Cuando la derecha se escora hacia la extrema derecha se produce una curiosa modificación en la perspectiva política: los que permanecen en la originaria derecha parecen centristas. El caso de la defenestración de Alfonso Alonso como cabeza de lista por el PP en las próximas elecciones autonómicas es ejemplar. El señor Alonso ha sido sustituido por el señor Iturgaiz, un admirador de Aznar, Mayor Oreja e, incluso, de los antisistema de Vox. Dicha elección sitúa al defenestrado en un hipotético centrismo cuando en realidad el señor Alonso es de derechas de toda la vida, como bien saben los ciudadanos de Vitoria, ciudad de la que fue alcalde.
Aún se recuerdan algunos hechos de su mandato: por ejemplo la construcción del Centro Comercial Boulevard que el Ayuntamiento vendió a los propietarios por 81 millones de euros para que estos lo revendieran por algo mas del doble, 166 millones de euros, sin que las arcas municipales vieran un euro. También se recuerda el contrato que el alcalde firmó con un empresario que alquiló unos locales comerciales para uso municipal por 20 años, con una cláusula por la que si el Ayuntamiento abandonaba dichos locales -de hecho estuvieron un tiempo sin ser utilizados- debería abonarle al empresario 7 millones de euros, es decir, el alquiler íntegro de los 20 años. Lo curioso del caso es que la indemnización inicialmente prevista el 9 de febrero de 2007 en caso de abandono era de 3,5 millones de euros, siete días después se acordó que fuera de 7 millones. Esto ocurría a tres meses vista de las elecciones municipales en las que fue elegido alcalde el socialista Patxi Lazcoz Baigorri.
Y en esas historias estaba también metido un edil llamado Javier Maroto que después ocupó la alcaldía, desde la que hizo unas declaraciones acusando al colectivo magrebí de "vivir de las ayudas sociales" sin aportar dato alguno, y que en la actualidad guarda un respetuoso silencio ante la defenestración de su compañero de partido, de Ayuntamiento y de condena: en mayo de 2016 fue condenado, junto con Alfonso Alonso, por el Tribunal de Cuentas a pagar 393.000 euros por los perjuicios ocasionados en los fondos públicos del municipio de Vitoria como consecuencia del alquiler de un local por encima del precio de mercado durante la etapa en la que ambos gobernaron el ayuntamiento, en lo que se conoce como caso San Antonio. Está claro que son de derechas de toda la vida.
¿Y por qué un partido de derecha defenestra a un dirigente de derecha? Pues porque el discipulo de José María Aznar, el señor Casado, ha decidido escorar su partido hacia los antisistema de Vox siguiendo las luminosas directrices de su maestro y de su aventajada alumna Cayetana Álvarez de Toledo, la cual, tras las últimas elecciones autonómicas catalanas consiguió el glorioso resultado de 2 diputados, algo que ni ella ni su maestro están dispuestos a revivir tal bochorno por lo que les resulta indispensable tratar de recolectar los votos que puedan aportar los de Ciudadanos, los cuales a su vez confían que con la alianza electoral podrán hacerse visibles en el País Vasco.
Suponemos que los estrategas del PP y Cs creerán que están realizando unas maniobras magistales de ajedrez cuando en realidad están jugando a la Oca y tiran porque les toca.