexualidad reprimida y toda una serie de prejuicios morales que tienen la virtud de complicar lo sencillo, las babas. Y en eso los protagonistas se parecen a nuestros políticos, capaces de enmarañar lo elemental e indispensable: el acuerdo.

La constancia de la desfachatez

Por: | 01 de agosto de 2019

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Primera obviedad: no todos los políticos son iguales. Segunda obviedad: algunos políticos deberían dedicarse a vender crecepelos milagrosos por su capacidad para manipular la relidad. Un ejemplo: Javier Maroto, el nuevo portavoz del PP en el Senado, un personaje que en su etapa en el Ayuntamiento de Vitoria se destacó por su campaña en contra del empadronamiento de los sin papeles con una propuesta de exigir diez años de residencia antes de regularizar su situación pero que no dudó ni un momento en empadronarse velozmente, en un mes y medio, en Sotosalbos (Segovia) para poder ser designado senador por Castilla-León. El señor Maroto no fue al pueblo ni para censarse. Alguien se ocupó de hacer el papeleo y aportó una autorización de empadronamiento en la misma casa donde vive una familia. Menos mal que Pablo Montesinos, vicesecretario de Comunicación del PP, ha defendido el nombramiento de Maroto porque, dice que "hacen falta más personas como él en la política española".
Claro que el regenerado PP de Pablo Casado y del campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceituna con la boca no han renunciado a algunas de las esencias del partido: la de la desfachatez. Uno de los mantras más comunes de nuestros insignes conservadores, de todos ellos incluyendo a Cs y a Vox, es la de achacar a Pedro Sánchez su dependencia de los independentistas y filoetarras, como dice la arrolladora Cayetana Álvarez de Toledo, cabeza de lista en Barcelona en donde el partido pasó de 4 diputados a uno, ¡pero qué una!, que diría Pablo Casado. Pues bien, estos linces de la política consideran que Sánchez tiene las manos manchadas de sangre por pactar con Bildu aunque en realidad han aceptado su abstención. Andoni Ortuzar, presidente del PNV, lo dejó claro el pasado abril en un mítin en Getxo. "¿Sabéis cuántas veces ha acordado, pactado y votado el PP con EH Bildu en el Parlamento Vasco? En esta legislatura, cuatro proposiciones no de ley, 29 enmiendas transaccionales a proposiciones no de ley, 23 enmiendas transaccionales a mociones, 5 solicitudes de comparecencia, una iniciativa ante Cortes Generales y 32 declaraciones institucionales". Como diría el políticamente difunto Federico Trillo: ¡Manda huevos!

El País

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