Tienes una cita importante, una cena formal o una boda con caché. Y llega ese temido momento: ¿Cuándo tengo que usar cubiertos? ¿Dónde me siento? ¿Cómo tengo que vestirme? Toca enfrentarse al protocolo. Pero cada libro dice una cosa y hay miles de normas contradictorias, y algunas absurdas. ¿Hay que seguirlas siempre?
La reverencia de Obama ante el emperador Akihito trajo mucha guasa.
Aprendida la regla básica, hemos preguntado a varios expertos* sobre cuáles son las reglas más sorprendentes y las situaciones más absurdas que se producirían que siguiéramos el protocolo en el sentido más estricto.
Aquí está este antimanual con las normas que puedes saltarte:
1.Cuando se baja una escalera acompañando a una señora, el hombre siempre va delante para que, si ella se cae, no se haga daño. “Esto no tiene sentido en una oficina en la que los dos son compañeros de trabajo y el hombre va lleno de papeles”, dice Gerardo Correas.
2. Llevar la pamela durante toda la boda. Eso significa que si una invitada opta por el sombrero, le toca aguantar el cóctel, la comida y la tarta con él puesto, aunque sea tan grande que se choque con los vecinos de mesa. “Un ejemplo que demuestra que es una norma sin mucho sentido: la infanta Elena en la boda de su hermana Cristina fue a la iglesia con una pamela enorme. Lo inflexible del protocolo dice que no se la puede quitar. La infanta se llevó a una peluquera y en el intermedio entre la ceremonia religiosa y el banquete se la quitó y apareció perfectamente peinada”, explica Correas.
3. Sentar a los matrimonios separados en la mesa. Pero si son novios, sentarlos juntos. “Es la llamada norma del descanso matrimonial y se hace para intentar que haya más integración entre los comensales. Lo curioso es que tradicionalmente se permitía que si la pareja no estaba casada se pudieran sentar juntos. Algo que no parece tener mucho sentido ahora porque ¿qué más da que estén casados o que no?”, cuenta Carlos Fuente.
4. Usar las tarjetas para enviar un mensaje (más allá de lo que se escribe). “Al igual que existía un lenguaje de los abanicos, existe uno de las tarjetas. Según cómo las dobles quiere decir una cosa u otra: por ejemplo, doblar la esquina superior derecha significa visita, la inferior derecha es de pésame, la superior izquierda de despedida, etc. Hoy en día están absolutamente caducos y sería sorprendente que alguien las usara”, recuerda Bárbara de Senillosa.
5. Esperar en el primer plato pero no en el segundo. Pues sí, sí hace falta esperar en los segundos. “El tópico de que en el segundo plato sí se puede empezar a comer aunque no estén todos servidos es absurdo. Si no se puede en el primero lógicamente tampoco se puede en el segundo”, dice Correas.
6. Hacer reverencias excesivas. “No hay que hacer ninguna inclinación de rodilla ante los reyes. No es necesario y es antiestético. Se hacía antes porque los vestidos de gala eran largos y el gesto era casi imperceptible pero ahora que se les ven las piernas a las mujeres, no tiene sentido y parece incluso algo machista”, opina Fuente. "También son ridículas las inclinaciones excesivas, como las que en ocasiones hacen los mandatarios occidentales ante los orientales. Una ligera inclinación de cabeza basta".
7. Poner fórmulas en francés en las invitaciones. “Por ejemplo: SE RUEGA CONTESTACIÓN, con las iniciales en francés (rsvp). Es una cursilada”, dice Correas.
8. Comer con la mano solo el pollo y los espárragos. “Hay muchas cosas que se pueden comer con la mano. Dependerá del sitio, de con quién estés, de qué se esté haciendo”, explica Correas. Bárbara de Senillosa también está de acuerdo: “Protocolariamente, los palillos no existen. El aperitivo se come con las manos, no hay nada más ridículo que perseguir una aceituna con un palillo. Croquetas, tortilla, minisandwiches… Y, si no, con unas cucharitas especiales para ello”.
Esperanza Aguirre, Pío García Escudero, Soraya Sáenz de Santamaría, Antonio Basagoiti y Mariano Rajoy, tomando un plato de pepino (con la mano).
9. Llevar traje oscuro y corbata en todos los actos oficiales. “Yo soy muy defensor de la corbata pero ¿acaso no hay ahora trajes mucho más elegantes que no llevan corbata?”, reflexiona Fuente.
10. Comer los langostinos con la mano. “Si voy a una casa y me ponen cubiertos, digan lo que digan los libros, en ese momento se come con cubiertos. Lo mismo al revés: si no me ponen cubiertos, por mucho que esté empeñado que se puede comer con cubierto, no los pediré para comer”, explica Gerardo Correas.
11. Colocar a los asistentes alternando hombre/mujer/hombre/mujer. “Las posibilidades de que haya el mismo número de hombres que de mujeres en una reunión son bastante pocas”, explica Correas. Fuente resalta otro aspecto: “En teoría, a las esposas de un invitado hay que ponerles ‘señora de’ y el apellido del marido. Pero es absurdo tratarlas solo como esposas de alguien, así que es mejor poner el nombre siempre que se pueda”.
