SOBRE EL BLOG

Como dijo un alemán, Italia es como una diva de Hollywood: “Todos la miran admirados pero nadie la comprende”. Este año, el país festejará el 150 aniversario de la unidad y los 82 años de su divorcio del Vaticano. Pero ¿estamos seguros de que Italia y el Vaticano son dos Estados distintos? Uno vive subsumido en el otro, aunque no resulta fácil decir quién subsume más a quién. Lo único claro es que Vaticalia es una mina informativa: pecados y delitos, mafias y masonerías, santos y 'velinas', vida interior y noches locas, Ratzinger y Berlusconi... ¡Viva Vaticalia!

Sobre el autor

Miguel Mora

Miguel Mora. Corresponsal en Roma, antes en Lisboa, fue redactor en la sección de Cultura durante diez años y en la Edición Internacional durante cuatro. Trabaja en EL PAÍS desde 1992, es autor del libro ‘La voz de los flamencos’ y sigue siendo, pese a todo, un atletista empedernido.

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Actualizado a las 02.10. Los sondeos clandestinos afirman que B. pierde en Milán y Nápoles. Y Umberto Bossi declara: "Silvio está demasiado nervioso".

Cosas que solo pasan en Vaticalia: Giuliano Pisapia ha ganado las elecciones municipales de Milán tres días antes del voto. La trágica comparecencia de B., anoche en 'Porta a Porta', donde por primera vez en 18 años fue obligado a responder a preguntas más o menos serias y a defenderse, dejó claro que da por imposible la remontada en su feudo y que solo confía en Nápoles para salvar la cara.

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Actualizado 13.13 con el nuevo vídeo de La Sora Cesira.

El juego sucio y el terror psicológico que ha marcado la campaña electoral de la derecha en Milán ha subido hoy un escalón más hacia la historia de la infamia política. El candidato opositor del Partido Democrático, Giuliano Pisapia, ha presentado una denuncia ante la fiscalía en la que afirma que “numerosas personas disfrazadas de gitanos o de jóvenes desastrados” recorren la ciudad y los transportes públicos pidiendo el voto para su candidatura. La Fiscalía ha abierto una investigación contra desconocidos bajo la hipótesis de difamación agravada, suplantación de personalidad y difusión de falsas noticias destinadas a perturbar el orden público.

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Aunque a algunos les sonará raro, el cardenal Dionigi Tettamanzi (Renate, 1934) es en este momento la vanguardia de la izquierda italiana, el hombre que resiste en primera línea los últimos embates de la industria del miedo del berlusconismo leguista. Tras diez años de ecumenismo genuino y compromiso con los pobres, los gitanos y los inmigrantes, el arzobispo de Milán y sucesor de Carlo Maria Martini se ha constituido en una referencia humanitaria y humanista, y es hoy el silencioso motor del cambio social y político que está a punto de dar un vuelco político a la capital financiera gobernada por la derecha.

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Señores, esto es el fin. El barco está a punto de hundirse y empiezan las defecciones. El último que apague la luz.

Il Corriere della Sera, con veinte años de retraso, descubre de repente la pulsión autoritaria de Berlusconi, y un aterrado P.G. Battista, notorio berlusconiano, feroz anticomunista y habitual condonador de los delitos y faltas más indefendibles, firma el epitafio del divino Silvio en un artículo que le habría envidiado el propio Marco Travaglio.

P.G. Battista hace un somero balance y sostiene que "los tonos desconsideradamente agresivos del centro derecha" en la campaña electoral son el fruto de una "larga e irrefrenable mutación genética" sufrida por la acorazada berlusconiana.

Añade luego que la "expulsión del réprobo Fini, decretada en una reunión veraniega a puerta cerrada por una oligarquía precipitadamente convocada en casa del Capo (sic), puso la lápida a toda traza de espíritu liberal" del partido de Berlusconi.

Nada que ver con el liberalismo que inspiró su salida al campo en el 94. Todo, claro, culpa de la Liga, sugiere Battista sin citarla. El viejo y sano centro derecha se entrega hoy, dice, a "los dogmas de un neo-estatalismo invasivo y desenfrenadamente repartidor", y a las "komisiones (sic) gubernativas diseñadas para la censura preventiva de libros de texto o la promoción de series tetevisiva sobre Barbarroja".

