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Seduciendo al votante latino

Por: | 21 de octubre de 2010

La promesa.

En la comunidad hispana no hay que dar más detalles para explicar a qué se refieren estas dos palabras. La reforma sanitaria que tanto ha servido a los hispanos -uno de cada tres norteamericanos sin seguro médico es latino-, la reforma del sistema financiero, las nuevas normas de acuerdos hipotecarios e incluso el nombramiento de Sonia Sotomayor para el Tribunal Supremo. Ninguno de estos logros sirve para compensar la falta de la reforma migratoria que Obama prometió para sus primeros doce meses de presidencia. 

"El presidente ha expresado su frustración por esto, pero también ha admitido que hizo una elección y consideró que la inmigración no era una de sus prioridades. Ahora el jurado ya está pensando en el veredicto", reconocía hoy Janet Murguía, directora del Consejo Nacional de La Raza, durante una conferencia organizada por el Center for American Progress.

Y ése es el factor que distingue al votante hispano del resto de los estadounidenses. A pesar de que les afecten por igual otros temas como la mala situación económica, la falta de empleo o la crisis de las hipotecas. La inmigración es el factor que ayuda a los votantes a distinguir entre "el candidato bueno y el candidato malo".

La elección que hagan los hispanos el próximo 2 de noviembre no es una cualquiera. El voto latino va a marcar la diferencia, cada vez más, en futuras elecciones. La tendencia será todavía más importante de aquí en adelante porque es el grupo de población de mayor crecimiento y porque un tercio de los hispanos son menores de 18 años. Según estimaciones del Consejo Nacional de La Raza, la semana que viene participarán en las elecciones legislativas unos 700.000 nuevos votantes hispanos. Otras organizaciones como NALEO apuntan al millón de votantes.

Según explicaba John Podesta, presidente del Center for American Progress Action Fund, el votante latino es además mucho más independiente y abierto a distintas posturas que el electorado norteamericano en general. Esto hace muy difícil adivinar el voto hispano. No es tan sencillo como separar a los candidatos más estrictos con la inmigración de los que apoyan una reforma.

Una de las claves, según Murguía, es que ambos partidos han reducido significativamente la intensidad de la campaña con respecto a anteriores elecciones. "Los republicanos, por un lado, todavía no han definido una postura conjunta. Y los demócratas no han sido capaces de atraer el voto hispano por miedo a perder el apoyo del electorado en general", afirmó Murguía. 

La directora de una de las organizaciones hispanas más influyentes en Estados Unidos insistió en que cualquier candidato que se haga con el voto hispano, consigue una ventaja suficiente para ganar las elecciones del día 2 de noviembre. "Pero tienen que entender que para nosotros es una cuestión personal, forma parte de nuestra cultura apoyar a un candidato con el que estamos cómodos y que entiende nuestros intereses", afirmó.

NCLR acaba de lanzar una campaña que invita a los hispanos a votar "por respeto" y para que se les escuche en el escenario político. La participación, que suele descender en las legislativas, ha demostrado ser un factor clave en estas elecciones y puede afectar especialmente a los candidatos demócratas.

2010 no es 2008

"No creo que estén haciendo todo lo que deberían. Los demócratas están callados y el silencio no invita a votar a nadie", dijo Murguía.

Uno de los políticos que sí han hecho un esfuerzo importante por atraer el voto hispano es el republicano Marco Rubio, candidato al senado por el estado de Florida. Sus anuncios en español enfatizan su ascendencia cubana y están dando sus frutos: ya lidera las encuestas por 14 puntos de diferencia.

"Al final es una cuestión de dinero. Hay muchos puestos en juego y los demócratas han decidido que no van a invertirlo en la comunidad hispana", explicó Navarro. El resultado es que hasta tres candidatos hispanos del partido republicano son favoritos en Florida, Nuevo México y Nevada.

La complejidad de las elecciones legislativas, con mucho más énfasis en factores locales y con espacio para la aparición de nuevas figuras, explica que el partido republicano -con una postura mucho más dura en materia de inmigración- haya logrado colocar a esos tres candidatos a la cabeza de las encuestas, frente a ningún político hispano en el partido demócrata. 

"Hay una desconexión entre la percepción de la campaña y la realidad para los votantes", explicó Navarro. "Los políticos están hablando, simplemente no están diciendo lo que los votantes quieren escuchar". Según la consultora republicana, uno de los problemas de este partido es que los candidatos tuvieron que adoptar posturas muy radicales, apoyando medidas tan duras como la ley de Arizona, para ganarse la candidatura. Y ahora que deben convencer a un electorado más amplio es difícil echar marcha atrás y defender ideas más equilibradas. 

El factor demográfico

Para Paul Begala, analista demócrata y consultor de las campañas de Bill Clinton, el secreto está en comprender los cambios de la población. "Demografía es destino", sentenció. El analista mencionó la victoria de Clinton en California, en 1992 y en un estado de tradición republicana, porque supo leer el cambio demográfico. Dos años después, George Bush haría lo mismo al dirigirse al electorado hispano sin adoptar posturas radicales. 

Pero Bush entendió algo que el siguiente líder republicano no sabría materializar: para ganar la presidencia hace falta conseguir el 40 por ciento del voto hispano

John McCain arriesgó toda su carrera política entre 2006 y 2007 al apostar por una reforma migratoria que terminó de manera "lamentable y dolorosa", según ha admitido su propia asesora para asuntos hispanos, Ana Navarro. "McCain entendió la importancia del voto hispano, pero de alguna forma las palabras nunca se tradujeron en hechos", ha admitido Navarro.

Y en 2008, tres de cada cuatro hispanos votaron por Obama. "Demostraron el poder del voto latino, que fue crítico para la victoria de Obama como lo había sido en estados críticos en 2004 para el presidente Bush", afirmó John Podesta. 

La falta de consenso en los dos partidos sobre cómo cortejar al votante latino hace que muchos teman una bajísima participación dentro de doce días. "Hemos visto como muchos candidatos se han alejado de estos votantes al intentar esconderse de la derecha extrema que sigue enredada en ataques negativos", declaró Podesta en referencia a la cadena de anuncios de candidatos republicanos que han llegado a pedir a los hispanos que no voten.

"Pase lo que pase, eso es algo que nunca se le debería pedir al electorado en una democracia", ha lamentado Navarro.

Aunque el problema, según Murguía, es otro: "No hemos visto a ningún líder, de ninguno de los dos partidos, condenando ese tipo de anuncios, y los hispanos no lo vamos a olvidar".

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