12. Usar solo la tercera persona en una conversación “real”. Aunque probablemente las posibilidades de que te encuentres con un rey o una reina sean pocas, el protocolo estricto dice que a un monarca nunca se le trata de usted, sino que se le habla en tercera persona, refiriéndose a él como su Majestad.
*Gerardo Correas Sánchez, es presidente de la Escuela Internacional y de Protocolo y director de área de Protocolo de la Universidad Europea de Madrid. Carlos Fuente es director del Instituto Universitario de Protocolo de la Universidad Camilo José Cela. Y Bárbara de Senillosa, directora de Relaciones Institucionales de la Escola Superior de Protocol i Relacions Institucionals.
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Hay 15 Comentarios
Los protocolos son difíciles, los de Asia, aún más.
Publicado por: Andrea Tupiño | 30/10/2014 22:15:51
Cuando uno se dirije al rey la expresión correcta es vuestra majestad, p.e., "vuestra majestad me honra con su visita". Su majestad se utiliza para referirse al rey (su majestad está cazando), no para dirigirse a él. En ambos casos se conjuga en tercera persona del singular, como en el caso de usted, así que no hay nada de especial en esto.
Publicado por: Francesc Ossat | 29/10/2014 19:34:12
Hay algún patinazo:
-Al bajar una escalera no tiene importancia pero al subir el hombre ha de ir delante.
-"Esperar en el primer plato pero no en el segundo". Obviamente si el plato puede esperar se espera pero, si pierde frescura, sabor, textura, se enfría o calienta con el tiempo, se ha de consumir inmediatamente sea entrante, primero, segundo, postre o café irlandés.
-"Comer con la mano solo el pollo y los espárragos. Comer los langostinos con la mano". Comer con la mano es una cochinada, lo pongan como lo pongan. Si hay que hacerlo sí o sí, habrá de facilitarse el modo de limpiarse las manos rápida y correctamente.
Lo demás no me suele pasar.
Publicado por: Beau Geste | 29/10/2014 18:36:26
"Aunque probablemente las posibilidades de que te encuentres con un rey o una reina sean pocas, el protocolo estricto dice que a un monarca nunca se le trata de usted, sino que se le habla en tercera persona, refiriéndose a él como su Majestad." Qué cosas más raras se leen en El País. Que yo sepa, en español, la persona de cortesía, usted, también reclama la tercera persona verbal. Así que se llame al Rey Majestad, o señor, lo más adecuado seguramente, aunque no se le trate de usted, de cualquier modo, se le trata en tercera persona, porque no hay más persona de cortesía que la tercera persona. Ahora bien, es posible que el autor del artículo haya confundido tercera persona del indicativo y del subjuntivo... La primera, en efecto, es la más formal para personas de la realeza. Pero "usted" requiere tanto la tercera persona como otro tratamiento. Es decir, me parece, si no me equivoco, que no es cuestión de persona, sino de tiempo verbal. Lo mismo cuando el mayordomo o la criada dicen a su señor: "¿ " el señor va a querer salir ? " ¿ la señora desea que le traiga el desayuno ? ".
Publicado por: Carlotta Melzi | 29/10/2014 18:05:15
Pues Jesús Hermida patinó en su suculenta entrevista a Juan Carlos I:
https://www.youtube.com/watch?v=5Yva3ifwlJc
Publicado por: Diodoro Sículo | 29/10/2014 17:56:27
Para Paz:
absolutamente de acuerdo contigo.
Publicado por: ribete | 29/10/2014 17:33:08
Es curioso, unos años atrás pedí información en Madrid para hacer un grado de Protocolo. Cuál fue mi sopresa cuando me llamaron para darme cita informativa exigiendo que llevara la cartilla bancaria no sin antes contestar una pregunta: ¿Es Usted quien decide sobre su cuenta bancaria? Entonces decidí No apuntarme
Publicado por: BelMolins | 29/10/2014 15:56:03
La etiqueta tiene el propósito de hacernos conscientes del otro y crear un buffer para la inhibición de conductas impulsivas.
Fui educada a la manera británica. En general, todo se reducía a mantener la espalda erguida, a no comer con las manos, a no apoyar los codos en la mesa, a pedir permiso para levantarse de ella, a no interrumpir a los mayores, a dejar el sitio a mayores, mujeres con bebés y embarazadas, a pedir disculpas, por favor y permiso, a preguntar a un adulto antes de hacer nada, a limpiarse los zapatos antes de entrar en la casa (o a sacárselos, en mi caso). Tuve mi primer en disposición de mesas y en cosas "not lady like", como sentarse con las piernas abiertas o emitir gases a la atmósfera en público.
Muchas de estas normas de sentido común me sirvieron para no dar el cante en situaciones protocolarias. Sin embargo, hoy por hoy siento que la buena educación es una atención, intuición y consideración del lugar común.
