TV Blog de Harguindey

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La televisión es la reina de la casa. Lo que se pretende en este espacio es comentar la actualidad televisiva más inmediata, los programas del día, desde cualquiera de los que se definen como “telebasura” a las retransmisiones deportivas, los espacios informativos, documentales, las películas o las series. Son los comentarios y recomendaciones de un telespectador común.

Sobre el autor

Ángel Sánchez Harguindey

Ángel Sánchez Harguindey perteneció a la plantilla de El País desde su fundación en 1976. Fue jefe de la sección de Cultura, responsable del suplemento cultural Babelia, redactor jefe de El País Semanal, redactor jefe de la sección de Opinión y Adjunto a la Dirección.
Ha publicado el libro "Memorias de sobremesa. Conversaciones con Rafael Azcona y Manuel Vicent" (Editorial Aguilar)

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Prisas, negociaciones y torpezas

Por: | 21 de diciembre de 2019

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Vista desde la ignorancia, la situación política española es sorprendente y no tanto por la dispersión del voto que configura un Parlamento complicado como por la torpeza de las cúpulas de los partidos que parecen enrocados en las decisiones equivocadas y a corto plazo. Lo de "pan para hoy y hambre para mañana" es el lema que les guía a todos.
En el socialismo, como ya se  ha dicho por activa y por pasiva, la convocatoria de unas segundas elecciones fue una torpeza, un cálculo equivocado que sin embargo, que se sepa, no ha supuesto la renuncia ni el cese de nadie. Es lo que tiene trabajar al servicio de la Patria, un ente abstracto y maleable que admite atribuirse los aciertos y correr un tupido velo sobre los fallos. Pero si la mencionada convocatoria electoral fue una equivocación, las negociaciones para la investidura de su líder con los independentistas catalanes demuestra una obcecación mental y táctica dignas de estudio.
Poco se sabe de las negociaciones con Esquerra, y aquí hay que señalar que esquerra en catalán significa izquierda en castellano pero no así en el ámbito político, en el que, como mucho, significa nacionalismo pequeñoburgués o si se prefiere, botiguer. Unas negociaciones en las que son los que llevan la voz cantante y las exigencias antidemocráticas. Su doble juego de pillar cacho  con los de Madrid sin perderlo en la Cataluña independentista denota cierta habilidad aunque es de destacar la ineptitud de la parte contraria, incapaz de ofrecer otra alternativa que la de la cesión formal y de contenidos.
No se sabe por qué pero, al parecer, el peor escenario posible para todos son unas terceras elecciones ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo satisfactorio. ¿Qué pasaría si se tuviera que votar tres veces en un año? Dos cosas: o que la derecha pura y dura sumara más votos que la izquierda, o al revés. Una perogrullada con consecuencias. Si ganara la derecha, se tardaría muy poco en imponer de nuevo el artículo 155 de la Constitución, lo que Esquerra y el resto de los independentistas sabe, es decir, que volverían de nuevo a ese papel victimista que tanto les gusta pero, eso sí, sin coches oficiales, que también les encanta. Esa amenaza verosímil no se ha utilizado en las negociaciones ante las exigencias de los Aragonés, Rufián y compañía. Se podrá argumentar que con ello perderíamos la mayoría de los ciudadanos. Es posible pero para que ello ocurriera la única respuesta aceptable es que la izquierda ganara las nuevas elecciones, opción que tiene la ciudadanía en sus manos si bien parece complicado con unos líderes que han demostrado sobradamente su incompetencia.
Un ejemplo de los dicho: ¿Cómo es posible que en Cataluña el 48% de los encuestados no sean independentistas frente al 44% que lo son, según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat conocido ayer y sin embargo el Govern y el Parlament son y serán de la minoría? Sólo se explica por la incapacidad de los líderes no independentistas.
Hemos pasado de un insomnio crónico a ofrecer una Vicepresidencia al artífice del mismo. Y el mismo ha pasado de asaltar el Palacio de Invierno a residir en un palacete en la Sierra. Son evoluciones respetables pero demuestran una actitud "como vacas sin cencerro", que diría la sabiduría rural. ¿Y el entrañable y delincuente Partido Popular? Pues tenemos a un Pablo Casado amamantado por Aznar y Rajoy que al llegar al destete ha pasado en un plis-plas a asociarse con la extrema derecha protofranquista y estimular al independentismo con su constante no a la investidura de Sánchez. Es esa reiterada negativa la que ha propiciado la importancia de Esquerra, lo imprescindible de su apoyo y, por tanto, su capacidad de chantaje. Y en eso estamos.


