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El mundo amado de Sonia Sotomayor

Por: | 10 de abril de 2013

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Pocos casos han llegado hasta el Tribunal Supremo en los últimos años, con tanta repercusión, como algunos de los que ha estudiado en 2012 y 2013: la ley de inmigración de Arizona, la legislación que reformó el sistema sanitario, aprobada durante el primer mandato de Obama y dos casos sobre matrimonio homosexual. En casi todas las vistas orales, con una energía inusual para los jueces, una de ellas ha sido siempre la primera en intervenir: Sonia Sotomayor demuestra a cada oportunidad en la corte que, como el resto de su vida, no se conforma con haber roto una barrera más al convertirse en la primera hispana en ocupar ese puesto.

Sotomayor, nombrada por el presidente, Barack Obama, en 2009, acaba de publicar una autobiografía en la que se reconoce el mismo tono firme, la seguridad en la voz, la ausencia de miedo y las mismas palabras directas que emplea en el Tribunal ante los abogados. En “Mi Mundo Amado” -publicada en inglés y en español-, la juez repasa desde su infancia hasta el día en que se convirtió en juez. Pide disculpas a quienes buscaban más detalles sobre su aterrizaje en el Supremo, sin duda el hecho que le hizo saltar a la fama, porque fue en esa etapa cuando se convirtió "en quien es hoy".

La idea de convertirse en juez del Tribunal Supremo, un puesto vitalicio, no formaba parte "ni de la más remota de mis fantasías", dice Sotomayor, pero el tiempo le ha demostrado que "no puedes valorar tus sueños en función de las probabilidades que tienen de cumplirse". Hoy la juez es inspiración de la comunidad hispana, que reivindica una mayor representación en la sociedad estadounidense y que empieza a conseguirla a pasos agigantados.

La juez, nacida en el Bronx -su mundo amado- en una familia puertorriqueña, fue diagnosticada con diabetes a los ocho años, algo que describe como "una maldición mortal" para su familia, pero que también le inspiró “una especie de resistencia persona que no es poco común en niños que sienten que no pueden confiar en los adultos que tienen a su alrededor". La enfermedad, la muerte temprana de su padre, alcohólico, la figura de su madre y la de su “abuelita”, dibujan el mundo de la pequeña Sonia, cuyas ambiciones y talentos acabarían por romper cualquier frontera del "microcosmos de la Nueva York hispana”.

Abuelita, cuya casa "lo suficientemente pequeña como para que siempre que nos sentáramos a jugar nos acabaran encontrando los aromas de la cocina", representó durante años "un refugio de las tormentas" en el hogar de los Sotomayor. Y todo a pesar de que Sotomayor y su hermano tenían prohibido utilizar las escaleras "donde se citaban los drogadictos, llenándolas de agujas y otra parafernalia".

En el barrio, Sotomayor aprendió el significado y el sentido de la comunidad hispana local. Mami "siempre se preocupaba por la gente y cumplía durante las 24 horas las funciones de enfermera no oficial de familiares, amigos y vecinos en el Bronx y más allá". Pero también supo de los límites que la inmigración -la de un joven hispano, o la de sus padres- puede imponer a las ambiciones de cada uno. Allí descubrió el racismo, la discriminación y la falta de expectativas de quienes te rodean, sorprendidos ante la llegada de una hispana como ella a una de las mejores universidades del país.

Semanas antes de marchar a Princeton, Sonia y Mami hacían algunas compras cuando una dependienta mostró su falta de interés en atenderlas. "Disculpe, pero mi hija se va a la universidad y necesitamos que nos ayude", presionó Mami. "La dependienta torció el gesto como pensando, 'eres una pesada' y preguntó con indiferencia: 'bueno, entonces, a qué universidad irá su hija". Mami contestó que a Princeton. "La cabeza de la dependienta giró como si fuera un dibujo animado", recuerda Sotomayor.

"Claro que sabía que el daño que hace el racismo va más allá de que te llamen spic", escribe sobre el insulto empleado entonces contra los hispanos. "Pero este asunto no me definía de ninguna manera significativa. Si alguien me llamaba spic eso me decía mucho de ellos, pero nada sobre mí. ¿Qué iba a solucionar yo contestándoles con otro insulto?"

La primera semana en Princeton "aquel sueño infantil empezó a tener cada vez más similitudes con la ciencia a ficción". Sotomayor descubrió que la mayoría de sus compañeros "parecían venir de otro planeta". La juez se encontró rodeada de estudiantes que hablaban de elegir regalos en el "registro" de la boda de otra pareja -"¿qué demonios es ese registro de regalos?" preguntó a una compañera. En su universo puertorriqueño, "dabas a los recién casados un sobre con dinero. ¿Esta gente era tan rica que se podían permitir una boda sin regalos en efectivo?"

