
Marion Cotillard en Two days, one night.
T. KOCH
Cannes encara su recta final y acoge a los Dardenne, que vienen a hacer historia. Dos Palmas de Oro llevan ya los hermnaos belgas, quienes optan a la tercera con Two days, one night. El filme es el único que compite hoy, pero esto es Cannes y hay mucho más. Por ejemplo el debut de Ryan Gosling tras la cámara: Lost river. Y lo nuevo de Zhang Ymou. Coming home, que se proyecta fuera de competición.
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10.30. Siete mañanas ha habido ya en Cannes. Y siete proyecciones tempraneras. Ninguna, sin embargo, se ha llevado los aplausos cosechados hoy por Two days, one night, nuevo filme de los hermanos Dardenne con el que aspiran a su tercera Palma de Oro.
Menos suerte hubo anoche para Still the water, la nueva película de la japonesa Naomi Kawase, coproducida por el español Luis Miñarro. Al terminar la proyección, reinó el silencio.
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12.00. La competición oficial aún tiene que enseñar cinco películas. Pero, a la espera de una sorpresa o una obra maestra, se puede hacer un primer balance. Entre aplausos y críticas de los medios internacionales, parece haber un trío de favoritas: en 'pole position', Winter sleep, del turco Nuri Bilge Ceylan, a la que siguen de cerca Maps to the stars de Cronenberg y Mr Turner, de Mike Leigh. Quizás tras esta mañana se pueda añadir también Two days, one night', de los Dardenne. Menos se habla de The homesman, de Tommy Lee Jones.
Sea como fuere, muchos periodistas internacionales coinciden: no ha habido ninguna película que haya provocado el delirio y la ovación del público. Al preguntar por un adjetivo que defina esta 67ª edición de Cannes la respuesta más frecuente es: "Floja".
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19.00 El presente del cine narra un drama hecho de salas vacías y crisis negra. Pero un paseo por Cannes, aun sabiendo que aquí hay sobre todo periodistas y profesionales, sirve de antídoto. Aquí hay gente dispuesta a aguantar a las 22.30 la media hora más que se retrasa el estreno de la ópera prima de un desconocido director siciliano; hay pobres jóvenes que se pasan día tras otro ante el Palais con un cartel suplicando una invitación; hay, esta misma tarde, colas enormes desde una hora antes de la proyección de Whiplash, el filme que enamoró Sundace y ahora aterriza en la Quincena de Realizadores. Y, dicen, para ver el debut de Ryan Gosling detrás de la cámara moverse una hora antes puede no bastar.