Marie-José Garot - Titular de la Catedra Jean Monnet-IE
Como es ya sabido, las próximas elecciones europeas tendrán lugar entre el 22 y el 25 de mayo próximo. Será la ocasión para los ciudadanos de los 28 Estados miembros de la Unión Europea de elegir sus representantes en una de las más importantes instituciones europeas cuya principal misión es controlar a las otras instituciones europeas y adoptar – conjuntamente con el Consejo de Ministros- “leyes” europeas.
El nuevo parlamento europeo que saldrá de las urnas será un parlamento más reducido que el actual: contará con 750 diputados además de su presidente. Actualmente son 766 los diputados europeos. A pesar de esa reducción, España mantendrá sus 54 diputados.
Como es sabido también, el Tratado de Lisboa firmado en 2007 ha reforzado los poderes legislativos del Parlamento Europeo, igualándose con el Consejo de Ministros en cada vez más materias. Además, y ahí está la gran novedad de esas elecciones, el Tratado dice que el Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno),
“Teniendo en cuenta el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y tras mantener las consultas apropiadas […]propondrá al Parlamento Europeo, por mayoría cualificada, un candidato al cargo de Presidente de la Comisión.” (Artículo 17.7 del Tratado de la Unión Europea)
¿Qué significa esto? Aquí está el quid de la cuestión. En efecto, siendo la primera vez que eso ocurre, será de gran interés ver como los miembros del Consejo Europeo (es decir Angela Merkel, François Hollande…. etc) interpretan ese artículo.
Una lectura optimista del mismo nos llevaría a pensar que a diferencia de lo que ocurría hasta ahora, no serán los jefes de Estado o de Gobierno de los Estados miembros los que elijan al candidato a presidir la Comisión Europea, sino más bien los ciudadanos europeos a través de sus votos en las elecciones de mayo.
Así, se permitiría colmar en parte una laguna importante de la integración europea: la falta de legitimidad democrática de la Comisión Europea, una institución paradójicamente muy poderosa y a veces calificada de “gobierno europeo”. Puede significar, por lo tanto, que serán finalmente los ciudadanos, gracias a sus votos, los que determinen quien será el candidato a presidir la Comisión Europea.
De hecho, los principales grupos políticos en el Parlamento Europeo han designado ya a sus candidatos: Jean Claude Juncker por el Partido Popular Europeo; Martin Schulz por el Partido Socialista Europeo; Guy Verhofstadt por los Liberales; Jose Bove y Ska Keller por los Verdes y Alexis Tsipras por el Partido de la Izquierda Europea.
Sin embargo, hay rumores que cuentan que el plan de los jefes de Estado y de Gobierno (y en particular de Angela Merkel) es otro, y que su interpretación del famoso artículo 17.7 TUE es bien distinta. Se dice, en efecto, que en caso de victoria del Partido Popular Europeo, en el Consejo Europeo siguiente a las elecciones europeas, se nombrará a Jean Claude Juncker presidente del mismo Consejo Europeo, dejando así sin candidato a presidir la Comisión al Partido Popular Europeo.
Siendo así, los jefes de Gobierno y de Estado podrán elegir ellos mismos el candidato a presidir la Comisión (que sin embargo, tendrá que ser ratificado por el propio Parlamento Europeo) y no tener “las manos atadas” por las decisiones de los grupos políticos.
Por supuesto, ese “plan” tiene como primera premisa la victoria del PPE en las elecciones europeas, lo que todavía no está garantizado. Hay siempre muchas incógnitas en las elecciones- y más aún en unas elecciones europeas en las que la participación suele ser bastante baja- que los sondeos preelectorales no pueden percibir.
Además, basta que el “plan” sea revelado para que no pueda realizarse. Sería lo mejor desde luego y eso significaría que de verdad, las elecciones de nuestros representantes al Parlamento Europeo más que nunca pueden influir en el rumbo de la integración europea.
Experta en derecho comunitario y Profesora de IE Law School, Marie-José Garot es también directora del Centro de Estudios Europeos-IE y titular de la Cátedra Jean Monnet-IE. Por otra parte y gracias a su formación internacional, Marie-José Garot se ha especializado en Derecho Chino, desde una perspectiva del Estado de derecho. Es una pionera en este campo, siendo una de las primeras en enseñar Derecho chino en España.
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