En la pasada Berlinale hubo, lógico, una descarga enorme de películas alemanas y austriacas. Pero pocas de ellas tenían gran valor cinematográfico. Entre ellas estaba Camino de la cruz, de Dietrich Brüggemann. Allí obtuvo el Oso de Plata al mejor guion y el premio del Jurado Ecuménico. En la Seminci pucelana que se clausuró el pasado sábado se llevó la Espiga de Plata, el premio del Jurado joven y el FIPRESCI de la crítica. Antes de su estreno comercial el 12 de diciembre podemos hacernos una idea de Camino de la cruz viendo su tráiler.
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Es lo que ocurre cuando la idea religiosa se fanatiza hasta el extremo de llevar a la mente de algunas personas la confusión total del mensaje de Cristo.
Que no es la obsesión por la santidad dibujada en los cuadros que penden de las paredes.
Perdiendo de vista el verdadero mensaje que es humildad y reconocimiento de nuestra condición humana.
Desde donde en un intento de superación diaria como personas normales, y ejerciendo como tales en todas las actividades que nos toquen vivir.
Intentamos acercarnos a la dignidad de ser decentes y correctos, ayudando a los demás y esforzándonos cada cual individualmente.
Reconociéndonos como personas y no como santidades.
En el mensaje de Cristo se defiende la vida, la humildad y el trabajo personal desde la alegría de estar en el camino sin que nadie se crea por encima del resto.
Como personas a ras del suelo.
Publicado por: Montánchez | 29/10/2014 9:25:17