Tres días después del tiroteo en Tucson que costó la vida a seis personas e hirió a otras trece, entre ellas, la congresista demócrata Gabrielle Giffords, las autoridades siguen sin encontrar el motivo concreto. Jareh Loughner, acusado de homicidio, tampoco ha colaborado con la investigación ni ha mencionado sus razones. Su silencio y las 72 horas transcurridas han permitido toda clase de especulaciones, pero también a una llamada a calmar el ambiente de tensión política que vive Arizona.
La representante Gabrielle Giffords en la frontera de Arizona con México
Queda saber si la reforma migratoria que apoyaba Giffords tuvo algo que ver. Y cómo va a afectar lo ocurrido al debate sobre inmigración en los próximos meses. Hasta siete estados quieren introducir leyes similares a la SB1070 y el mismo estado de Arizona lidera la iniciativa para cambiar la 14ª Enmienda de la Constitución.
El ataque ocurrió el sábado en el estado con mayor tensión política de los últimos meses gracias a una ley de inmigración suficientemente controvertida como para acabar en los tribunales. Giffords presentaba la reforma migratoria como una de sus prioridades tanto en la legislatura anterior como en ésta, para la que fue reelegida en Noviembre. Demócrata en un distrito republicano, venció por poco en las urnas a un rival afiliado al Tea Party.
Diversos líderes conservadores han insistido en la necesidad de separar lo ocurrido en Tucson de la tensión causada por el debate de inmigración. Sin embargo, para DeeDee García, líder de la organización Somos Republicans, la separación no es tan fácil. "Estamos hablando de una situación en la que miembros de grupos anti inmigrantes se integraban en las protestas del Tea Party, y miembros del Tea Party asistían a manifestaciones contra inmigrantes", comenta García.
El pasado mes de marzo, la tensión en Arizona se convirtió en amenaza por primera vez. El congreso acababa de aprobar la reforma sanitaria. La oficina de Giffords, quien apoyo la ambiciosa iniciativa de Obama, fue atacada en Tucson. En otra ocasión, a uno de los asistentes a un mitin de la congresista se le caía un arma al suelo. Giffords admitió entonces que la tensión estaba aumentando, pero no todos los expertos apuntan a que haya una relación entre los hechos ni que vaya a afectar al debate político -especialmente sobre inmgración-, en el futuro.
Aunque Loughner hubiera citado en sus páginas personales ideas contra el gobierno y éstas también hayan sido defendidas por grupos anti inmigrantes, las consecuencias para el debate migratorio podrían no ser tan directas.
Angela Kelley, vice presidenta para inmigración en el Center for American Progress, explicaba esta semana a Congressional Quarterly que es difícil determinar si el ataque afectará a la legislación, aunque admite que cambiará el tono del debate.
"Mucha gente quiere tener una conversación más racional sobre inmigración. Creo que a veces la conversación entra en terreno peligroso. Me gustaría que hubiera in esfuerzo mayor para establecer un tono de tolerancia", explicaba Kelley.
El debate sobre inmigración en Arizona acogió términos como 'criminalización' de los inmigrantes o una 'invasión' por parte de México. Algunos de los eslóganes enunciados por el Tea Party, desde sus líderes como Sarah Palin o Glenn Beck, hasta ciudadanos de a pie, contienen lenguaje bélico o relacionado con armamento. Algunas de las camisetas del Tea Party citan "Venimos desarmados (por esta vez)". Otros se presentaron como "extremistas de derechas". Otros pidieron una "caza de ilegales".
En Florida, un legislador republicano protagonizó un polémico episodio al contratar como portavoz a la locutora de un programa de radio conservador. Joyce Kaufman había dirigido sus palabras contra inmigrantes indocumentados y demócratas como Nancy Pelosi en repetidas ocasiones. En defensa propia, argumentó que "lo más importante que hicieron los padres fundadores para garantizar mis derechos de la Primera Enmienda [que garantiza la libertad de expresión] fue darme la Segunda Enmienda. Y si los votos no funcionan, lo harán las balas".
"Uno de estos días, alguien iba a llevarlo al siguiente nivel. Y ahora alguien acaba de hacerlo", lamentaba Paul Krugman en el New York Times.
El Sheriff del Condado de Pima fue uno de los primeros en lamentar "el odio y la intolerancia" que se escucha a veces en las radios y televisiones norteamericanas. "Este no es el país en el que crecimos", declaró en rueda de prensa.
Pero aunque los expertos relacionen la tensión del debate político con los disparos de Jared Loughner, sigue siendo eso, una especulación. Aún más difícil será saber cómo cambiará el debate en el futuro.
"Algunos líderes conservadores intentarán dar un paso atrás y diferenciarse del tono utilizado hasta ahora, pero otros no", lamenta García, una hispana republicana de Arizona que no siempre encuentra demasiado fácil defender su postura.
El debate contará además con una voz menos, la de Giffords. En estado crítico después del disparo recibido en la cabeza, tardará en incorporarse a la vida política, si es que vuelve a hacerlo. Se esperaba que ayudara a contrarrestar la falta de voces por la reforma en un congreso que acaba de estrenar mayoría republicana.
Giffords había renovado su puesto en la Cámara como demócrata, a pesar de que su distrito ha sido uno de los más afectados por la inmigración ilegal. El distrito 8 de Arizona comparte unos 160 kilómetros de frontera con México y el año pasado un agente fronterizo perdió allí la vida en un tiroteo. Giffords también se opuso a la ley de inmigración de Arizona y recibió como una victoria el hecho de que el presidente Obama enviara 1.200 agentes a la frontera. Dicen que su entusiasmo le llevó a anunciarlo en su página personal antes que la Casa Blanca.
Ferviente defensora del DREAM Act, el pasado mes de diciembre lamentó que la medida no saliera adelante. Giffords lamentó la derrota también hace tres años, cuando una medida similar no logró los votos necesarios. "Mi estado al sur de Arizona se enfrenta a las muchas consecuencias negativas de la inmigración todos los días. La herida es profunda", dijo entonces.
Giffords contaba con el perfil de política en contra de la ley de inmigración de Arizona, a favor de multiplicar las medidas de seguridad en la frontera y defensora de una ley de inmigración que arregle los fallos del sistema. Todas estas iniciativas encontrarán a partir de las próximas semanas nuevos obstáculos por la puesta en marcha de leyes similares a las de Arizona. Allí, Giffords se preparaba también para rechazar el proyecto que quiere anular la 14 Enmienda a la Constitución y retirar la ciudadanía a los niños nacidos en Estados Unidos y descendientes de padres indocumentados.
Y quizás sea esa la consecuencia más importante, que faltará la voz de una política como Giffords.
Hay 2 Comentarios
Si Tucsón era de México, a los que hay que deportar es a los anglos. Fueron españoles y mexicanos los que fundaron el Presidio de San Agustín del Tucsón.
Publicado por: Pepe | 11/11/2011 20:06:47
Te has moelstado en leer las informaciones publicadas en los diarios americanos como el NY Times? Te has molestado en ver sus videos de youtube? El chaval era esquizofrenco y no era parte de ningun partido politico. O quieres manipular o no te enteras de una.
Publicado por: Gerardo | 13/01/2011 23:37:07