Cine Club de Verano 7: Fulgor y muerte (pero menos) de los Drive In

Por: | 06 de agosto de 2013

Por ROCÍO AYUSO

Veranito, desconectar, un buen libro, quizá una siesta, esa terracita. Pero el calor también da pie a esas otras costumbres de verano más cinéfilas como la del cine al aire libre. En España suele ser sinónimo de malas copias y quizá una sábana por pantalla. Nada HD. La tradición es más común en EE UU, donde los drive in o cines al aire libre desde el confort de tu coche son parte de la cultura popular. Una cultura al borde de la extinción porque de los 4.000 drive in que hubo en su punto más álgido, en los años cincuenta y sesenta, ahora quedan unos 368 y muchos de ellos tipo guerrilla, improvisados en pantallas inflables en aparcamientos de la ciudad.

Aún así el resurgir es obvio, como lo demuestran las proyecciones que la Academia titula Oscars Outdoors y donde, en una pantalla al aire libre flanqueada por dos grandes estatuillas, los asistentes disfrutan de la proyección de películas oscarizadas a la luz de las estrellas. Además la existencia de este cine de verano en el cine es, por siempre, imborrable, presente en películas como las que escogemos recordar en este nueva sesión de Cine Club de Verano.

Grease

Si hay una película de verano esa es GreaseDirigida en 1978 por Randal Kleiser y protagonizada por John Travolta y Olivia Newton John es la historia de un amor de verano. Basada en el musical del mismo nombre, nadie estaba muy seguro del filme durante el rodaje, hasta tal punto que en los últimos planos ya no hay ni coreografía porque se les acabó el presupuesto. Pero para ese momento, los espectadores ya están moviendo las caderas y disfrutando de una de las bandas sonoras más vendidas de la historia del cine. De hecho la película se convirtió en un filme de culto que, al igual que The Rocky Horror Picture Show, ahora disfruta de proyecciones karaoke o sing-a-long como la que hubo este año en el Hollywood Bowl de Los Angeles, proyección al aire libre donde los asistentes fueron invitados a cantar simultáneamente. Y si la película es por todos recordada por ese baile entre Sandy y Danny (junto con las Pink Ladies y los T-Birds) al ritmo de You’re the one that I want, una de sus mejores secuencias es la que tiene lugar en un drive in donde Danny intenta hacer las paces con Sandy (sin éxito) mientras los rumores del posible embarazo de su amiga Rizzo corren como la pólvora de coche en coche con los espectadores más pendientes de lo que pasa fuera de la pantalla que dentro.

Cars

Una película como Cars, una carta de amor animada a la cultura del automóvil en EE UU, no haría justicia a esos años cincuenta y sesenta que quiere evocar si no incluyera el mundo de los drive in. La secuencia llega casi al final de la película. Bueno de hecho llega literalmente al final. Vale, después del final, en la coda o regalito que nos ofrecen los realizadores a los espectadores que nos quedamos como niños buenos a ver los títulos de crédito. Aquí John Lasseter se marca uno de los momento más divertidos de una película malentendida fuera de EE UU, pero que ha generado millones en juguetes llevando a sus protagonistas a pasar una agradable velada al aire libre en el drive in de Radiator Springs. En primera fila Sally y Rayo McQueen se ven las versiones customizadas para el mundo de Cars de los grandes éxitos de Pixar. De ese modo, por la pantalla del drive in pasan imágenes de Toy Car Story, Monster Truck Inc o A Bug’s Life, parodias con ruedas de las películas del mismo título (o casi).

El héroe anda suelto

Pocos directores están tan enamorados del cine como Peter Bogdanovich. Son muchos los que sólo conocerán a este realizador y estudioso del cine como actor en series tipo Los Sopranos. Pero los que tengan curiosidad por el medio descubrirán en los primeros trabajos de este realizador neoyorquino alguien capaz de encontrar cualquier excusa para contar una historia utilizando el cine como telón de fondo. Ya sean los comienzos del cinematógrafo con Así empezó Hollywood (Nickelodeon), el final de una era con La última película o el mundo paralelo del horror real con el horror cinematográfico en El héroe anda suelto (Targets), el canto del cisne de esa leyenda del cine de terror que fue Boris Karloff. En la cinta, Bogdanovich enfrenta a ese héroe convertido en monstruo que dispara a todo lo que se mueve contra ese otro héroe, este del mundo del cine, acostumbrado a sembrar otro tipo de terror desde la misma pantalla. Todo ello contado en un drive in donde tienen lugar las escenas culmen de la cinta. ¿Nunca la has visto? Ahí te quedan los deberes del verano.

* Sigue AQUI la serie Cine Club de Verano

Cine de Verano 1: Turbulentas piscinas, por ROCÍO GARCÍA.
Cine de Verano 2: Bergman acalorado, por ROCÍO GARCÍA.
Cine de Verano 3: Y nos hicimos mayores, por ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA.
Cine de Verano 4: Calor, agobio, amenaza, tensión..., por ÁLVARO P. RUIZ DE ELVIRA.

Cine de Verano 5: Ethan Hawke y July Delpy, amor estival, por ANA MARCOS.

Cine de Verano 6: Son cubano, por ANA MARCOS

 

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