Celia de Anca - Directora del Centro de Gestión de la Diversidad de IE Business School
Niall Ferguson explica en su obra ‘The Ascent of Money’ (Penguin, 2008) el sistema financiero actual desde sus orígenes a la última crisis de 2008, incluyendo sus principales componentes, así como sus logros y defectos. El libro concluye que a pesar de sus evidentes carencias, seguimos estando en el mejor de los mundos, ya que el sistema financiero ha traído riqueza e igualdad, y quien realmente sufre exclusión y abuso es el que está fuera del crédito o desconoce el funcionamiento del sistema. El autor, de gran erudición, es un reconocido historiador y profesor en Harvard y aclara lo que ha sido y lo que es, pero nos queda el por-venir y ahí, en el diseño de lo que puede llegar a ser, todos podemos contribuir.
En cada crisis surgen llamadas a otros sistemas posibles, replanteándose una y otra vez los conceptos más básicos: ¿se puede tener beneficios económicos sin intereses? ¿es lo mismo especular que arriesgarse? ¿es el beneficio individual o el beneficio de una comunidad lo que se busca en una actividad económica? ¿se pueden dar los dos de modo simultáneo?. Algunos, se plantearon estas cuestiones tras la crisis de los años 20 e iniciaron pequeñas organizaciones para demostrar que si se podían financiar actividades económicas sin intereses o especulación. El Banco Sueco Jak lleva más de 40 años operando sin intereses, y hoy cuenta con 36,300 miembros y un crecimiento del 12% anual. La moneda complementaria WIR creada en Suiza en 1934 hoy es utilizada por más de 60,000 empresas en Suiza. Tras la crisis de 2008, muchos han vuelto los ojos hacía esas formulas de financiación como vehículo para proyectos locales o comunitarios y otras van surgiendo impulsadas por las nuevas tecnologías, como las plataformas de crowdfinance, que se estiman han canalizado más de 1,5 USD millardos en más de 1millón de campañas solo en 2011. Otras iniciativas combinan crowdfinance, con apoyo de bancos, inversores, ahorradores o ayuntamientos locales, así se ha visto recientemente el movimiento Slow Money que solamente en su capítulo de Maine, USA ha canalizado más de 3,5 millones de dólares en los últimos 36 meses en proyectos de agro-alimentación para la región.
Con un planteamiento parecido surge en los años 70 el movimiento de Finanzas Islámicas, en el que pioneros como el Sheikh Saleh Kamel aprovecharon la liquidez del petróleo para fundar Instituciones financieras como el grupo Al Baraka con la convicción que las finanzas sin intereses y sin especulación podían constituir el mejor vehículo para remunerar al emprendedor y al mismo tiempo apoyar a una comunidad en su crecimiento económico. En una reciente conferencia en IE Business School, el Sr. Kamel abogaba por no etiquetar estas iniciativas de Islámicas o Cristianas, sino seguir buscando juntos, organizaciones financieras que puedan, fuera de especulación y el interés apoyar a individuos y comunidades en sus actividades económicas.
Como Ferguson, creo que seguramente los logros del sistema financiero actual son mucho mayores que sus defectos, pero eso no impide seguir buscando. Las finanzas comunitarias pueden ayudar a reorientar el sistema financiero hacia un sistema que ayude a canalizar los ahorros de unos en las aventuras y necesidades económicas de muchos, y no como parece que funciona en la actualidad canalizando los ahorros de billones de personas en las necesidades y proyectos de unos pocos.
Celia de Anca, es directora del Centro de Gestión de la Diversidad de IE Business School y también es Directora del Saudi-Spanish Center for Islamic Economic and Finance – SCIEF
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