Juan Arias

A Yasmin, de 6 años, la mataron antes de nacer

Por: | 23 de agosto de 2012

Toda muerte violenta es una tragedia, más si cabe, si la "bala perdida" atraviesa la nuca de una niña de seis años, mientras jugaba en la calle.

YasminYASMIN

Es la historia de la pequeña Yasmin, que el domingo fue víctima de un tiroteo entre policías y traficantes de droga en la favela Conjunto de Casinhas en Guadalupe, zona norte de Rio de Janeiro.

Hija de un camarero y de una vendedora ambulante, la pequeña Jasmin murió antes de nacer, porque no figuraba en el registro civil, algo común en las comunidades pobres de Brasil.

Fallecida en el hospital donde aún llegó con vida, tuvo que nacer, es decir que ser registrada para poder ser enterrada.

“Me arrancaron un pedazo de mi”, dice desconsolado el camarero, Antonio, padre de Yasmin. “No pude verla viva por la última vez. Me había llamado para preguntarme “Papá, ¿vas a venir a casa hoy?”.

Tereza, madre de la niña, está como anonadada. La tarde del domingo, pasaba por la calle número dos ( así de anónima) de la favela con Yasmin y su hermanito de 14 meses. Yasmin le pidió unas monedas para subirse a un caballito. La madre le dijo que era mejor el día siguiente. La niña insistió y su madre se ablandó y sacó una moneda de un real y la dejó en la plaza.

Fue a su chabola a dejar al pequeño. “Estaba todo tranquilo”, recuerda. En las favelas, aquellas gentes viven siempre en vilo, como en una guerra, expiando los momentos de calma y los del miedo cuando, de repente, como ocurrió aquella tarde, llegó un coche de la policía que fue abordado por un grupo de traficantes de drogas.

Yasmin ( padre)El padre de Jasmin despidiéndose de su hija

Como en una tormenta que se forma y descarga sus rayos en un abrir y cerrar de ojos, Tereza había llegado a su casa cuando sintió un tiroteo surgido como de la nada.

Salió corriendo y su pequeña Yasmin estaba en un charco de sangre, alcanzada por una bala de fusil en la nuca. Su pequeño corazón aún palpitaba, pero no resistió y traslada al hospital falleció enseguida

A su entierro decenas de niños de la favela acudieron con pancartas pidiendo justicia. Una vez más. Y una vez más el rito de siempre: la policía investiga, analiza la bala criminal que segó la vida de una vida aún en flor. Abre investigaciones para saber si la bala salió del fusil de un policía o del de un “bandido”.

Pasarán meses y cuando salga la pericia, los padres de Yasmin ya se habrán tragado las lágrimas y seguirán él, sirviendo platos en un pequeño restaurant y ella vendiendo pequeñas cosas para mal sustentar a la familia. Y otros niños o niñas habrán seguido camino del cementerio como Yasmin, víctimas de la temible “bala perdida”, pero que acaba siempre encontrando un albo inocente para arrancarle la vida.

Yasmin (madre)La madre de yasmin

Pasará la madre de Yasmin con sus bultos de mercancías para vender por el lugar donde por última vez vio a su pequeña Yasmin ensangrentada luchando aún por vivir. Cerrará los ojos, se comerá nuevas lágrimas y seguirá su duro peregrinaje por la vida. Como cientos de otras madres de las favelas que saben que cada vez que salen a la calle, puede ser el último de sus vida.

¿Que para qué les he contado esta historia como tantas otras, casi rutinarias en el submundo del crimen y del dolor? Para nada. Me la conté a mi mismo, para desahogar la congoja que me produjo ver las fotos de los padres de Yasmin abrazados al pequeño cuerpo de su hija muerta en su blanco ataúd, que contrastaba con el negro del dolor, de la impunidad y de la violencia que sigue segando vidas, víctimas del maldito tráfico de drogas.

Yasmin es también hija nuestra. Descanse en paz.