"La casa de la libertad se ha convertido en la casa de la prohibición. Para las inocuas parejas de hecho, igual que para los programas de televisión que le son antipáticos", prosigue el enterrador. "Las invectivas surrealistas de Giovanardi contra los 'femminielli' (los tradicionales homosexuales napolitanos) y la publicidad pro gay de Ikea han sepultado todo residuo libertario".

Y ahí se suelta la melena: "El garantismo es solo para uno, o para los pocos que se arremolinan a su alrededor. El mérito, clave y origen de toda revolución liberal que se precie, se ha quedado por el camino. Se ha hundido la política exterior de sello atlantista, con la reducción alarmista de las revueltas del mundo árabe al problema de 20.000 prófugos llegados a Italia, y mediante la relajada frecuentación de dictadores señalados como modelos positivos y socios fiables en los negocios bilaterales, algo mucho más comprometido que la normal y universal tasa de hipocresía del realismo político".

La conclusión es cruel: "Los lazos y lacitos que sofocan a la economía y a la sociedad siguen inmutables. La electrizante locura del "millón de puestos de trabajo" se ha deformado en la promesa de campos de golf en Lampedusa y en la compra de una casa en el lugar (a propósito: ¿ese bendito contrato fue finalmente firmado?".

El análisis es breve como ven, pero elocuente. El periódico de la burguesía de Milán abandona a su líder en la cuneta a tres días de las elecciones más cruciales de su historia.

Mientras tanto, el regulador de las comunicaciones -nombrado por B.- no ha tenido más remedio que multar con 800.000 euros a las cinco televisiones que el viernes violaron de forma flagrante la ley electoral al emitir cinco pseudoentrevistas con B. en las que afirmaba que no permitirá que Milán se convierta en la Stalingrado italiana, en la gitanópolis de Europa, en la Meca de Lombardía.

Fíjense cómo se estará poniendo la cosa que hasta Pierluigi Bersani, ese empleado de pompas fúnebres metido a líder de la oposición, va sobrado por la vida y esta tarde ha declarado lo siguiente: "¿Si gana Pisapia Milán se convertirá en una ciudad islámica? Querido Berlusconi, vas a darte cuenta de que cabalgando los miedos no se gana. Es más, nos tomamos a risa tus palabras. Sugiero incluso a los viñetistas esta hipótesis. El día después del segundo turno, el burka se lo tendrá que poner él para que no le reconozcan por la calle".

¿Adónde vamos a llegar? Bersani haciendo chistes sobre Berlusconi.

Menos mal que, desde Sicilia, Massimo D'Alema ha puesto las cosas en su sitio y ha dicho: "Berlusconi no se irá del Gobierno hasta que no hayan prescrito todos sus procesos". Solo le ha faltado añadir: "Y ya me encargaré yo de que no prescriban".

En realidad, todo normal. Ya se sabe que D'Alema siempre ha sido el aliado más fiel de B., su gran arma secreta cuando las demás fallan.

El problema es que como ganen Pisapia en Milán y De Magistris en Nápoles (tras derrotar por el camino a los pobres candidatos que designó el aparato del PD), igual Bersani tiene que encargar otro burka a medida. Para su propio jefe.

Ah, por cierto, los amigos de Comunión y Facturación siguen siendo la gran alegría de la campaña de Milán. El otro día, uno de sus jefes, mientras pedía el voto para Letizia Moratti en la puerta de una iglesia, explicó: "Berlusconi es un putero pero tenemos que votarle para defender nuestro concepto de familia". Y otro remató: "Pisapia es el Anticristo".

Así se habla, sí señor.

Viva Vaticalia.

 

 

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17 may 2011

Los indignados (milaneses) salen del armario

Por: Miguel Mora

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¿Supone la quasi hecatombe de la derecha en Milán el primer acto de la agonía final de la farsa berlusconista? Es prematuro decirlo, pero parece claro que el viento de cambio está aquí, ha empezado a soplar con fuerza, y lo ha hecho precisamente donde y como debía hacerlo: en la ciudad símbolo del poder de Berlusconi y de su imperio mediático, financiero y editorial, dos días después de que su equipo se proclamase campeón de Liga, y cuando casi nadie daba una lira por ese abogado sesentón, educado y templado, pero bastante anónimo, que se llama Giuliano Pisapia (en la foto, léase Pisapía) y que quizá pase a la historia como el hombre que ayudó a que los italianos desbordaran por fin el vaso de su santa paciencia.

