Foto: Clint McMahon
Los concursos de belleza son abominables. Son un microcosmos donde se reproduce lo peor de la sociedad, como en un ensayo de laboratorio. No solo hablo de las intrigas tras el vestidor, los favoritismos, la organización marcial que semeja a una dictadura; también me refiero a aquellos valores que son realzados y representan la hipocresía social. Se trata de acondicionar "damas" dispuestas a ocupar un lugar decorativo en un mundo masculino mostrando su elegancia en traje de noche, su cuerpo esbelto en bikini (se supone que el jurado no se debe detener en las colas ni en las tetas, sino en el gracilidad de un cuerpo moldeado por la naturaleza o el cirujano plástico) y contestando una ronda de preguntas estúpidas (¿qué harías por la paz del mundo? ¿cómo promocionarías a tu país? ¿si muriese toda la civilización a qué hombre escogerías para preservar la especie?) de las que cualquiera de estas chicas, si no estuvieran encasilladas en el papel de "damas¨, saldría bien parada con una respuesta irónica o inteligente. Pero no. Lo que tenemos son mujeres al borde de un ataque de nervios, con el balotario de respuestas previamente estudiadas convertido en un remolino en su cabeza, que las lleva a confundir la pregunta por el personaje que más admiran con la del macho procreador y responden: "escogería a Juan Pablo II para preservar la especie", sin importar que está muerto y aquel asunto del celibato.
Insisto: los concursos de belleza son abominables y no por las chicas que participan ingenuamente, sino porque la organización y sus reglas morales repiten, como un espejo deformante, el machismo, la misoginia, racismo, homofobia, hipocresía, el pensamiento acrítico y la falta de conciencia social en que vivimos. El último certamen de este tipo en Perú es un botón de muestra. La organización obligó a renunciar a la Miss Perú Mundo por haber posado en lencería sexy (aunque el reglamento es muy claro al respecto, y solo se prohíbe la pornografía, igual una chica en bikini y con colita de conejo no parece ser una "digna" representante de ese indescifrable algoritmo llamado la "mujer peruana") y, en cambio, apenas se incomodó con que la Miss Perú Universo, que fue elegida esa misma noche, hubiese declarado -con escándalo en las redes sociales internacionales- que los homosexuales son personas que nacen de violaciones, o en hogares que no son cristianos o en casas donde no hay una figura paterna. En plena época de lucha por las minorías gays y aceptación de los matrimonios homosexuales (piensen en la carátula de Obama y su aureola Gay Friendly en la carátula de "Newsweek"), lo que dijo esa muchacha merecía una sanción igual a la de la chica anterior. Pero no fue así: mientras una se iba meneando la colita de peluche tras bambalinas, la otra queda entronizada como representante de lo que opina la mayoría de la sociedad, aunque obligada a pedir disculpas por declararlo públicamente cuando esas cosas una "dama" las dice en secreto.
Sin embargo, me alegra descubrir que la situación está cambiando y cada vez existe mayor respeto por las minorías. Hace unos meses publiqué con Alfaguara una novela juvenil titulada El orden de las cosas donde uno de los protagonistas, un adolescente, es gay. La experiencia ha sido estupenda y pronto saldrá también en Argentina. La novela está situada en los años 80, pero los adolescentes que la han leído (he asistido a varios colegios para comentarla) son del 2012. Y ninguno de ellos se escandalizó ante el hecho de que un personaje sea gay sino que, al contrario, les resultó difícil de entender que su mejor amigo -el narrador de la novela- rehúyese a su compañero cuando este le confiesa su homosexualidad. Para ellos, ese es un tema que arregla conversando. Me alegra haber comprobado que los chicos que ahora tienen doce años, cuando lleguen a la mayoría de edad estarán en condiciones de vivir en una sociedad que acepte las minorías de manera natural. Si es que acaso la demoledora del libre albedrío, padres y maestros retrógrados, no los destruye.
