En Brasil una mujer es estuprada cada 12 segundos. A pesar de ello, el caso de la niña de 12 años violentada en un autobús público en Rio por un hombre pistola en mano, además de crear indignación general, ha replanteado el drama de la violencia a la mujer en el país, sexta economía del mundo, y al mismo tiempo con uno de los más altos índices de violencia de este tipo.
Según datos de solvencia, como los de la Fundación Perseu Abramo, en Brasil, diez mujeres son asesinadas cada día por mano de sus maridos, compañeros o enamorados, mientras cada dos minutos cinco mujeres reciben agresiones graves. Según los analistas estos datos, de estupros, agresiones y asesinatos podrían ser el doble ya que existe la llamada “vergüenza familiar” que lleva a casi la mitad de las víctimas a ocultar su caso.
En muchos casos, sobretodo de agresión, una de las causas por las que la mujer vuelve muchas veces al lado del agresor es su falta de independencia económica o la salvaguardia de la unión familiar. El 75% de los hombres defiende que la mujer con hijos pequeños “no debe trabajar”.
La niña de 12 años estuprada en la linea de autobuses 162 que cubra el trayecto de la zona noble de Rio, del barrio Gloria al de Leblón, es hija única. En el autobús había solo cuatro personas. El estuprador que entró con un vaso de bebida en la mano, amenazó a la niña con una pistola obligándola a ir al final de autobús. Allí le exigió desprenderse de su ropa interior para abusar de ella.
Después aún intentó abordar a otra mujer del autobús que al ponerse a gritar, lo obligó a salir corriendo La niña fue llevada enseguida al hospital donde le inyectaron un anti HIV y fue atendida por psicólogos. El caso que ha indignado a los cariocas y dejado a la madre de la niña en estado de shock, llega conjuntamente con la noticia de que en Rio en enero el número de estupros ha crecido alarmantemente un 23% al igual que en Sâo Paulo.
En Brasil son los estados pobres del Nordeste los que presentan el mayor número de casos de violencia perpetrados contra la mujer. A pesar de que la Ley Maria da Penha aumentó las penas a los agresores a las mujeres de uno a tres años de cárcel y que permite que el agresor pueda ser castigado independientemente de la denuncia de la víctima, la violencia llamada de género continúa a aumentar y preocupa seriamente a las autoridades.
Desde 1998 a 2009, 42.000 mujeres fueron asesinadas dentro del ámbito familiar. Y lo peor de dichas agresiones, acaben o no con la muerte de la víctima, es que según un sondeo realizado a nivel nacional entre hombres y mujeres, aparece que el 78% de las mujeres y el 57% de los varones que fueron golpeados durante la infancia tienden a minimizar los castigos a los hijos.
En el trabajo realizado por la Fundación Perseu, aparece que un número alto de varones sostiene tranquilamente que “hay mujeres que sólo aprenden cuando son golpeadas”. El 14% de los agresores creen que "hicieron bien golpeando a sus mujeres" y el 15% aseguran que “volverían a hacerlo”. Los que llegan a matar a la mujer o compañera aseguran, las más de las veces, que lo han hecho “para vengarse”.
A pesar de que la agresión a veces hasta la muerte de la mujer por parte del varón es universal, los que han realizado estudios sobre el tema están convencidos de que Brasil es uno de los países con un índice mayor de violencia contra la mujer. Y apuntan como causa las desigualdades aún sangrantes existentes en el país, las grandes injusticias sociales, la falta de educación (el 70% de los brasileños apenas si sabe escribir su nombre y leer un texto con letras grandes y existen aún 12 millones de analfabetos totales) y una atávica resignación de la mujer que piensa debe sumisión a su marido o compañero que es el “que da de comer a la familia”.
Ayer salió la sentencia condenatoria a 98 años de cárcel al joven Linderberg Alves que había matado a tiros a su ex novia, Eloá Pimentel hace tres años. Todo Brasil ha permanecido cuatro días en vilo esperando el resultado del jurado, de un caso que se hizo emblemático.Lo que más ha impresionado a los abogados de la víctima es que el agresor en ningún momento “demostró que no tenía derecho a quitarle la vida a su ex novia”, como destacó, María Amélia de Almeida, de la Unión Mujeres de Sâo Paulo.
Linderberg Alves condenado a 98 años de cárcel
Sigue aún latente, de hecho, la vieja idea de que si el varón castiga a la mujer “alguna razón tendrá”.