La enésima campaña excesiva de Berlusconi, sus ataques salvajes a los magistrados que intentan cumplir con su deber al aplicar la ley, su insistencia obsesiva en poner la cara para convertir unos simples comicios electorales de mitad de mandato en un plebiscito personalista a vida o muerte; sus ridículos insultos a los adversarios políticos (ha llegado a decir que se lavan poco) han recibido la única respuesta que una ciudadanía sensata podía dar: suspenso y a septiembre (en este caso a finales de mes).

Pensar que el descalabro de B. ha coincidido con la detención y el hundimiento en Nueva York de esa especie de compadre suyo francés, Dominique Strauss Kahn, es una ironía que seguramente ayuda poco a entender el mensaje que envían las urnas. Pero, sin querer comparar delitos y faltas, aficiones, hechos y acusaciones, consolaría pensar, y quizá no sea descabellado, que la imagen de DSK esposado ha contribuido de alguna forma el Milagro en Milán. Quizá algunos italianos han empezado a comprender,  gracias a la decidida acción de la justicia estadounidense, que los políticos con la cabeza en la bragueta y mucho dinero en la cuenta son un peligro más que un beneficio para sus comunidades. Tal vez algunos han pensado que el garantismo no debe confundirse nunca, como pasa tantas veces en Italia cuando hay un potente en peligro, con la inmunidad. Y menos cuando hay mujeres y/o menores en juego.

La clave nacional del voto municipal es de todos modos sugestiva: si Milán ha castigado a Berlusconi negándole la mitad de los votos personales que le dio hace cinco años, el mensaje evidente es que sus paisanos están hartos de él. Si además Letizia Moratti recoge menos preferencias que su lista, quiere decir que el electorado desprecia su forma de echar fango y falsedades sobre su adversario, como hizo la buena señora reconvertida en tifosa (a la sazón es cuñada del presidente del Inter).

Y si la Liga de Bossi pierde cuatro puntos respecto a las últimas regionales, aunque aumente sus votos respecto a hace seis años, probablemente se deba a que el ramalazo xenófobo no tiene el mismo predicamento cuando lleva aparejado apoyar a toda costa a un proyecto político acabado, incapaz de gobernar el país y de tomar decisiones más allá de las que sirven al jefe para salvar el pellejo judicial.

Otros dos datos ayudan a pensar que este viento del norte que ayer borró de la escena (ni uno solo de ellos salió en televisión a admitir la derrota) al populismo barato, negociante y antieuropeísta de Berlusconi y de Bossi huele a liberación y a final de un ciclo demasiado lleno de basura.

Uno es que Pisapia no era el candidato oficial del Partido Democrático: procede de las huestes comunistas del sureño Nichi Vendola y de la galaxia afín a Refundación Comunista, y ganó las primarias sin que nadie lo esperara. Es decir: es un tipo de izquierda, mucho más de izquierda que el aparato del PD, tan beato devoto, tan fúnebre y tan radical chic a la vez. Pero en absoluto es un extremista como han querido hacer creer Berlusconi y Moratti jugando muy sucio. Eso sí, no pone velas a CL ni devora sindicatos. Y el apoyo del 48% de los milaneses es, así, un mensaje de dos caras, dirigido a unos y a otros: sobre todo a ese penoso aparato del PD que igual debería ir pensando en abrir finalmente la mano a la izquierda y olvidarse de besar pantuflas vaticanas y neoliberales para intentar perpetuarse en la intrascendencia.

Además de eso, en Nápoles la ciudadanía ha dado el 27% de los votos al candidato de Italia de los Valores. No me subyuga Antonio di Pietro, aunque admire su aguante, su olfato y su gracia de campesino, y es poco excitante la prosopopeya sobrada de ego de De Magistris. Pero se trata de otra gran razón para volver a creer en el futuro de Italia. Que un 27% de los napolitanos, considerados el sumidero del país por gente tan arrogante como el ministro Giulio Tremonti (ese que no deja pasar día sin culpar al sur de algo cuya culpa solo tiene él, ya que ha dirigido el país nueve años de los últimos once), que los napolitanos, decía, hayan decidido dar un voto masivo a IDV, relegando al 20% al candidato del PD, y negando de paso la victoria del PDL en la primera vuelta, es una prueba de sabiduría admirable.

De la que podría aprender bastante esta Europilla corrompida, fracasada y en descomposición. 

