Incompetencia: "Carencia de capacidad para hacer cierta cosa, especialmente para realizar un trabajo u ocupar un puesto". En pocas ocasiones una definición del diccionario describe mejor la situación actual de los responsables políticos españoles, la de quienes nos gobiernan y la de quienes aspiran a hacerlo. Expertos habrá que sitúen el momento en el que la clase política comenzó su degradación pues si hubo un tiempo no muy lejano en el que la forma de llevar a cabo la transición de una dictadura a un sistema democrático fue aceptada, incluso admirada, por la mayoría, no lo es menos que en la actualidad los herederos de aquellos gestores se han convertido en el segundo problema, tras el paro, que más preocupa a la ciudadanía, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizado el pasado junio.
Ejemplos de incompetencia se publican todos los días. Hoy sabemos, por ejemplo, que la Junta de Andalucía tardó cinco días en adoptar las primeras medidas para retirar la carne en mal estado. El Laboratorio Municipal de Sevilla lo advirtió el día 9 de agosto y la Junta esperó al 14 para comenzar a retirar la carne. De momento son ya 150 las personas afectadas por el brote de listerosis, incluída una víctima mortal. Naturalmente, nigún responsable político ha presentado su dimisión.
Otro ejemplo es toda la gestión europea y nacional del Open Arms, un alarde de tomas de decisión contradictorias y confusas. Si ahora se decidió enviar un buque de la Armada a rescatar a los parias de la tierra recogidos por el barco, ¿por qué se esperó 19 días? ¿Cómo se puede alegar que el barco no tenía permiso para recoger náufragos? ¿Cómo se puede permitir que un demagogo como Salvini sea quien lleve la iniciativa y cómo a la oposición española solo le interese poner palos a las ruedas del Gobierno en funciones? De la incompetencia para alcanzar un acuerdo de investidura no es necesario ni mencionarla: llevamos más de tres meses de saturación informativa diaria.
La última crisis económica dejó varias lecciones dignas de ser estudiadas: que incluso en las peores circunstancias posibles los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Que en tiempos de vacas flacas se estimula la privatización de lo que da beneficios y se socializa lo que da pérdidas y que cuando aumenta la desigualdad, aumenta la corrupción: es el todo vale siempre que me beneficie. Burbujas inmobiliarias, artífices del milagro español en Soto del Real, fugas hacia adelante y hacia Bruselas... es probable que todo eso explique, al menos en parte, la degradación de una clase política incompetente e insolidaria.