El Papa ha muerto. Los 107 cardenales septuagenarios con derecho a voto se reúnen en la Capilla Sixtina para el cónclave. Cuando están tomando asiento, se va la luz: una avería. Al volver, empiezan las votaciones y sigue la oscuridad: la cámara se detiene en las caras de media docena de cardenales. Todos ruegan a Dios desesperados que no les caiga el marrón. Ese es el espectacular y metafórico comienzo de Habemus Papam, la última película de Nanni Moretti.
A partir de ahí, una catástrofe desternillante a ratos, contada de forma muy laica y muy respetuosa al tiempo, quizá incluso curil aunque algunos integristas hayan animado a los fieles a desertar de las 500 salas italianas donde se ha estrenado el filme, se cierne sobre la Iglesia católica.
El Papa elegido por la curia infantilizada y marciana es un cardenal francés llamado Melville, que interpreta genialmente (también a ratos) Michel Piccoli (en la foto), quien ya suena (grandeur, talento y veteranía obligan) como probable Palma de Oro en el próximo Festival de Cannes.
Como Bartleby, El Escribiente, Melville preferiría no hacerlo: no quiere ser Papa. En el momento de salir al balcón a bendecir a la multitud, le da un ataque de pánico y de amnesia y sale corriendo. Nanni Moretti, aquí un psicoanalista de fama, ateo y endiosado (como siempre Moretti, pero esta vez con mucha más autoironía), es llamado de urgencia al Vaticano para ayudar a curarse al Santo Padre.
Todo el arranque y especialmente esa primera cita entre Freud y Dios son una cumbre de la comedia a la italiana. Las carcajadas se suceden durante cinco o diez minutos extraordinarios. Melville está deprimido, se siente mayor, siempre quiso ser actor y recitar a Chejov y no se ve capaz de lidiar el toro que le espera ahí fuera: la crisis del catolicismo.
Moretti no puede analizar a un hombre sin memoria, escondido tras los tabúes del cargo: sin sexo, sin infancia, y debiendo diferenciar entre "el inconsciente y el alma".
El argumento es increíble y trágico, de una valentía admirable. Imposible de ser asumido como plausible por el espectador, además: un Papa que se niega a serlo tras aceptar el encargo, el mundo entero pendiente del nombramiento durante tres días, y una curia que lejos de conspirar, rezar o ayudar al jefe se dedica a hacer rompecabezas, a tomar tranquilizantes y somníferos y a jugar a la escoba (en la foto) y al voleibol mientras su nuevo líder resuelve sus cuitas demasiado humanas.
La idea de partida es una bomba, y la película es ágil, ligera, fresca e inteligente. Pasa en un suspiro, pero es irregular. El choque entre la seriedad del argumento y la comicidad del guión depara algunas escenas sublimes, pero la enorme ambición del proyecto hace muy difícil mantener el nivel. Moretti parece saberlo, y se lo toma con deportividad. A ratos, aparece en estado de gracia cómico. Otros momentos le abandona el Espíritu Santo, como a Melville, y se deja ir, recurre a trucos visuales de cámara lenta, y pierde fuelle. Se diría que de forma deliberada para no meterse en honduras.
En general es un Moretti más maduro y liviano, menos egocéntrico, más irónico y solo en apariencia menos político que otras veces. Pero el puñetazo final (el vacío negro que se cierne sobre el balcón de San Pedro) anula la blanca frivolidad de algunas secuencias de relleno.
Cuando consigue meter al espectador en el bucle de su fantasía y en su agudo realismo surrealista, Habemus Papam atrapa y cautiva. Moretti se abstrae de los escándalos que han azotado a la Iglesia y no se permite bromas de mal gusto. Ironiza sobre algunos privilegios del Vaticano (el economato, la farmacia...), pero no entra a fondo y ni siquiera roza los entresijos laberínticos de Vaticalia. El país que hay fuera no existe, ni siquiera se ve, en realidad podría ser Italia, Bélgica o Inglaterra. No hay psicoanálsis que lo arregle, ni Dios que lo ampare, ni Moretti que lo soporte.
Quizá, pensándolo bien, ese es el mensaje más importante de la película, su profecía. El último gran poder de Occidente, el Vaticano, está en estado de descomposición, en una crisis tan aguda que no cabe descartar lo peor. Por lo que respecta a Italia, mejor no intentarlo, parece decir Moretti. Ni siquiera un Papa extranjero (figura siempre asociada a la incapacidad de la izquierda) sería capaz de poner orden.