Si dentro de 15 días Pisapia se convierte en alcalde de Milán y De Magistris sale elegido alcalde de Nápoles, no solo estaremos ante el final de un ciclo político, social y cultural; será el inicio de una etapa nueva, fascinante, en la que nadie tendrá nada asegurado porque la ignorancia de los que más gritan, la turbiedad de los que más conspiran y la capacidad de compra de los que más roban y más tienen habrán dejado de ser los criterios de selección popular de la clase dirigente.

No se rindan todavía. Parecería que los indignados van saliendo del armario y tomando cartas en el asunto. Y ya saben que Vaticalia, cuando se enfada, es mucha Vaticalia.

P. S. (Por cierto, si ven el post anterior, entenderán por qué Enric González y, en menor medida, Adriano Celentano, siguen siendo dos de los pocos mitos que pueblan este pequeño reducto).

 

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Entre las cosas que le debemos algunos al gran Enric González, hay una que, arrimando el ascua a la sardina de Vaticalia, es fundamental si se quiere entender algo de este jeroglífico político que algunos días recuerda al ajedrez y otros a la lucha libre sobre barro.

Uno de esos datos clave que Enric me hizo saber cuando llegué a Roma hace tres años, abrumado por la  improbable tarea de intentar sustituirLe (pongan ustedes a uno cualquiera en lugar de Messi) es que, por exótico que pareciera, la opinión del mítico Adriano Celentano era un termómetro político de primer orden para detectar por dónde van los humores y los malhumores del país.

(Enric también me enseñó, entre otras joyas, que la mamma lo es todo en Vaticalia contándome la maravillosa anécdota del conductor de autobús romano que una noche pidió permiso a los pasajeros para desviarse hasta casa de su madre, que estaba enferma; ante la aclamación del pasaje, el hombre aparcó el autobús, subió, le dio la cena y un bacio alla mamma y siguió ruta tan ricamente sin que nadie protestara).

No pasó mucho tiempo antes de que descubriera que Celentano, casi tanto como rockero, cantante, compositor y actor, es un pródigo y fino analista político, un tipo con un agudo sentido de la participación y el debate, y con un olfato peculiar para desvelar con palabras sencillas los camelos de la clase dirigente y las necesidades inmediatas del país.

Antes solía escribir largas cartas llenas de mayúsculas al Corriere della Sera, que indefectiblemente las publicaba a toda página, a veces recordando al lector en una nota que respetaba tanto al Ragazzo della Via Gluck que había mantenido incluso los errores ortográficos del original.

 

Pero últimamente Celentano manda sus reflexiones a Il Fatto Quotidiano, ese periódico milagro que abrió cuando otros cerraban y del que es subdirector Marco Travalgio, discípulo de Montanelli y el peor azote de B. desde la muerte de su maestro.

Las cartas de Celentano a Il Fatto deben tener seriamente preocupado a B., porque el hombre lleva un mes de campaña hiperactiva, repitiendo de telediario en telediario el guión que nos soltó a los plumillas extranjeros en una larga cena de triste recuerdo.

B. se ha puesto tan pesado que el regulador de las comunicaciones no ha tenido más remedio que multar con 100.000 euros al TG1 de la RAI porque B. ha salido 100 minutos y Bersani solo 20 (en Tele 5 la diferencia es algo mayor a favor del patrón).

Así que imaginamos que estas noches B., que ha tratado de convertir el envite de las municipales del fin de semana en un plebiscito personal, estará rezando lo poco que sabe. Pregherò.

 

Sobre todo porque las dos últimas cartas de Celentano, escritas en un tono más juvenil que las del Corriere, y más directo que aquellas interminables diatribas, han sido dos torpedos a la línea de flotación de B. En la primera le acusaba de haber estafado (truffato, decía: una palabra letal en Vaticalia) al pueblo al decretar dos años de moratoria para la energía nuclear, cuando en junio estaba previsto votar en referénfum si Italia debe continuar o no con su programa de centrales atómicas.

El martes, Adriano redobló la dosis, y pidió a los milaneses, sus paisanos, que el próximo fin de semana voten a cualquier cosa menos al Pueblo de la Libertad y a B.

Dejo aquí el primer párrafo en italiano para los nativos y aficionaos a lo vernáculo.