He leído mucha literatura escrita por gays, o de tema gay, y creo que la mayoría de ellas resultan homofóbicas sin pretenderlo. Muchas novelas de autores que "salen del clóset" (detestable imagen) y confiesan su fragilidad y su marginalidad, son, en realidad, trampas que fomentan la homofobia porque dramatizan al personaje homosexual convirtiéndolo en un doliente, una víctima y un "freak", y no en lo que es: una persona normal con una opción sexual minoritaria.
Algunas novelas más complejas consiguen retratar la homofobia sin caer en ella. En "Los cachorros" de Mario Vargas Llosa, por ejemplo, un niño que es un triunfador (tiene dinero, es guapo y disciplinado en lo que quiere) es castrado por un perro, accidentalmente, mientras se ducha. A partir de entonces, la sociedad va cerrándole las puertas y mientras sus compañeros se hacen adultos y toman su lugar en la sociedad, Pichula Cuéllar se vuelve marginal, acusado de gay por andar con menores de edad y ser incapaz de conseguir una mujer. Al final Cuéllar se suicida. Su lenta degradación es impresionante, una cuesta abajo comparable a "La muerte de Iván Ilich" de León Tolstoi, aunque al final no haya iluminación.
La obra de Manuel Puig también han realizado retratos notables de homosexuales. En especial El beso de la mujer araña, donde un homosexual, encerrado en una celda con un preso polítici, descubre en la convivencia que pese a estar en veredas opuestas, en realidad ambos comparten la misma escencia revolucionaria, militante. A eso llamo "el orden de las cosas". Nos han dicho cuál es el orden y nos han educado para considerar enfermo o raro al que no sigue ese orden. Pero nadie nos dice que sí existe ese orden, pero jamás se encuentra en un lugar lejos del interior de uno mismo. ¿Por qué puedes ser feliz cuando puedes ser normal? es el título, irónico, de las excelentes memorias de la escritora lesbiana Jeanette Winterson. Ocurre lo contrario: quién quiere ser "normal" si puedes ser feliz.
Hay 11 Comentarios
Hola, amigos. Como veo que poco se ha movido el personal de este blog, seguramente por aquello de las vacaciones, voy a comentar un par de cosas.
En el artículo sobre los concursos de belleza, debería decir en lugar de colas y tetas, culos y tetas, como se dice en España. Las mujeres no tienen cola y aunque aquí en Colombia también se utiliza ese tipo de eufemismos (¿por qué les suena mejor colas que culos, hablando de mujeres?), me parece más adecuada la palabra que digo. Para que se rían, en Colombia tambien se habla de rabos y hasta de "derrière" y de pompis.
El otro asunto es, tampoco se rían (¡vaya, hombre, miren por dónde sale ahora este tipo!) del tema, pero hablando de libros, lo considero interesante. Es todo el berenjenal a propósito del Diccionario biográfico español. Es un exponente de cómo están las cosas del franquismo: parece la mancha de sangre en las manos de Macbeth: ni todo el agua del océano es capaz de borrar la mancha del franquismo. Unos quieren que se corrijan algunas de las entradas; otros que se añadan otras, llamadas alternativas; en fin, amenazaron con quitarle subvenciones a la RAH, pero como están los populares en el poder, pues ni hay cambios ni deja de haber subvenciones. ¿Cómo les parece? Los populares sí saben para qué sirve el poder.
Publicado por: FRANCISCO TOSTÓN DE LA CALLE | 24/08/2012 17:48:31
Venga tio, que son los homosexuales, nacidos gay's o formados gay's que se les respete sus derechos es una cosa, pero la señorita a la cual haces referencia ha dado una idea, una idea donde nadie puede decir esto es lo concreto, o es que que las cienciencias (puras como la matematica, quimica o digamos la biologia, o almenos las ciencias sociales: sociologia, sicologia) han dado una determinacion del origen de la homosexualidad, asi que cada uno es libre de decir lo que le de la gana sobre su origen pues nadie tiene la razon, creo que la señorita no dijo en ningun momento que se les vulneren los derechos lo unico que dijo es una apreciacion como la de la teoria del Bigban, todos dicen que es verdad pero no esta comprobada, asi que cualquier idea sobre ello es respetable y no insulata a nadie.
