Cuando los escritores se jubilan

Por: | 21 de noviembre de 2012

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Foto: Manel

"Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio. Para mi dulce condenación." Juan Carlos Onetti.

Voy a ser breve ¿Puede un escritor jubilarse? ¿Le está permitido? Cuando era adolescente y quería ser escritor, o mejor dicho quería escribir simplemente, leí esa frase de Juan Carlos Onetti y me sentí condenado a ese placer y vicio. Asumí entonces que esa condena era perpetua, que no podría escaparme de ella. Por más que hay meses enteros, o años, en que no he escrito, sé que siempre estará esperándome el libro que hay dentro de mí. No tengo prisa. Escribo para mí. Para mi placer.

La noticia de la jubilación literaria de Philip Roth me ha dejado muy confundido. No el que decidiera dejar de escribir, algo que es comprensible -cómo no aceptarlo con precedentes como el de Arthur Rimbaud o J.D. Salinger, para buscar uno más cercano a Roth-, ni el que hubiese tomado esa decisión cuando estaba aún en plena forma literaria (son muy pocos los autores que llegan a esa edad, con una obra extraordinaria, y siguen aportando a esa obra libros como Némesis); lo que me sorprende es que parece feliz.

En los últimos años, he leído entrevistas de un Roth cansado, torturado por los fantasmas de la vejez y la muerte, que no parecían quedarse quietos pese a que los exorcizaba obsesivamente en sus libros. Pero la última entrevista que he leído suya, hace unos días, en The New York Times no deja lugar a dudas. Roth ha vuelto a ser un hombre alegre, vital, divertido, sin el malhumor que arrastraba antes. Dice que se ha comprado un iPhone, que está colaborando con su biógrafo "pese a que la paga no es buena", que ha vuelto a releer a los autores norteamericanos clásicos y a los contemporáneos (e incluso su propia obra, aunque esta terminase por aburrirlo) y que está, además, redactando un texto a cuatro manos con la hija de 8 años de una ex novia suya.

¿Y cómo le volvió esa vitalidad a un hombre que parecía acabado para todo, menos para publicar una estupenda novela al año? Simplemente, aceptó jubilarse. Por la forma en que habla en esa entrevista, Roth es un jubilado entusiasta, un burócrata que escapó de su prisión en un edificio de oficinas en Connecticut después de 50 años de servicio, con un reloj de oro y todo el futuro por delante. 

Pienso en Onetti y en su frase. ¿Habrá sabido él que se podía escapar de esa condena? Todo este tiempo pensé que las puertas de la prisión estaban clausuradas, y resulta que estaban completamente abiertas. Para poder salir solo basta, según Roth, colocar un post-it en la máquina de escribir o computadora con la frase: "The struggle with writing is over" ("la lucha de la escritura ha terminado") y no dejar de echarle un vistazo cada día. Listo. Tan fácil como eso.

¿Y ahora qué? 

Hay 8 Comentarios

Si bien es cierto que algunos deciden jubilarse por cuenta propia, deberían ser los más en hacerlo por cuenta ajena o por lo menos alguna pre-jubilaciones...

Me parece que Onetti sí lo hizo O_O... Al menos en lo último de su vida. Lo que más bien abría que decir es que no publicará. Escribir a cuatro manos y todo eso ya es un escape a su escritura, y hasta donde entiendo también Salinger escribió en su encierro. Lo que sí me parece una tortura es no escribir en meses, años´y días. Lo hice y fue peor que caminar y padecer todos los castigos del Infierno...

Nadie puede jubilarse de lo que es. Como si un día Dios decidiera jubilarse de titiritero, el mar de mecer olas, el sol de salir. Roth podrá haber terminado "la lucha" con la escritura; ahora la disfrutará. Esperemos.

Le escribo desde Honduras, lo felicito por su nota, ya son dos los que anuncian su retiro Imre Kertesz, ya ganador del Nobel, y Philip Roth. Con su retiro dejarán un vacío en las letras universales, Roth se merecía el Nobel y ojalá la academia sepa premiarlo antes de que pase a engrosar la lista de los ilustres "desnobelados".

¿Dónde está la novedad? Philip Roth no es ni el primer ni el último escritor que un buen día decide dejar la pluma. Y seguramente muchos de ellos han encontrado la felicidad tras su jubilación, porque, si hay escritores que dicen que disfrutan mucho escribiendo, otros aseguran que escribir es una actividad terriblemente dolorosa.

Aunque nos encante un oficio,descansar, divertirse, carecer de obligaciones es algo que viene bien a cualquier ser humano. El ser escritor no diferencia a uno del resto de la humanidad. Se tienen las mismas necesidades que cualquiera, viene bien para el ego que, no en el caso de Roth, pero sí en otros está un poco sobredimensionado, ¿no se por qué nos sorprende?.

Claro, estoy en la misma.Nada mejor que jubilarse, colgar todo y salir a ver el mundo.

Supongo que la decisión resulta más fácil -o al menos llevadera- cuando has escrito treinta novelas con un nivel medio muy alto.

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Este blog se plantea hacer comentarios de actualidad sobre libros, autores y lecturas en menos de 1.000 palabras. Se trata de un blog personal, obsesivamente literario, enfermo de literatosis, como diría JC Onetti, según la regla que la literatura es un vano oficio, pero jamás un oficio en vano.

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Ivan Thays. (Lima, 1968) Autor del libro de cuentos Las fotografías de Frances Farmer y las novelas Escena de caza, El viaje interior, La disciplina de la vanidad, Un lugar llamado Oreja de Perro, Un sueño fugaz y El orden de las cosas. Ganó en el 2001 el Premio Principe Claus. Fue finalista del premio Herralde 2008. Fue considerado dentro del grupo Bogotá39 por el Hay Festival. Sus novelas han sido traducidas al francés, italiano y portugués. Dirigió durante siete años el programa televisivo Vano Oficio. Actualmente administra el comentado blog Moleskine Literario.

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