El Meteor Crater (Winslow, Arizona, EE UU), un cráter de impacto de 1.200 metros de diámetro. / Wikimedia
Cada año, miles de rocas procedentes del espacio --fragmentos de cometas y asteroides, aunque también pueden ser trozos de satélites o de planetas desprendidos por impactos de asteroides-- entran en la atmósfera. La mayoría se desintegra, aunque algunos fragmentos logran llegar al suelo. El último, hace unos días, en Rusia. Les seguimos el rastro.