"Ci siamo, ragazzi! Fra quattro giorni si vota per le amministrative e finalmente sapremo cosa c’è dentro l’UOVO dei milanesi. Qualcosa mi dice che la SORPRESA sarà grande. Per due motivi. Se vince Pisapia, sarà grande perché finalmente le cose cambierebbero e ciò significherebbe una tremenda sconfitta per il governo e non soltanto per ciò che riguarda la città di Milano, ma addirittura su scala nazionale, con lampi di gioia sprigionati dall’intera Europa. Se invece vince la Moratti, la sorpresa sarà ancora più grande perché le cose non cambieranno e allora sarà un disastro per noi italiani. Chi non ce la fa a tirare alla fine del mese dovrà andare in Svizzera per un bicchier d’acqua, poiché in Italia l’ACQUA non sarà più un bene comune".

En resumen, dice que si gana Pisapia, el candidato del Partido Democrático a la alcaldía de Milán, será una terrible derrota para el Gobierno y habrá saltos de alegría en toda Europa; si en cambio gana Moratti, la actual alcaldesa, la sorpresa será aun mayor porque las cosas no cambiarán y será un desastre para los italianos. Y apostilla, haciendo referencia a otro referéndum de junio: "Quién no llega a fin de mes tendrá que ir a Suiza a por un vaso de agua porque en Italia EL AGUA ya no será un bien común (el Gobierno ha decidido privatizarla)".

La misiva sigue relatando los horrores que perpetrará B. si permanece en el Gobierno. "Radioactividad sobre las mesas" (la apelación a la buena comida nunca falla en Vaticalia); Tremonti regalando las playas a los empresarios para que construyan "a cinco metros del mar" y llegue "un tsunami de cemento que jamás se aplacará", y los "CONSTRUCTORES CORRUPTOS" destruyendo MIlán para la Expo 2015...

 En el colmo de la osadía, Celentano llega a pedir, a sus 73 años un "cambio radical" para su ciudad, "tan amada por Leonardo da Vinci". Solo Mattia Calise, de 20 años, dice, el candidato del movimiento Cinque Stelle (Cinco Estrellas) promovido por el cómico Beppe Grillo (que estos días debuta por cierto en Barcelona) traerá "la esperanza de un mundo mejor y alejado de toda lógica de partido".

Los sondeos dan a Calise un 5%, pero "en ese 5% se esconde la Milán del futuro", dice Celentano. recordando que, en Bolonia, los de Grillo han subido, en un año y medio, de un 0,7% a un 12%.

La llamada a la revolución acaba con un mensaje de sensatez. Celentano comprende que sus conciudadanos puedan "no estar preparados". Pero no les culpa. "Probablemente, los de las Cinco Estrellas, por como habéis sido maltratados hasta ahora, son un salto demasiado grande incluso para vosotros, milaneses", escribe. "El salto es alcanzable, hoy por hoy, solo con Pisapia. Me equivocaré, pero  él es el hombre adecuado. El hombre de la transición. Aquel que nos llevará hacia ese CAMBIO RADICAL que está sin duda en el alma de las cinco ESTRELLAS, pero creo que también en el CORAZÓN de Pisapia". 

El mismo día que salía el mayúsculo artículo, Moratti cerró un debate cara a cara con Pisapia acusándole de haber sido condenado por el robo de un coche hace 30 años. Mentira y juego sucio. Y síntoma evidente de que el Papa del Rock ha decidido que Moratti perderá.

Hagan sus apuestas. ¿El Oráculo Celentano o Comunión y Facturación?

Y disfruten: Parole, parole, parole. Con Mina. Palabras mayores.

 

 

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Llegó mayo con las flores y el quasi santo polaco en technicolor sin matices ni aristas (genial la comparación entre la foto exhibida el 1º de Mayo de Wojtyla con John Wayne que hizo mi amiga Rachel Donadio en el NYT), y se diría que Vaticalia se ha zambullido del todo en el surrealismo felliniano de la peor estofa. Las noticas llegan en aluvión, así que ahí va un somero resumen numerado.

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 Luigi_bettazzi
Proponemos hoy una rareza bloguera: una entrevista. Con un personaje extraordinario: un obispo italiano (emérito) que habla, todavía, en nombre de la base de la Iglesia y no de la jerarquía. Que no rehúye ninguna pregunta y que responde siempre con libertad, sin miedo, y con una claridad meridiana.

Es un obispo laico. Quizá el último de los que quedan en Vaticalia (y en España). Se llama Luigi Bettazzi, y nació en Treviso en 1923.

