La idea que los brasileños tienen de sí mismos habría sido forjada en Europa. La tesis polémica y original la defiende el historiador, Jean Marcel Carvalho França en su nuevo libro “La construcción de Brasil en la literatura del viaje”.
En él, el catedrático de la Unesp, ha analizado durante 20 años, lo que 117 viajantes ingleses, franceses, alemanes, italianos y holandeses escribieron sobre Brasil desde 1591 a 1808. En general presentaban a un Brasil degenerado.
El historiador ha analizado por primera vez textos hasta ahora prácticamente desconocidos en Brasil. Y la conclusión que saca es sorprendente: “Fue a partir de esas historias, muchas veces repetitivas, como los europeos construyeron una imagen del país”. Y como explica en una entrevista al diario O Globo, “poco importa si esa imagen era verdadera o no. Lo importante es que los brasileños la adoptaron como una definición posible y la perpetuaron”.
De esta forma, lo que los brasileños hoy piensan de ellos mismos no sería la imagen que ellos crearon de su idiosincrasia, sino la que les brindaron los europeos en sus notas de viaje.
El resultado de esos escritos de los viajantes europeos, según França son sorprendentemente repetitivos. Se adentrarían en la idea de que en Brasil “la tierra es buena, rica, fértil, pero sus colonos gandules y libidinosos”.
Brasil aparece como una tierra fértil pero con gentes con pocas ganas de trabajar, dadas a la lujuria que debe ser “europeizada”, es decir “civilizada”, ya que en el siglo XIX la idea de civilización estaba íntimamente unida a la idea europea.
La tesis del historiador coincide en parte con la ya pronunciada por Gilberto Freyre que advertía que lo que hoy son los brasileños fue acuñado fuera del país que acabó asumiéndolo.
La afirmación es inquietante y peligrosa, ya que de ser cierta propone una tarea compleja, como el mismo França apunta al decir: “Cuando hablo de construcción de Brasil, correspondiendo o no a la realidad, existe un impacto de cómo los europeos y nosotros mismos vamos a enfrentarnos a ello, ya que esa verdad condicionó nuestras acciones, comenzando a actuar de aquella forma”.
¿Qué impacto en la realidad, han tenido esa visión europea incrustada en los brasileños? ¿Sigue Brasil pensándose hoy con los estereotipos de gente que no trabaja y que vive del sexo, importada de los europeos? Según França, hoy Brasil ya no es visto como un país semibárbaro, tiene una fuerte presencia en el mundo y ha entrado en la modernidad. Y sin embargo “aún existen trazos profundos de aquella idea de brasileño acuñada por los viajeros europeos que se resiste a morir. Sobretodo porque muchos brasileños la han asimilado como propia”, afirma.
Otra tesis polémica presentada en su libro por el historiador brasileño es la siguiente: “La Revolución francesa sólo fue posible porque Brasil y toda la América en general introdujeron en Europa la idea de la libertad, un concepto que vino de comparar la Europa de entonces con la vida de los indígenas que integraban una sociedad igualitaria en la que todos comían. Esa comparación moldeó el imaginario de contestación en Europa”.
França concluye que ellos los brasileños, lo quieran o no “hijos tuertos o no, somos hijos de la cultura occidental. Podemos reclamar nuestra identidad, pero somos hijos de esa cultura”.
¿Fuerte, no?