Héctor Izquierdo Triana - Profesor de Control de Gestión del IE Business School y de ICADE (Universidad Pontificia de Comillas)
Hay una pequeña prueba que hago con los alumnos en clase: les reparto distintos y escogidos objetos, unos europeos y otros de fabricación en países emergentes con el fin que distingan, por su calidad y diseño, su procedencia. En general no lo consiguen. Sin embargo el coste de fabricación de los objetos según su origen sí que es diferencial.
Lo cierto es que en esta situación de crisis que estamos viviendo, hemos aprendido que requerimos mejorar el modelo productivo y que éste esté adaptado a un mercado más globalizado, de influencias mediáticas, competitivo y donde paulatinamente tienen más peso los intangibles, la información y el conocimiento. No podemos, ni queremos, ni debemos competir en costes, por lo que la sustitución de la locomotora insostenible en el tiempo de la construcción será innovar y ser competitivo y diferenciador. Por otro lado, no sólo existen para los países riesgos y amenazas políticos o militares, cada vez se presentan referentes con más peso en la escena como las multinacionales, la financiación del crimen organizado, y las influencias en las fluctuaciones de la financiación nacional. Y es que la Seguridad Nacional se va desplazando hacia otro centro: el económico.
Por no confundir términos, se entiende como Inteligencia de Negocio, business Intelligence, la inteligencia de poner en valor los datos de la propia actividad de la empresa, vendría a ser una visión interna de la organización basado en gestión masiva de datos usando software de gestión tipo data o business warehouse. Mientras que la Inteligencia Competitiva se enfoca al exterior a conocer el entorno donde la empresa opera y donde prima la calidad de la información más que la cantidad. Finalmente la Inteligencia Económica es la inteligencia de contenido económico elaborada por el Estado como control y protección de la información estratégica para los agentes económicos, dentro de los límites de la interferencia pública en el libre mercado.
Una manera de ayudar a que las empresas sean más competitivas es con la incorporación en las mismas de herramientas de Inteligencia Competitivas, que apliquen sistemáticamente el “Ciclo de inteligencia” (dirección, obtención/planeamiento, elaboración/análisis y difusión) transformando la información en inteligencia de modo que se optimicen la toma de decisiones. Sirva como muestra que las empresas que han usado estas técnicas como Volvo, Shell, ABB, Hewlett Packard, Coca Cola, IBM, General Electric, Microsoft o Procter & Gamble presentan un rendimiento bursátil superior a su índice de referencia.
Los ámbitos habituales de trabajo son: la prospectiva empresarial para conocer el entorno (competidores, regulación…); el análisis del riesgo de la empresa y país donde se opera; la defensa intrusiva del capital intelectual donde la contrainteligencia económica, como medio destinado a proteger la información, debe también integrarse en el quehacer de las empresas; las labores de influencia (lobby, relaciones públicas) y, en consecuencia: la mejora de los procesos de toma de decisiones. Ahora bien, este proceso sistemático y estructurado se enclava siempre dentro de la legalidad y la ética profesional, no debemos confundirnos con el espionaje industrial, que hoy en día, con las inmensas posibilidades de acceder a la información a través de las fuentes abiertas que permiten las nuevas tecnologías, además de ser ilegal, no es rentable.
El desarrollo de la Inteligencia Económica y Competitiva ya lleva su recorrido entre otros en EEUU, Japón, Francia, Alemania, Israel, Finlandia o Reino Unido. En nuestro ámbito, se debe ir avanzando en una mayor cooperación público-privada, tanto multinacionales como PYMES a través de distintos canales, que transformen los datos en una mejora del conocimiento y que sea éste una fuente del crecimiento duradero y una ventaja competitiva, ahora ya sostenible en el tiempo.
Héctor Izquierdo Triana. Profesor de Control de Gestión del IE Business School y de ICADE (Universidad Pontificia de Comillas). Asimismo es el responsable de Auditoría Interna del Grupo Unión Fenosa Gas.