Esta vez Mister B. se ha superado a sí mismo. El gran prestidigitador, nada por acá nada por allá, ha colado la penúltima trila 'ad personam', o mejor dicho 'ad empresam', con nocturnidad, alevosía y mientras sus socios y ministros descansaban durante el fin de semana. No cuesta nada imaginarle cocinando el nuevo truco diseñado para evitar que Fininvest pague 750 millones de indemnización a CIR en sus estancias privadas. Con un abogado civil, seguramente una mujer, sin consultar siquiera con su penalista Niccoló Ghedini ni con sus diputados más forofos y obedientes. Triste, solitario y final.
Por el momento, no se sabe quién estaba con él mientras metía una morcilla criminal al artículo 37 del ajuste presupuestario que reducirá en 50.000 millones de euros (un 3% del PIB) el gasto público para llegar al déficit cero en 2014. El escándalo de incluir una norma privadísima en medio de un reajuste que recorta a sangre y fuego el gasto en sanidad, educación y pensiones ha logrado incluso escandalizar a gente poco dada al sonrojo, como Giulio Tremonti, Franco Frattini o Umberto Bossi. Pero la retirada anunciada hoy sin un mínimo signo de arrepentimiento ha sido digna del victimismo que ha hecho famoso a su autor: la norma es justísima, pero el vergonzoso montaje organizado por la oposición nos aconseja retirarla, ha dicho.
La iniquidad de un primer ministro que entró en política cuando sus empresas estaban cerca de la quiebra afirmando que gestionaría Italia como una empresa y que hoy amasa la primera fortuna del país mientras el Estado es el que menos ha crecido del mundo tras Haití y Zimbawe, ha caracterizado estos últimos 17 años en Vaticalia.
Pero el nuevo y patético intento de violar el Estado de Derecho usando de tapadillo una ley financiera que ha sido pactada con la Comisión Europea ha sido tan impúdico, tan desesperado, que solo indica una cosa: la suerte de B. está definitivamente echada.
Cuando tu propia mayoría te da por un insensato, y tu ministro de Economía se ve obligado a anular la conferencia de prensa de presentación del ajuste aduciendo mal tiempo en pleno mes de julio, quiere decir que la cosa no tiene solución. Berlusconi es hoy como el boxeador sonado que da guantazos al aire mientras boquea en el rincón. Pero solo la Liga y sus segundones del Pueblo de la Libertad pueden tirar la esponja por él, para quitarle cuanto antes de la circulación y salvar el mínimo resto de credibilidad y prestigio que le queda a su Gobierno.
Si no lo hacen pronto, el boxeador gagá arrastrará en su caída al país, y nadie podrá evitar un final a la griega o incluso algo peor. B. ha perdido por completo el sentido de la realidad. Queda por ver si quienes lo sostienen contra su propio beneficio mantienen todavía un mínimo de decencia y de decoro, o si prefieren precipitarse en el abismo con el líder que solo piensa en sí mismo y en el dinero que a lo largo de estos infames 17 años le han convertido en un primer ministro sin pueblo pero con Parlamento.
Despertad gente tierna, que esta tierra esta enferma.
Publicado por: agario | 03/12/2016 6:34:54
la homilía de padre mora me recuerda la vehemencia del sacerdote cacereño, que con diferentes intentos
que a beber viene imagino
por él en sus pensamientos
por el vaso bebe vino
pero por ella los vientos.
Publicado por: perPerePete | 05/07/2011 21:14:00