Escuchar hoy a la Ayuso hablar de responsabilidad individual como signo distintivo del PP en una rueda de prensa que rebosa autosatisfacción cuando su partido, sus dirigentes y, suponemos, que ese gran estadista que aún debe de mantener que en Iraq había armas de destrucción masiva, a la vez que con sus aliados de Vox fomentan las manifestaciones sin medidas de seguridad, ¡hasta ahí podíamos llegar!, para pedir la dimisión de un Gobierno elegido democráticamente, da la justa medida del sentido cívico tanto de ellos como de los manifestantes.
Si se recuentan las trayectorias de los tesoreros del PP, de los ministros de los Gobiernos de Aznar imputados por corruptos, incluído "el mejor ministro de Econmía de España" que, casualmente se llevaba crudo todo lo que se movía; de los consejeros de Esperanza Aguirre, alguno de los cuales se dejó un millón de euros encima del armario de sus suegros o de una Díaz Ayuso que nada mas tomar posesión de su cargo ya se supo de un crédito a la empresa de su padre de 400.000 euros concedido por Avalmadrid y, que se sepa, no se devolvió nunca, si se recuerda y se recuenta todo esto la conclusión mas evidente es que están convencido de que son los mejores y, por tanto, que el páis es cosa suya al margen de los resultados electorales.
Naturalmente son, también, los mejores gestores de todo y especialmente de la Sanidad Pública. Basta recordar a la inolvidable Ana Mato como ministra del ramo, a los recortes y despidos de los profesionales, a consejeros de Sanidad como Lamela y Güemes que inmediatamente después de dejar el cargo se pasaron a la sanidad privada, a las tonterías que decía la reina de las ranas sobre las ventajas de la privada y, en fin, a la disciplinada Díaz Ayuso que siguiendo la senda de sus ideólogos tuvo a bien celebrar la víspera del pasado 1 de mayo, Día del Trabajo, con el anuncio de que no renovarían a los 10.000 profesionales ((médicos, enfermeros, auxiliares, celadores) que habían contratado para hacer frente al coronavirus pese que seguía en vigor el estado de alarma, también nos hacemos una idea de su estilo. Ahora el Gobierno les acaba de informar que rechaza que Madrid salte de fase porque no está lista la atención primaria entre otras cosas por falta de recursos humanos pero ellos, los grandes gestores de la Sanidad y, por supuesto, los dueños de la calle y del cortijo, alegarán que les tienen rabia mientras compran cacerolas chinas homologadas, o no, por la Unión Europea. Y en eso estamos.