Menonitas

Por: | 18 de diciembre de 2019

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"Pure" (Cosmopolitan TV) es una de las series más interesantes de cuantas se emiten, y lo es por el tema que trata, por su sobriedad formal, pero, también, por las dificultades para encontrar financiación y la hipersensibilidad de algún sector de la sociedad.
Una comunidad menonita de Ontario (Canadá) elige un nuevo pastor. Pese a que son menos fanáticos que los amish, el útimo argumento en cualquier discusión posible lo decide "la voluntad de Dios" y es esa voluntad la que condiciona el que el elegido acepte su condición de máxima autoridad comunitaria pese a sus iniciales reticencias. Su problema es que otros menonitas menos espirituales se dedican al negocio del tráfico de droga desde México a EE.UU y Canadá, lo que traerá de cabeza al nuevo pastor y pondrá en peligro a su familia por su afán de acabar con el terrenal negocio.
Ventajas y desventajas de la serie: lo infrecuente del contexto del tema, esa mezcla de cristianos anabaptistas y organizaciones criminales, habla a su favor. O se busca un enfoque original o hay poco que hacer en un mercado del que ni siquiera se sabe la producción mundial de programas de ficción. Se sabe, eso sí, que solo Netflix estrena unos 700 programas anuales. La desventaja, paradójicamente, es lo infrecuente del tema. Su promotor, Michael Amo, paseó inútilmente el proyecto por diversas televisiones durante años hasta que CBC Televisión decidió involucrarse.
Tras su estreno en Canadá enero de 2017, algunas comunidades menonitas consideraron que lo reflejado no era real, que no les entendían. En fin, que al hablar de minorías, de hipersensibilidades y de considerarse maltratados podríamos estar hablando indistintamente de anabaptistas o de independentistas catalanes. Es lo que tienen las ficciones.

Torpes y cansinos

Por: | 05 de diciembre de 2019

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Llevan años repitiendo lo mismo. No creo que exista un gremio más cansino que el de los políticos españoles. Todos ellos. Desde los de Unidas Podemos a Vox con una mención especial para los dos partidos mayoritarios y una especialísima para los independentistas catalanes.
Instalados en unos análisis simplones, elementales, los repiten una y otra vez con una constancia gobbelsiana, convencidos de que repetir una mentira mil veces la convierte en verdad cuando en realidad sigue siendo mentira y además es una pesadez. Incapaces de reconocer sus errores y contradicciones, incompetentes para resolver los problemas que agobian a la ciudadanía, transitando torpemente por unas burbujas políticas creadas por ellos mismos y jaleados por unos tertulianos tan elementales como los analizados.
Qué pereza escuchar a los líderes de la derecha hablar una y otra vez de la traición del líder socialista al mismo tiempo que se afanan interesadamente en blanquear a los protofranquistas de Vox, o escuchar a los socialistas día sí y día también alabar la estabilidad gubernamental cuando llevan meses demostrando su incapacidad para lograrla, asistir perplejos al triunfo electoral de unos señoritos reaccionarios que hace tiempo demuestran con sus obras la convicción en que la finca es suya y la legalidad de los otros, observar atentamente la evolución de Unidas Podemos hacia las propuestas del que fue expulsado en su día de sus filas mientras salivan ante la posibilidad de los coches oficiales y constatar una vez mas la fuga hacia adelante de un independentismo liderado por un xenófobo y por un protomártir a 4.400 euros mensuales de alquiler de palacete mientras sus socios del viaje al Brigadoon republicano consideran que abstenerse no va a ser gratis aunque sí debe serlo el desobedecer al Tribunal Constitucional, transgredir la Constitución y el Estatut.
Y que cansino resulta el propio comentarista quien periódicamente clama al cielo sabedor de la inutilidad del clamor, harto ya de estar harto y consciente de que, al parecer, no hay mas cera que la que arde y a ti te encontré en la calle.

El País

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