Carlos de la Pedraja García-Cosío - Director IE Law School Executive Education
Desde hace ya unos
años estamos viendo como en el sector jurídico se están produciendo grandes
cambios. Diferentes modelos de
negocio, distintas formas de ejercer la abogacía, el outsourcing de
determinados servicios legales, diferentes formas de facturar… pero sobre todo
el gran cambio está en el poder que ha adquirido el cliente corporativo,
que ha aumentado exponencialmente con el momento económico que estamos viviendo.
Todos estos factores hacen que los sistemas de retribución más tradicionales presenten síntomas de agotamiento y dejen de cumplir su función principal, atraer el mejor talento, motivar y por supuesto retener a los mejores abogados en el Despacho.
El último análisis comparativo de las retribuciones en los despachos de abogados en España 2012, realizado por Signium Internacional y presentado en el IE la semana pasada, arroja datos muy significativos:
El nivel salarial de los abogados está bajando, en general en todas las categorías (entrada, junior, asociado, gerente, director, socio). Los descensos no son drásticos en la parte fija, pero sí muy significativos en la parte variable. Los directores y socios son los que más se están viendo afectados, como he señalado, sobre todo en la parte variable debido a los resultados generales del despacho y al no incremento del negocio. También se observa en el estudio, como en los niveles inferiores se empieza a fijar un variable, trasladando parte de ese riesgo del negocio a los abogados más junior.
Estos datos del año 2012, se juntan con el estancamiento en las contrataciones (menos entrada en grandes despachos de abogados junior) y la ralentización de las carreras profesionales, que en ocasiones propician el abandono del bufete.
¿Es esta una situación coyuntural? ¿Los despachos de abogados podrán seguir ganando dinero de la misma forma que antes? ¿Los abogados seguirán percibiendo los sueldos re percibían?
La respuesta a estas preguntas es rotundamente NO. El cambio, también en la Abogacía, está aquí para quedarse. El modelo de bufetes que funcionó desde el inicio de la profesión está agotado y la aparición de nuevos despachos con una forma diferente de prestar servicios jurídicos es ya una realidad. Por supuesto, en este entorno los sistemas retributivos deben cambiar.
En otras partes del mundo, EEUU por ejemplo, hemos visto estos cambios drásticos en la profesión y en los sistemas retributivos desde el año 2009. A modo de ejemplo, un abogado de primer año en un despacho grande americano gana un 35% menos que en el 2009, y el que trabaja en un despacho mediano tiene una remuneración de un 17% inferior.
Pero, desde mi punto de vista, el dilema no está en cuánto gano, sino en cómo lo gano. Me refiero más allá de la retribución, a sistemas de compensación total, en el que los abogados se sientan más motivados y ejerzan su profesión en un ambiente totalmente diferente. Con más flexibilidad, más cooperación, más autonomía y más participación en las decisiones.
Todos estos factores junto al desarrollo profesional, que no siempre debería ser ascendente, configuran los elementos retributivos de los próximos años en el sector. Los despachos que sepan poner en valor estos elementos, que se fijen no sólo en “cuánto” pago sino en “cómo” compenso a mis abogados, comenzarán, sin duda alguna, a atraer y desde luego retener a los mejores profesionales del sector.