En los años setenta, ochenta y noventa, solía escribir cartas abiertas a los políticos italianos para participar en el debate social siguiendo las recomendaciones del Concilio Vaticano II sobre la contribución de la Iglesia al bien común. Una de aquellas cartas, enviada al líder comunista Enrico Berlinguer, se hizo célebre porque Bettazzi pidió al creador del eurocomunismo que demostrara si el PCI estaba comprometido con el interés del país o con la ideología."Berlinguer me contestó quince meses más tarde”, recuerda Bettazzi. “Y me dijo que los comunistas no eran ateos, ni anti-teocráticos sino simplemente laicos”.

Según recordó Joseph Ratzinger el domingo, el ya beato Karol Wojtyla hizo una lectura "mariana" del Concilio Vaticano II. Por contraste, Bettazzi participó en tres sesiones de aquella asamblea que cambió el rostro de la Iglesia un día de 1965 citando al filósofo Antonio Rosmini, autor de la obra ‘Cinco plagas de la Santa Iglesia’, que entonces estaba todavía en el Índice de obras prohibidas por el Santo Oficio.

Unos años más tarde, en 1978, siendo presidente del movimiento pacifista Pax Christi, Bettazzi se ofreció voluntario a la curia junto a otros dos obispos (Riva y Ablondi) para intercambiarse como prisionero de las Brigadas Rojas con el líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, que en aquel momento estaba secuestrado y acabó siendo asesinado.

Teólogo y filósofo, Bettazzi tiene hoy 87 años, pero sigue siendo –aunque lleva 11 retirado- la voz del catolicismo de base italiano, incluida la de algunos obispos heterodoxos que por motivos de “oportunidad institucional” (eufemismo eclesial que quiere decir censura) no se expresan libremente para no ser represaliados. Hace unas semanas, ha vuelto a la plaza pública y se ha manifestado contra el berlusconismo rampante y la actitud complaciente o cómplice de la curia vaticaliana con ese sistema "basado en el poder de compra y que ha arrasado la moralidad pública”, dice.

Bettazzi vive con una pequeña comunidad de inmigrantes africanos en el castillo episcopal de Albiano, cerca de Turín. Es la residencia de verano de los obispos de Ivrea, ciudad de la que fue obispo entre 1966 y 1999 y de la que sigue siendo emérito.

Desde allí atiende amable el teléfono. Perspicaz y penetrante, al final se arrepiente de haber hablado tanto, pero dice: “Bah, total no tengo nada que perder”.

-¿La Iglesia italiana está dividida en torno a Berlusconi?

-Las bases están molestas y desconcertadas. Pero una parte de la Iglesia dice que no podemos renunciar a los principios innegociables que su Gobierno promete respetar, el aborto, la eutanasia, esas cosas. No tienen en cuenta que el comportamiento de libertad total y de ilegalidad que mantiene es perjudicial para los jóvenes, que aprenden que no importa cumplir la ley, trabajar, ni esforzarse por los demás, sino hacer el pícaro, ser el más furbo. La Iglesia no aprueba las leyes, pero si no se cumplen, ¿qué tipo de modelo da a la sociedad?

-Esa doctrina ha sido acuñada por Vittorio Messori: “Mejor un gobernante putero que hace buenas leyes para la Iglesia que uno católico que hace leyes malas”, dice.

-Lo de Messori explica la hostilidad hacia Romano Prodi, que es un verdadero católico pero admitía ciertas leyes, por ejemplo sobre las parejas de hecho, pensando que quien gobierna debe limitarse a mantener una atmósfera de respeto y luego que cada cual siga su orientación moral. Lo que los defensores de este Gobierno no tienen en cuenta es que los jóvenes han dejado de ir a la iglesia porque creen que confundimos la defensa de nuestros intereses con la defensa del bien común. Si reducimos la exigencia al aborto y la eutanasia y olvidamos el resto, la Iglesia no sigue el Concilio. No se trata de “la humanidad para la Iglesia”, sino de “la Iglesia para la humanidad”. El gran principio que mueve a los cristianos es la solidaridad. Incluso la oposición al aborto y la eutanasia vienen de ahí, de la solidaridad con los más pequeños y los más indefensos. Pero al mismo tiempo aceptamos una política de inmigración como la que tenemos, basada primero en un acuerdo impresentable con Libia y después en la falta absoluta de humanidad.

-El obispo de Comunión y Liberación Luigi Negri ha defendido a Berlusconi diciendo que los jueces forman un "órgano subversivo". ¿Por qué le escribió usted una carta abierta?

