... qué dejará dentro y qué dejará fuera".
Son dos líneas de Robert Frost que bien podrían estar hablando de la muralla que Estados Unidos levantaría casi cien años despúes. Una muralla de miles de kilómetros para impedir la inmigración y el tráfico ilegal de drogas desde México. Una muralla de la que la mayoría de los estadounidenses apenas sabe nada.
Construcción del muro en la frontera con México. Imágenes proporcionadas por Sky Island Alliance
Según un estudio de la organización medioambiental Sky Island Alliance, el 56 por ciento de los ciudadanos no sabe mucho sobre el muro que separa Estados Unidos y México. Una gran mayoría se declara frustrada con la manera en que el gobierno trata temas como la inmigración, un 81 por ciento, o el tráfico de drogas, 76 por ciento, pero su opinión es otra cuando conocen datos sobre la construcción del muro y sus consecuencias.
“La encuestra demuestra lo rápido que cambia la opinión de los ciudadanos cuando reciben información adecuada”, declaró Riehle durante la presentación de los resultados en Washington.
En un principio, el 63 por ciento de los participantes apoyaban la construcción del muro en la frontera. Sólo la tercera parte de ellos decían tener suficiente información de su existencia. “El resto sabe poco o nada, porque su preocupación es la economía, no la frontera”, explicó Thom Riehle, vicepresidente de YouGov, el organismo encargado del estudio.
Los participantes en la encuesta recibieron datos sobre los más de 3.000 kilómetros de muro, mil kilómetros de valla y que el coste de conectar entre sí los 42 puntos de entrada oscila entre seis y nueve millones de dólares por milla. Después de conocer esta información, un 92 por ciento declaró que prefiere reforzar los controles en puestos fronterizos como medida de seguridad.
Los estadounidenses demuestran así que prefieren reforzar los controles de inmigración para aumentar la seguridad fronteriza, antes que construir más trayecto del muro entre Estados Unidos y México. La investigación también demuestra que la mayoría de los ciudadanos se oponen a que la construcción de estas infraestructuras ignore leyes de protección medioambiental.
“Es muy importante analizar este problema desde la perspectiva local”, comentó Mónica Stewart, directora de la Coalición de Seguridad Fronteriza de Texas. “Para los que vivimos en la frontera, sabemos que es una cuestión de falta de recursos. El Departamento de Justicia nos lo demostró cuando anunció que faltaban 6.000 agentes para controlar los puertos de entrada”.
Según datos ofrecidos por Stewart, los agentes de inmigración sólo interceptan el 30 por ciento de las irregularidades que ocurren en los puestos fronterizos. “Por ahí se cuelan las armas a México. Ahí es donde ocurre el tráfico de drogas, porque faltan agentes”, comentó.
Bill Snape, consejero del Centro de Biodiversidad Biológica, denunció que la inversión en infraestructuras en la frontera es una decisión equivocada por sus consecuencias medioambientales, pero también por un derroche económico innecesario.
“El gobierno y el congreso deberían prestar más atención a lo que ocurre en estos puestos. El hecho de que se centren en la construcción del muro demuestra hasta que punto ignoran el caos de personas y bienes que existe en los puertos de entrada”, argumentó Snape.
Rihle destacó que los problemas que más preocupan a los estadounidenses en este momento son la economía (un 44 por ciento) y el déficit presupuestario (un 11 por ciento), no la inmigración (un cinco por ciento), el terrorismo (cuatro por ciento) ni el tráfico de drogas (uno por ciento).
Los encuestados también tuvieron que elegir entre invertir en recursos para los puertos de entrada en el país -como argumentaba Stewart- o construir cientos de kilómetros de muro. Un 55 por ciento optó por reforzar los controles de inmigración e invertir en los recursos necesarios para que los agentes de inmigración cumplan con su cometido. “No sólo faltan agentes, ni tenemos la tecnología adecuada ni los recursos para empezar a utilizarla”, reclamó Stewart.
La construcción del muro en la frontera entre Estados Unidos y México fue aprobada por el presidente Bush en 2006. Entonces comenzó a levantarse en más de mil kilómetros, junto con el despliegue de 6.000 miembros de la Guardia Nacional. El objetivo era reducir la entrada ilegal de personas y el tráfico de drogas.
Sin embargo, organizaciones medioambientales también denuncian desde entonces que la construcción del muro destruye el hábitat de cientos de especies y que el Departamento de Seguridad está violando decenas de leyes como el Acta de Especies en Peligro o de Política Medioambiental Nacional.
La opinión de los encuestados, favorable en un principio a la construcción del muro, cambió cuando vieron fotografías de inundaciones y otras consecuencias de las obras en diversos puntos de la frontera. El 64 por ciento de los participantes se opusieron a que el Departamento de Seguridad Nacional pueda saltarse normas medioambientales. El mismo porcentaje de encuestados rechazó que el Congreso ignore estas leyes en favor de la seguridad fronteriza.
La construcción del muro también ha tenido consecuencias importantes para aquellos que quieren cruzar la frontera, forzándoles a tomar rutas más arriesgadas y en condiciones extremas. El año pasado 249 personas fallecieron al entrar en Arizona, según las cifras del diario local Arizona Daily Star. La primera causa de muerte es la exposición al calor durante los meses de verano, cuando las temperaturas superaron los 43 grados. Según la oficina de Control Fronterizo de Estados Unidos, unas 2.000 personas perdieron la vida al cruzar la frontera entre 1998 y 2004.
Hay 1 Comentarios
Claro, nos frustra que Oblabla no mantenga la frontera y que se cuelen millones de mexicanos gorrones. Nos harta que vengan a robar y a matar. No enoja verlos escupir y ensuciar todo, y que arruinen los vecindarios donde se alojan. Nos ofende que no respeten las leyes y estén metidos aquí a la fuerza. Yo no pusiera un muro, pusiera tres.
Publicado por: Fernando | 03/08/2011 5:20:05