Publicado por: Jorge Prado | 22/08/2012 8:12:37
Si ha de respetarse, pues hay que hacerlo a todos, a las minorias y mayorías. En ambos sectores hay mierda, así que ni mayorías ni menorías. A quien le guste lo gay fabuloso, a quien le guste los concursos de belleza fabuloso, ¿no se trata de eso el respeto? Criticas a los concursos de belleza, bien, es tu opinión, pero hay que gente que critica lo gay, así que también se le respeta.
Publicado por: Ricardo | 20/08/2012 11:37:33
Increíble cuento "Los cachorros", arriba Vargas Llosa!
Saludos de http://www.COMO-ESTUDIAR.com
Publicado por: COMO ESTUDIAR | 07/08/2012 18:06:54
No sería tan optimista como usted con respecto a las nuevas generaciones, creo que ahora es mas visible relaciones lésbicas o gays entre adolescentes pero eso es por la moda de la época, mire la tele hay programas exclusivos sobre parejas homosexuales, pero eso no disminuye el número de homofóbicos, creo que en se tema estamos en pañales, un primer paso seria eliminar esos lamentables concursos de belleza. Totalmente de acuerdo con usted sobre esos dizque escritores salidos del closet, quieren vendernos honestidad cuando solo se trata de una operación de marketing.
Publicado por: Cero por la boca | 27/07/2012 22:40:30
¡Por fin alguien que ha leído "Los cachorros", un cuento magnífico de Vargas Llosa! Puig retrata bien, como dices, me gusta especialmente en "La traición de Rita Hayworth", su primer novela. Lindo tu artículo, pero carente de cierta acidez, que no le vendría mal.
Publicado por: Rosita | 27/07/2012 16:12:06
La misma hipocresía social, favoritismos, dogmas, machismos, misoginias, racismo, homofobia, viene de "las enseñanzas" (represión) católicas, donde el clero tiene echadas sus raíces hace siglos, donde se aclama sin rubor, a un ex presidente que se zurró todas las formas y fondos, está claro que las políticas dictatoriales (de derecha e izquierda) han llevado la memoria colectiva de un lado al otro, sin que hallamos encontrado el centro.
Publicado por: Alexander | 26/07/2012 22:04:56
Es un camino largo pero se ha dado ya un gran paso.
Publicado por: Cla | 25/07/2012 19:31:15
Muy bueno el artículo. Lo de victimizar a según qué minorías-en este caso los homosexuales-cuando lo que uno trata es de defenderlos, creo que es un efecto secundario que se da en muchas reivindicaciones ante determinados derechos por reconocer . Se exacerban las características de estos colectivos para dejar claro públicamente nuestra incondicionalidad a sus peticiones y demandas. Luego con el tiempo el interés decae, y si hay suerte la aceptación social va seguida de leyes que les amparen. Pero veo inevitable pasar por una especie de período de "fervor", para contrarrestar, (llevando de un extremo a otro) una realidad oculta durante demasiado tiempo que necesita desesperadamente tomar aire y salir a la luz, hasta normalizarlo. Por supuesto, es genial que haya escritores que se adelante un poco a su tiempo y hagan un tratamiento distinto del tema, menos exhibicionista por decirlo de alguna manera. Pero es cierto que ese fenómeno del que hablas se da-puede que inconscientemente-con relativa frecuencia.
Publicado por: Mayte | 24/07/2012 21:57:26
Así es, sobre todo ese lugar común donde las luchas encuentran el discurso que integra la lucha. Y, de eso, la literatura sabe un rato.
http://casaquerida.com/2012/07/23/cuando-la-miseria-trasciende-los-bolsillos/
Publicado por: Tinejo | 24/07/2012 21:47:07
yo comparto tu opinión sobre los concursos de belleza. http://t.co/InvxOaXs
Publicado por: turo | 24/07/2012 18:13:30