Una reflexión sobre mercados laborales internacionales

Por: | 06 de julio de 2012

Gayle Allard - Profesora de economía en IE Business School

Gayle Allard2Se habla mucho de mercados laborales “flexibles” y “rígidos”.  ¿Qué quieren decir estos conceptos?  ¿Hay algún modelo que funciona mejor que los demás?

 En general, en un mercado laboral rígido es difícil contratar y/o despedir a personas, porque estos cambios están muy regulados y normalmente son muy caros.  En España, antes de la reforma laboral de este año, una empresa podía gastarse casi cuatro años de sueldo para despedir a una persona con mucha antigüedad.  Estas normas parecen desincentivar a la contratación en general y generan un mercado “dual”, donde algunas personas son fijas y gozan de excesiva protección, mientras los demás son precarios y cobran sueldos más bajos.  Esta situación tiende a reducir la productividad del país, ya que los fijos no tienen incentivos para ser más productivos y los temporales tienen menos posibilidades de hacerlo porque la empresa no invierte en su formación. 

 El modelo más flexible es el modelo americano, que tiene pocas normas sobre la contratación y no exige por ley ninguna indemnización para el despido.  En este modelo, los despedidos suelen tener más facilidad para encontrar un nuevo empleo.  Antes de la crisis, el período medio entre un trabajo y otro era tan sólo de unas 10 semanas.  La tasa deparo era más baja que en Europa, y el paro de larga duración incluso ahora es menor que en los países europeos.

 La diferencia entre los dos modelos se puede reducir a dos cuestiones básicas:  si el trabajador valora la seguridad en el empleo, y sobre quién recae la carga de la pérdida del empleo.  En Europa se ha buscado mayor seguridad para el trabajador que en el modelo americano.  En EE.UU., la carga de la pérdida del empleo cae sobre el individuo.  En Europa, la carga de los ajustes de empleo varía según el modelo.  En los países del Sur –Portugal, Italia, Francia, España-  la empresa soporta ese coste.  Más hacia el Norte, donde se ha ido hacia la “flexiseguridad”, el Estado es quien asume el coste de la pérdida de empleo.  Las empresas despiden con más facilidad, y el sector público responde con un subsidio del paro generoso y programas amplios de formación.  En esos países, el paro tiende a ser más bajo, aunque han hecho falta años de reformas para aprender a controlar con una cuidadosa administración el alto gasto público en los programas de apoyo a las personas sin empleo. 

 ¿Cuál es el mejor modelo?  Es evidente que las preferencias culturales juegan un papel primordial.  Sin embargo, hace falta evaluar los resultados que un modelo u otro arroja.  En España y en otros países del Sur de Europa, el modelo actual ha dado unos resultados muy pobres.  Valdría la pena experimentar con otra combinación de políticas y leyes para ver si se consiguen mejores resultados en productividad, costes, empleo y paro.

 

Después de diez años como periodista en The Economist, Gayle Allard ha trabajado como investigadora económica y analista para instituciones como JP Morgan y The Economist Intelligence Unit. Gayle domina el castellano además de tener un buen conocimiento del italiano y el portugués. Sus intereses cubren un amplio abanico de campos, desde la economía hasta la historia y la literatura

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Vía @IEBusiness

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