Marie-José Garot, Titular de la Catedra Jean Monnet-IE, IE Law School
Acaban de tener lugar las elecciones generales en Alemania y ya se avecinan otras que deberían tener también una incidencia sobre el futuro de la Unión Europea: las del Parlamento Europeo. Tendrán lugar entre el 22 y el 25 de mayo de 2014 y se elegirán 751 diputados, provenientes de los 28 Estados Miembros. A primera vista, hay razones para ser poco optimista sobre el interés que pueden despertar esas elecciones en la ciudadanía europea. Primero, porque la experiencia demuestra una paradoja preocupante: a medida que aumentan los poderes del Parlamento Europeo, declina dramáticamente la participación de los ciudadanos en las elecciones europeas (en las elecciones de 2009, la tasa de participación fue de 43,55%). Segundo, porque, en parte debido a la fragmentación del cuerpo electoral, no existe un espacio público europeo que promueva los debates a escala europea. La experiencia demuestra también que las elecciones se juegan en claves nacionales. Tercero, el desencanto ciudadano se puede explicar por lo poco que ha contado el Parlamento Europeo en la transformación de la Unión Económica y Monetaria.
Acordémonos de que dos de los instrumentos claves en la resolución de la crisis, el Mecanismo Europeo de Estabilidad y el Fiscal Compact (que establece la famosa regla de oro) son dos acuerdos internacionales firmados por parte de los Estados miembros fuera del marco propiamente dicho de la Unión Europea. En ambos casos, el Parlamento Europeo ha jugado un papel menor en su adopción, y el papel que les reserva esos instrumentos es muy limitado. Sin embargo, hay que explicar que esas elecciones son especialmente importantes para el futuro de la Unión Europea. Por varias razones ya muy conocidas y por otras quizás menos. Una buena razón es que el Parlamento Europeo es la única institución europea elegida directamente por los ciudadanos europeos. Esas elecciones representan, por lo tanto, una ocasión única -por lo directa- para los ciudadanos de expresar su opinión sobre la política europea (nos interesa a todos ciudadanos europeos lo que pasa en las elecciones alemanas, pero, salvo los alemanes, no podemos participar en ellas). Además, esas elecciones son importantes porque el Parlamento es una institución que ha adquirido al hilo de las reformas de los Tratados un poder de influencia en la toma de decisión europea cada vez mas importante (de hecho, en muchos ámbitos, el Parlamento Europeo es colegislador con el Consejo de Ministros).Lo que no deja de ser importante a la vista de las reformas que se avecinan, por ejemplo, en materia de Unión Bancaria, Unión Fiscal y quizás Unión Política...
Finalmente conviene resaltar que, por primera vez en la historia de la Unión Europea, el Presidente la Comisión Europea será elegido por el Parlamento Europeo, a propuesta del Consejo Europeo y teniendo en cuenta los resultados de las elecciones (art. 17.7. TUE). Y dependiendo de la personalidad del/de la Presidente/a de la Comisión Europea, el interés de la Unión Europea se podrá hacer oír más o menos fuerte frente a otras instituciones y en particular, frente al Consejo Europeo. ¿No son esas buenas razones para que los ciudadanos europeos se interesen por el debate europeo y participen en esas elecciones? ¡Nos quedan meses para pensarlo, no lo olvidemos!
Marie-José Garot es profesora de IE Law School y titular de la Cátedra Jean Monnet-IE. Es también directora del Centro de Estudios Europeos-IE.