Señores, esto es el fin. El barco está a punto de hundirse y empiezan las defecciones. El último que apague la luz.
Il Corriere della Sera, con veinte años de retraso, descubre de repente la pulsión autoritaria de Berlusconi, y un aterrado P.G. Battista, notorio berlusconiano, feroz anticomunista y habitual condonador de los delitos y faltas más indefendibles, firma el epitafio del divino Silvio en un artículo que le habría envidiado el propio Marco Travaglio.
P.G. Battista hace un somero balance y sostiene que "los tonos desconsideradamente agresivos del centro derecha" en la campaña electoral son el fruto de una "larga e irrefrenable mutación genética" sufrida por la acorazada berlusconiana.
Añade luego que la "expulsión del réprobo Fini, decretada en una reunión veraniega a puerta cerrada por una oligarquía precipitadamente convocada en casa del Capo (sic), puso la lápida a toda traza de espíritu liberal" del partido de Berlusconi.
Nada que ver con el liberalismo que inspiró su salida al campo en el 94. Todo, claro, culpa de la Liga, sugiere Battista sin citarla. El viejo y sano centro derecha se entrega hoy, dice, a "los dogmas de un neo-estatalismo invasivo y desenfrenadamente repartidor", y a las "komisiones (sic) gubernativas diseñadas para la censura preventiva de libros de texto o la promoción de series tetevisiva sobre Barbarroja".
"La casa de la libertad se ha convertido en la casa de la prohibición. Para las inocuas parejas de hecho, igual que para los programas de televisión que le son antipáticos", prosigue el enterrador. "Las invectivas surrealistas de Giovanardi contra los 'femminielli' (los tradicionales homosexuales napolitanos) y la publicidad pro gay de Ikea han sepultado todo residuo libertario".
Y ahí se suelta la melena: "El garantismo es solo para uno, o para los pocos que se arremolinan a su alrededor. El mérito, clave y origen de toda revolución liberal que se precie, se ha quedado por el camino. Se ha hundido la política exterior de sello atlantista, con la reducción alarmista de las revueltas del mundo árabe al problema de 20.000 prófugos llegados a Italia, y mediante la relajada frecuentación de dictadores señalados como modelos positivos y socios fiables en los negocios bilaterales, algo mucho más comprometido que la normal y universal tasa de hipocresía del realismo político".
La conclusión es cruel: "Los lazos y lacitos que sofocan a la economía y a la sociedad siguen inmutables. La electrizante locura del "millón de puestos de trabajo" se ha deformado en la promesa de campos de golf en Lampedusa y en la compra de una casa en el lugar (a propósito: ¿ese bendito contrato fue finalmente firmado?".
El análisis es breve como ven, pero elocuente. El periódico de la burguesía de Milán abandona a su líder en la cuneta a tres días de las elecciones más cruciales de su historia.
Mientras tanto, el regulador de las comunicaciones -nombrado por B.- no ha tenido más remedio que multar con 800.000 euros a las cinco televisiones que el viernes violaron de forma flagrante la ley electoral al emitir cinco pseudoentrevistas con B. en las que afirmaba que no permitirá que Milán se convierta en la Stalingrado italiana, en la gitanópolis de Europa, en la Meca de Lombardía.
Fíjense cómo se estará poniendo la cosa que hasta Pierluigi Bersani, ese empleado de pompas fúnebres metido a líder de la oposición, va sobrado por la vida y esta tarde ha declarado lo siguiente: "¿Si gana Pisapia Milán se convertirá en una ciudad islámica? Querido Berlusconi, vas a darte cuenta de que cabalgando los miedos no se gana. Es más, nos tomamos a risa tus palabras. Sugiero incluso a los viñetistas esta hipótesis. El día después del segundo turno, el burka se lo tendrá que poner él para que no le reconozcan por la calle".
¿Adónde vamos a llegar? Bersani haciendo chistes sobre Berlusconi.
Menos mal que, desde Sicilia, Massimo D'Alema ha puesto las cosas en su sitio y ha dicho: "Berlusconi no se irá del Gobierno hasta que no hayan prescrito todos sus procesos". Solo le ha faltado añadir: "Y ya me encargaré yo de que no prescriban".
En realidad, todo normal. Ya se sabe que D'Alema siempre ha sido el aliado más fiel de B., su gran arma secreta cuando las demás fallan.
El problema es que como ganen Pisapia en Milán y De Magistris en Nápoles (tras derrotar por el camino a los pobres candidatos que designó el aparato del PD), igual Bersani tiene que encargar otro burka a medida. Para su propio jefe.
Ah, por cierto, los amigos de Comunión y Facturación siguen siendo la gran alegría de la campaña de Milán. El otro día, uno de sus jefes, mientras pedía el voto para Letizia Moratti en la puerta de una iglesia, explicó: "Berlusconi es un putero pero tenemos que votarle para defender nuestro concepto de familia". Y otro remató: "Pisapia es el Anticristo".
Así se habla, sí señor.
Viva Vaticalia.
P.G. Battista non è un palese berlusconiano come viene dipinto nel tuo articolo, è invece un viscido "cerchiobottista".
Publicado por: Procellaria | 01/06/2011 19:05:29
y la multa a la Rai quien va a pagarla, siendo la television publica? nosostros ciudadanos? esta se llama dictadura con farsa incluida non stop.
Publicado por: Paolo, por supuesto | 25/05/2011 23:09:32
Tambien hay que decir que el Tettamanzi (un cura) esta contra berlusconi y esta apoyando la primavera de Milan, Precisamente la republica el domingo lo nombraba como ejemplo , y es que como siempre, lo curas son buenos y reporto lo que dicen cuando dicen lo que a mi me gusta y sino pues los pongo a parir y me pregunto que porque abren la boca y porque opinan..un poco de seriedad.
Publicado por: eldesiempre | 24/05/2011 14:12:26