Una última consideración teológica: mientras se terminaba la película, el Papa real, Joseph Ratzinger, habló por primera vez de su posible dimisión por motivos de salud en su libro-entrevista. Tras Celestino V y el morettiano Melville, sería el tercer caso de la historia. Curioso que el cineasta que ha contado el deterioro de la izquierda italiana se dedique ahora a mirar en la otra orilla del Tíber.
El último gran poder de Occidente, el Vaticano, está en estado de descomposición,
Mora solo Usted en toda la web puede escribir algo así sin un atisbo de verguenza, vaya todos pensaban en los grandes bancos, Citygroup, el Pentagono, Estados Unidos, los Fondos soberanos, los Bric, los mercados pero no què equivocados todos! No era el Vaticano el último gran poder, mañana seremos todos libres,
Qué viva PRISA
Qué viva cebrián
gensei
Publicado por: genseki | 29/04/2011 13:04:25
Julio, es posible. Los italianos son ipercriticos con si mismos y le gusta hacerce daño pero al final que? LA verdad siempre sale, siempre gana y lo que està pasando, tanto en la economia cuanto el la seriedad politica, dice che Italia nunca engañò a nadia: ni los italianos y tampoco los europeos. Ademàs paga, y mucho, por errores ajenos... sin decir nada... sin lamentarse.
L'Italia seria siempre gana, la de las malas lenguas no la oje nadie.
Gracias Julio.
Publicado por: Paolo | 28/04/2011 17:17:49
La vi ayer en Italia y me encantó. Moretti en una buena vena: irónico, elegante, divertido, extrovertido. El Vaticano debería estarle agradecido por la buena cara que se le da a sus potentados. Sin la codicia, la pedofilia o la soberbia que últimamente están asociadas con la iglesia católica, uno casi se reconcilia y simpatiza con los seres humanos presentados por Moretti. !Bien hecho!
Por cierto, ¿puede alguien informarme dónde puede verse en Madrid en la lengua original? Quiero recomendársela a mis amigos italianos de allá.
Publicado por: Eliza | 26/04/2011 21:51:50
...me ha picado el bichito de la curiosidad y espero ver la peli de Moretti...me ha gustado el blog, sr Mora...espero visitarlo regularmente...ciaoooo...
Publicado por: Sophie | 26/04/2011 5:30:10
Ma, dico io. Vi rendete conto che quello che scrivete si può leggere in tutto il mondo. Che brutta figura! Che vergogna! Meno male che trane qualche La Russa l'Italia non è così...
E il paese dell'eleganza, della cultura, dell'arte...
Ma veramente siete italiani? Non è possibile! (o si?)
Publicado por: Julio | 25/04/2011 22:45:04
Comparto todo lo dicho por Tapia, con quien me solidarizo.
Al parecer hoy estamos de visitas, tantos buenos deseos por parte de gente tan buena, inteligente y experta, dejan apabullado al lector desprevenido. ¿Qué ha sucedido? ¿Ha perdido la Ferrari, el Milan, el Inter, la Roma... escupieron al Presidente del Consiglio, le tosieron en la cara al director del Giornale, quemaron algún periódico de La Padania, Ghedafi quiere retirar su parte de Unicredit y Mediobanca?
Qué modos... qué aliento fétido a bunga bunga...
Publicado por: José, un ñ en la tormenta | 25/04/2011 22:35:34
Moretti me encanta. El argumento de esta película se parece a una novela llamada "Nata Soy" (lease tambien al revés) de Antonio Álamo, divertidisima, en esta el Papa tambien comienza a comportarse de forma extraña y los obispos creen que el diablo le ha poseído. No se les ocurre otra cosa que llamar a un exorcista. Este resulta ser un inocente fraile español que no ha salido de su convento y de repente se encuentra en medio de las intrigas del vaticano.
Publicado por: David | 25/04/2011 19:00:41
Creo que no lo he dicho en otras ocasiones, por no pecar de adulador (cosa que evito en lo posible). Pero hoy sí que quiero agradecer explícitamente a Miguel Mora por este blog. Por el mero hecho de hacer que exista, y por sus personales y agudos puntos de vista.
En cuanto a la entrada de hoy: espero poder ver pronto Habemus Papam.
Por último: confieso que a veces me siento molesto por los trolls españoles. Pero ahora, tras conocer a los especímenes transalpinos que merodean por aquí, los españoles se me antojan de una bondad espiritual e intelectual espectaculares.
Publicado por: Tapia | 25/04/2011 17:37:45
gracias see more here
http://machahir123.blogspot.com/
Publicado por: selen gomez | 25/04/2011 16:48:44