-Es solo un diálogo entre obispos… Comunión y Liberación está saliendo de esa mentalidad preconciliar con un gran esfuerzo. Creen que la Iglesia es siempre buena haga lo que haga. Quizá olvidan que aunque Berlusconi prohíba el aborto y la eutanasia, los ricos seguirán haciendo ambas cosas, con lo que los pobres ven, con razón, que las leyes solo valen para algunos. Muchos católicos están hoy condicionados por esa política del pasado que veía a la izquierda como enemiga de la Iglesia, y a la derecha como su garantía.

-Curioso, porque se diría que en el centro izquierda hay más católicos que con Berlusconi. 

-Cuando desaparecieron la DC y el PCI, los católicos confluyeron en los partidos de centro izquierda. Pero la Iglesia no se fía de ellos como de Berlusconi, y justo por eso le ayudan a resistir. Ahora, su vida privada, que por cierto no nos interesa nada, y su afición a la ilegalidad se han convertido en un problema. Hay un malestar muy fuerte entre las bases, que dicen “pero cómo podéis no decir nada”. Y lo peor es que no decir nada confirma la idea de que si uno tiene dinero y el apoyo de la Iglesia puede hacer cualquier cosa, se le permite todo.

-Comunión y Liberación es un movimiento religioso y factura 70.000 millones anuales. ¿Es compatible eso con el mensaje de Cristo y la doctrina?

-Bueno, ellos piensan que todo lo que se haga dentro de la Iglesia es lícito. Por decir un nombre, es el método de San Juan Bosco, que en la época de Cavour apoyó a los masones porque le ayudaban. Es decir, los grandes valores importan menos que la Iglesia. Da igual quién lo haga y cómo sea. Hoy hay salvación para todos, si creen. Ya no hay limbo porque el Papa lo suprimió en 2007. Estuve en África y las monjas me decían: “¿Y ahora qué hacemos sin limbo, cambia todo?”. Pregúntenle al Papa, les dije. Lo cierto es que hoy se salvan todos.

-¿Y no cree que tanto silencio será al final contraproducente para el Vaticano y la Iglesia italiana?

-Un obispo siempre debe decir que el Vaticano mira lejos, pero estamos todavía en el fatigoso camino hacia la creencia de que lo importante es el bien común y no los intereses de la Iglesia. Berlusconi es un problema del que no saben cómo salir. A la Iglesia le hubiera gustado que cayera en diciembre, cuando Fini puso la moción de censura, y que el primer ministro hubiera sido Gianni Letta, su número dos, que es Gentilhombre del Papa, pero no pudo ser...

-¿Qué diría que ha supuesto para Italia y Europa el berlusconismo?

-La pérdida de toda conciencia moral y cívica. La ley ya no cuenta, solo cuenta el dinero. Los italianos le votan porque tiene dinero, sin darse cuenta de que lo ha hecho aprovechándose de ellos. Esa pérdida de moralidad pública estaba en el ADN italiano, pero él la ha llevado al máximo. Triunfa el más pícaro, el ilegal, el más rico. Su poder se basa en la capacidad de comprar. Ha comprado a algunos finianos que se fueron, y podría comprarse todo el Parlamento, pero tampoco le hace falta, muchos diputados de ambos lados necesitan acabar la legislatura para poder acceder a la pensión vitalicia. Y la Iglesia seguirá a su lado porque no le cobra el IBI de las casas y financia los colegios católicos.

-¿Ve alguna solución posible a esa parálisis?

-La única sería una lista cívica que elabore una ley de conflicto de intereses y una nueva ley electoral mientras vigila las cuentas. Yo me fío de Prodi y me fío de Rosy Bindi, son verdaderos católicos. Antes se decía que la izquierda era más transparente que la derecha, pero se ve que el berlusconismo les ha contagiado y hoy muchos pisotean la ley. Nichi Vendola, el Gobernador de Pulla, me parece una persona recta. Pero suscita perplejidades (se declara homosexual, comunista y católico), y eso permitiría a los de siempre hacerle el vacío. De manera que, probablemente, el problema no tiene solución.