Yasmin ( niños rezando por ella)Niños rezando por Yasmin y pidiendo justicia

Hay 6 Comentarios

ESTA EN CURSO EL ENFRENTAMIENTO EN MUCHAS FAVELAS PARA INSTALAR UPP (UNIDADE DE POLÍCIA PACIFICADORA) EN LA ZONA NORTE Y OESTE DE LA CIUDAD, MIRANDO LA COPA DE LAS CONFEDERACIONES (2013) Y ESTO ES UN ACIDENTE EN ESTA POLITICA PUBLICA PARA SEGURIDAD DE LA POPULACÍON Y DE LOS TURISTAS

Los consumidores son una víctima más del sistema.
Vaya que polémica la que se nos avesina con el tema.
En mi humilde opinión Yasmín es más víctima de la pobreza y abandono del estado que de otra cosa.
http://www.hotelvilladeleyva.net/category/sitios-de-interes/

Al considerar enfermo o victima a los consumidores de drogas, del tipo que sea, estamos legitimando la accion de los traficantes y muchos politicos, jueces y policias, son complices por accion u omision de su accionar. Continuarán habiendo muchos muertos, en tanto y en cuanto, el tráfico sea tolerado en nombre de los supuestos enfermos o victimas de las drogas.

Los consumidores de drogas, al menos en un contexto como el de las favelas, suelen ser a su manera víctimas propiciatorias. Personas adictas como consecuencia de la pobreza-y sus secuelas-en la que viven inmersos desde que nacen. Aquí asesinos de niños, como dice el comentario anterior, son más bien los traficantes y las autoridades implicadas en su producción y distribución, por omisión o participación directa. La inacción política es directamente responsable y el resto de los Estados también, por no contribuir a erradicar este mortal fenómeno que tanto se ceba con los pobres.

Enciendo el periódico y encuentro esta noticia
EL PAÍS, 22 de agosto 2055
“El mundo es un lugar mejor”
Firmado por Juan Arias,
La secretaria general de la ONU, firmó hoy el acuerdo de paz entre indios y paquistaníes, celebrando el final de los conflictos entre humanos.
En emocionante discurso afirmó que “el mundo era un lugar mejor cuando no se escuchaba el ruido de los sables, de la pólvora, del laser. Lo que hemos conseguido hoy es callar las luchas animales y asumir entre todos una arena para el dialogo. Como humana se que no soy amiga de muchas personas, pero se desde muy pequeña que la forma de solucionar los conflictos no es por la fuerza y si por el esfuerzo. Sabéis que soy de una favela brasileña y allí en medio a aquellas casas, se lucha por una vida mejor para todos y la fuerza nunca ha llevado a nadie a ningún lado. Solo el esfuerzo. Mi padre era camarero, se despertaba todas las madrugadas a las 4:00 horas para dar a mí y a mi hermano algo de comer, además siempre daba lo mejor de él para nos inculcar que debíamos estudiar. Mi madre, la persona que más quiero en esta vida, como todos queremos a nuestras madres- algo ajeno a culturas o religiones, punto universal de anclaje del ser humano en sociedad- era vendedora ambulante en los semáforos, lugar donde aprendí que no hay que forzar nada. Aquellos que pasan en rojo, tarde o temprano se estampan. Ella también se despertaba temprano para pillar las mejores horas y que las únicas vacaciones que se lo tomó hasta que me sacará el título fue cuando mi hermano nació, pasábamos horas jugando entre los tres, fue el periodo más increíble de mi infancia y el más doloroso pues fue donde, en el parque cerca de casa que la fuerza no resuelve nada, pues vi la muerte de cerca. Desde entonces me esfuerzo para que ningún niño la vea. Y eso es lo que hacemos aquí, dar lo mejor de nosotros para que nadie se imponga por la fuerza. Todavía tenemos mucho que hacer, pero con esfuerzo hemos hecho algo muy grande.”
Mis lágrimas me hacen apagar el periódico mientras me siento al lado de la ventana a mirar mis nietos y acordarme que estoy en casa escribiendo en la nota donde sé que Yasmin jamás podrá darnos nada, pues la fuerza, independiente del fin, nos la ha quitado. No hay daños colaterales.

No ha nada que comentar pero condenar también como asesinos de niños todos que consomen las drogas. Sin comprador no habrá tráfico.

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Sobre el autor

es periodista y escritor traducido en diez idiomas. Fue corresponsal de EL PAIS 18 años en Italia y en el Vaticano, director de BABELIA y Ombudsman del diario. Recibió en Italia el premio a la Cultura del Gobierno. En España fue condecorado con la Cruz al Mérito Civil por el rey Juan Carlos por el conjunto de su obra. Desde hace 12 años informa desde Brasil para este diario donde colabora tambien en la sección de Opinión.

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