Miles de jóvenes de distintas procedencias y culturas pueden reconocer en las palabras de Sotomayor experiencias propias, y que vivirán incluso habiendo nacido en Estados Unidos. "Durante el primer año acepté que muchas de las lagunas en mi conocimiento eran simples límites de clase y de mi entorno cultural, no una falta de aptitud. Aunque eso no me hizo sentir menos consciente o inferior delante de compañeros con una educación mucho más mundana", escribe Sotomayor. La juez recuerda ahora, con otro zarpazo de humor, cómo explicó a una compañera de clase lo marciana que se sentía en Princeton. "Debe ser como Alicia en el País de las Maravillas", le contestó. "¿Alicia qué?". Sotomayor acababa de descubrir otro título para leer. "Aprendí que sería una estudiante de por vida".

Sotomayor sería una de las primeras hispanas en acceder a esta prestigiosa universidad, pero eso no le protegió de sentirse "bastante desinformada" al escuchar a otros estudiantes debatir sobre Fidel Castro, sobre el Comunismo o la Crisis de los Misiles. Pero hoy no se encoge al reconocer que nada más regresar a casa, tras escuchar a sus compañeros conversar sobre estos temas, se zambulló en la enciclopedia para leer sobre Che Guevara.

La juez es un ejemplo más de las consecuencias de la ley Affirmative Action y que desde hace décadas permite la discriminación positiva para garantizar la diversidad en el alumnado de las universidades. Sotomayor fue una de las primeras hispanas que estudió en Princeton gracias a ella y esta primavera deberá pronunciarse sobre el caso que desafía la vigencia de la discriminación positiva ante el Tribunal Supremo. La juez recuerda la presión sufrida por los 'elegidos': "Sentíamos que si fracasábamos estaríamos dando la razón a todos los que nos criticaron y las puertas que se habían abierto apenas un milímetro para dejarnos entrar, se cerrarían de golpe otra vez".

Consciente de ese privilegio, Sotomayor no sólo avanzó hasta convertirse en la primera hispana en recibir el máximo honor de un graduado de Princeton, sino que abogó y participó en campañas para que la universidad contratase a más empleados, más profesores y más ayudantes hispanos y de otras minorías. "Mucho ha cambiado desde entonces en la forma de entender la discriminación positiva, excepto una: poner en duda el mérito de los triunfos de los estudiantes de minorías es solo otro rostro de los mismos prejuicios que antes les impedían el acceso a cualquier oportunidad".

La juez reconoce que al aprender a vivir con diabetes, pasó “la mayor parte de mi vida imaginando que no viviría más allá de los 40". Hizo historia con 56. En las próximas semanas, puede volver a ser protagonista. Defensores y detractores de la discriminación positiva encontrarán frente a ellos a una juez que se describe como "affirmative action baby". Pero seguirá siendo la misma juez a la que no le preocupa reconocer que no fue hasta los 16 años que aprendió a pronunciar Sotomayor con todas las letras de la palabra, en español, y no "so-toh-ma-ior", y que siempre lo recordará con el mismo sentido del humor.

Hay 8 Comentarios

voluntario y perseguido, recuerdo la era oscura zapatera desatinada. Junto a los que armaron a nocorea y abrieron china comercial, legalizaron la federacion rusa y lo ayudaron a halarla de Yeltsin... "etc"...
ahora, el cartel de ma noriega, "diseñador" de ciudades cartel con los billonarios chavezes... oblabla$, acorn, ayer$ de alinski oral warghou$e....
su copia del prd "PANAMEñO" de fidel revulu cionario: cd:
la version "rightwing" supuestamente pero, aceptada por cuba por algo... "cambio"... "DEMOCRATICO"
pero tambien estoy orgulloso de mi granito de arena en la hoy Iberia, que emerge!...
ah!, miamidade police fiu castroagent psycos, please don't block me.

En estos días de improvisación, de premuras, de incertidumbres...el surgimiento de esta personalidad latina a niveles altísimos de gobierno provee un modelo, una actitud, un ejemplo a seguir por tantas personas de origen hispano que se esfuerzan en sobresalir en sus estudios, en su trabajo y en su comunidad.

Estoy tan interesado en la biografia de esta sra. como de ver crecer la hierba.
Esta mujer es una defensora a ultranza de los sionistas y por eso fue nombrada.
Obama (que es mas falso que un duro de plomo) la nombro sabiendo muy bien lo que hacia....esta mujer va a aportar poco o nada a ningun tipo de derecho civil ni a nada relacionado con libertades....solo demagogia y mas Patriot Act.

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No hay moderador? Es posible que un cretino se pueda referir a una tercera persona indefensa còmo "judía racista"?
¿Como puede ser que baste con abrir una página de Internet cargado de rencor contra el mundo y escupir contra cualquiera? Es una reacción digna de miserables

¿Explicará en su biografía que esta mujer es una judía racista?

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Un libro muy interesante, aun no lo he terminado de leer pero cada vez me engancho mas a su historia.

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Eskup

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