Acceder a él y a los otros con la determinación de observar qué es molesto y qué no, no armar bulla sensorial, respetar el espacio vital (un metro en torno a la persona) y en resumen, salir del modo "yo primero y yo más" para entender que quien tienes delante puede ser sensible no sólo a lo que haces, sino a tu energía. Entre otras agresiones que cometemos cada día están la acústica (gritos, móviles sonando, carcajadas, atender al smartphone o a la tableta en presencia de otros como si fueran invisibles), social (no hay mayor desprecio que no mostrar aprecio) y energético (toquetear, abrazar, besuquear, dando por hecho que si a ti te gusta, al otro le gustará necesariamente).
En definitiva: dejar de vivir según una concepción Yo-céntrica del universo y practicar un elemental autocontrol de los impulsos. Dejar el porque yo lo valgo al margen y ponernos mascarillas cuando tenemos gripe, como hacen los japoneses y haría cualquier ser humano genuinamente civilizado.
Mi meta es acabar con la mala e irrespetuosa costumbre de comunicación innecesaria. Es una gran carga para quien no quiere recibir la información que transmito como si el mundo fuera a acabarse.
No somos tan relevantes. Lo que decimos tampoco lo es. Es todo energía e información moviéndose. El mundo está lleno de introvertidos e hipersensibles que tienen que salir ahí fuera cada mañana. Algunos lo viven así:
http://vimeo.com/52193530
http://stopphubbing.com
http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/phubbing-prestar-mas-atencion-telefono-movil-personas-rodean/2526861/
Publicado por: Paz | 29/10/2014 15:18:26
Comer hamburguesa o pizza con cubiertos? No veo a Su Majestad remangado comiéndose el Whopper... En cambio veo a Letizia comiendo pizza con cubiertos...
Publicado por: Sodapop | 29/10/2014 15:07:42
Como bien dice Vladimir, a los monarcas no se les trata de majestad directamente, si no cuando se habla de ellos con un tercero; por ejemplo: "Su Majestad aún no ha llegado"; al dirigirmos a ellos directamente hemos de tratarlos de señor o señora y de usted, sí, de usted, nada de terceras personas, y esto es derecho administrativo legislado, publicado en el BOE y que se estudia en las facultades de Derecho y en las escuelas de práctica jurídica (mi caso), cuando hay tiempo para estas fruslerías. Eso se aplica también al tratamiento de alteza. Por otro lado, Miss Manners, en visita a Santiago de Compostela, señaló en cierta ocasión a El Pais que todo lo que es norma (el cuchillo se coge de tal manera, las reverencias se hacen de tal otra, ...) se desfasa en algún momento (de hecho, nada tienen que ver el protocolo o la etiqueta de hoy en día con los de hace 300 años), de manera que la verdadera educación (lo sé: no es lo mismo educación que protocolo) estriba en lo atemporal, que es la consideración a los demás, lo único que permanece inmutable en el tiempo.
Publicado por: el perro Paco | 29/10/2014 13:10:19
Sobre Majestad, yo tuve la oportunidad de conversar con el Rey Juan Carlos I, y el estableció que habría que dirigirse a él como Señor...no como majestad... y los Doritos con Guacamole...nos los comimos con las manos en la recepción.
Publicado por: vladimir | 29/10/2014 12:28:01
Matizaría lo que escribe Capi Food porque creo hay normas, especialmente la última, la que se refiere al trato con la monarquía, que se ha quedado completamente anticuada desde el momento en que la familia real se ha echado a la calle. Además queda absolutamente ridículo y forzado el "SM para acá, SM para allá" en una ocasión que probablemente no se vuelva a repetir. Lo normal es que en una recepción abierta los reyes estén solos, hablando entre ellos, hasta que alguien se les acerca a hacer el paripé para contar luego que lo ha hecho.
Publicado por: juanq | 29/10/2014 12:13:26
Super a favor del "descanso matrimonial", incluídas parejas no casadas, y el "hombre/mujer/hombre/mujer". La experiencia demuestra que las cenas resultan mucho más entretenidas que las otras dos opciones: Cada uno junto a su pareja habitual o hombres por un lado y mujeres por otro. Creo que son las únicas reglas de protocolo que sigo a rajatabla, pero no por formalismo, sino porque todo el mundo se lo pasa mejor.
Publicado por: Carlos marco | 29/10/2014 10:23:00
Muy de acuerdo con Capi Food.
Publicado por: Olga | 29/10/2014 10:08:29
Entre las normas del protocolo ¿No están las de no meter la mano en la caja? ¿No abrir cuentas en Suiza con dinero público? ¿No utilizar los tráficos de influencia?.
Lo de comer o no con las manos o saludar de no se que forma o manera nos debería dar lo mismo visto lo visto, y fijarnos más en lo que además de falta de educación es un delito http://www.capitanfood.com
Publicado por: Capi Food | 29/10/2014 9:55:12