Stephen Colbert ha entrevistado a muchos políticos en su programa de Comedy Central, pero nunca había comparecido él mismo en el Congreso. El pasado viernes, se sentó ante el subcomité de Inmigración, en una comparecencia titulada "Protegiendo la Cosecha de América".
Colbert anunció su actuación en su propio programa: "Los demócratas han encontrado una nueva forma de malgastar el dinero de los contribuyentes: en mí"
El cómico no compareció como presentador, sino como personaje. Es el protagonista de su "Informe Colbert" que cada noche representa una parodia del americano más conservador y patriótico. Su aparición en el Congreso se debe a que entrevistó al presidente del Sindicato de Trabajadores Agrarios en su programa. El Sindicato acababa de lanzar este verano la campaña "Tomar Nuestros Trabajos" para demostrar que los inmigrantes que trabajan en el campo en realidad no están quitando empleos a los norteamericanos.
Desde que lanzaran la campaña, sólo cuatro personas se han registrado para trabajar en la agricultura. Y parece que uno de ellos fue Colbert.
La operación es rocambolesca y quitó seriedad a un debate sobre la reforma del sistema de inmigración que afecta a 12 millones de indocumentados. En uno de los reportajes grabados en una granja de Nueva York, Colbert retrata las condiciones de trabajo en una de las granjas arrastrándose por una plantación de judías verdes, robando cosecha a un trabajador al que apoda como "abuelo" o preguntando por qué no plantan judías a la sombra. Cuando se libra de volver al trabajo al día siguiente por no estar cualificado llama a su conductor. "Pablo, ¡rápido, rápido!"
En otra de las visitas, Colbert entrevistó a la Demócrata Zoe Lofgren. La congresista aprovechó la oportunidad para criticar que Estados Unidos reciba a los inmigrantes en la frontera con dos mensajes contradictorios -"uno dice prohibido pasar, el otro necesitamos ayuda", dijo. Devolvió el favor a Colbert con una invitación al Congreso, pero tendrá que demostrar ahora si es la mejor estrategia para denunciar la falta de visados para trabajadores agrícolas.
Colbert rechazó, entre otras cosas, que los estadounidenses recojan tomates en los campos de América. También criticó a los políticos sentados frente a él. "No soy partidario de que el gobierno haga nada. Pero debo preguntarles, por qué el gobierno no hace nada? Quizás esta campaña por el empleo funcione. No lo sé. Como la mayoría de los miembros del Congreso, no lo he leído".
Y se niega a trabajar en el campo."No pienso volver ahí. Ahora me entran sudores cada vez que me acerco a la mesa de las ensaladas".
La estrategia ha recibido críticas de Demócratas y Republicamos. A Colbert, sin embargo, sólo le preocupa una cosa: "Puede que mi presencia manche el buen nombre de expertos invitados anteriormente cuando el congreso estaba bajo el control de los Republicanos". Así se refería el actor -¿o el personaje?- a la comparecencia de Elmo para defender la educación musical en las escuelas en 2002.
Colbert es experto en caminar sobre la linea que separa la realidad de la parodia. El viernes le dieron la oportunidad de demostrarlo por partida doble. En el Congreso y en su programa.