 

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02 may 2011

De Gregori, Dalla y los falsos inválidos

Por: Miguel Mora

 

Después de tres días dedicados al opio del pueblo (la beatificación de un señor tan beato y piadoso que miró para otro lado mientras cientos de sus curas y obispos violaban, vejaban y arruinaban la vida a miles de niños y jóvenes en todo el mundo), anoche la televisión vaticaliana se permitió por fin un respiro del fabuloso mundo Opus Disney, y RAI3 terminó con la sobredosis de hipocresía, mentiras y vilezas dando en directo el tradicional concierto del Primero de Mayo.

La cita sindical reúne desde hace 22 años a músicos y cantautores, uno de los pocos sectores del talento vaticaliano que todavía resiste los embates demagogos de B. la Liga, la curia, la central del fango, Mugabe en primera fila y las princesas y otros divorciados comulgando.

El concertone (aquí van unas fotos) reunió según los organizadores a medio millón de jóvenes (ya saben que por aquí las cifras no cuentan) aunque también esta convocatoria tenía su parte cínica porque el Gobierno, la Chiesa y la FIAT (que es como la Chiesa pero sobre ruedas) han logrado romper la unidad de las centrales después de mucho tiempo.

Pero en fin, pelillos a la mar, la cosa sirvió al menos de bálsamo y de relax, y para no perder del todo la moral después de la megabeatificación, que por cierto dejó lo mejor para el final: la Guardia Suiza detectó a varios falsos inválidos fingiéndose impedidos para colarse en la larguísma fila que se formó para venerar la tumba de Wojtyla.

Pura tradición romana: la furbizia; y castellana: la picaresca.

No sé si recuerdan la maravillosa y tremebunda película de episodios Los monstruos, de Dino Risi (1963). El primer capítulo era La educazione sentimentale (traducida allí como La buena educación). El romano Ugo Tognazzi enseñándole a su hijo a ser furbo. Esta aquí abajo, tras los créditos y con subtítulos en español (dura cinco minutos). Noten la frase del papá a Paoletto: "Il mondo è tondo e chi non sa stare a galla (gracias Ivan) va a fondo". El mundo es redondo y el que no flota se va al fondo. Y otra, tan profética: "Mejor un buen proceso que un funeral".

 

El concierto, pues: hubo cuatro actores estupendos contando las verdades del barquero con textos de Flaiano, Garibaldi, Sciascia, Carlo Emilio Gadda y otros fenómenos similares; un presentador, Neri Marcorè, extrañamente inteligente, mordaz y educado, y en general una cantidad de música buena, materia gris, arte, compromiso y marcha que ya les gustaría a los amigos de Españaza para poder sobrellevar el panorama Rajoy-Rouco que se nos avecina.

Gran descubrimiento de un carroza: el pullés Michele Caparezza, showman, cantante y letrista abrumador, que hizo un espléndido gag con la bandera tricolor, convirtiéndola primero en verde de la Liga, y finalmente en verde, blanca y amarilla en honor de Vaticalia. Los muchachos le despidieron al grito de "uno di noi", que equivale a un paso más que pedir matrimonio.

Al final salieron Francesco de Gregori y Lucio Dalla, dos veteranos de la vieja guardia, cascados, irónicos, fascinantes y cargados de razones y, todavía, de esperanza. Acaban de terminar una gira juntos, y juntos son, sencillamente, sublimes. Tanto como por separado.

Aquí va la letra del Viva l'Italia, el nostálgico vals de De Gregori (si un buen samaritano la traduce, será galardonado con el Vaticalietto de la semana e incorporado al post). Servidor ya no llega.

Abrazos laicos.

Viva l'Italia, l'Italia liberata,
l'Italia del valzer, l'Italia del caffè.
L'Italia derubata e colpita al cuore,
viva l'Italia, l'Italia che non muore.
Viva l'Italia, presa a tradimento,
l'Italia assassinata dai giornali e dal cemento,
l'Italia con gli occhi asciutti nella notte scura,
viva l'Italia, l'Italia che non ha paura.
Viva l'Italia, l'Italia che è in mezzo al mare,
l'Italia dimenticata e l'Italia da dimenticare,
l'Italia metà giardino e metà galera,
viva l'Italia, l'Italia tutta intera.
Viva l'Italia, l'Italia che lavora,
l'Italia che si dispera, l'Italia che si innamora,
l'Italia metà dovere e metà fortuna,
viva l'Italia, l'Italia sulla luna.
Viva l'Italia, l'Italia del 12 dicembre,
l'Italia con le bandiere, l'Italia nuda come sempre,
l'Italia con gli occhi aperti nella notte triste,
viva l'Italia, l'Italia che resiste.

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