Brasil fue “país de llegada” en el siglo XIX. Aquí llegaban a tropeles gentes de todo el mundo en busca de oportunidades. Y fue ello lo que forjó a Brasil como país multiétnico y multirreligioso, un país calidoscopio donde un ciudadano de este país puede ser desde un negro a un rubio de ojos azules o alguien con los ojos rasgados por su identidad asiática.
Todo cambió en las últimas décadas del siglo XX, cuando los brasileños ,ante el subdesarrollo,
empezaron a salir del país en busca de mejor fortuna, convirtiéndose en un "país de salida" Hoy, Brasil, vuelve a ser de nuevo un “país de llegada”, sobretodo de
jóvenes europeos en busca de nuevas oportunidades de trabajo. Justo el mes pasado, el país ha alcanzado el número más bajo de
desempleo de su historia con apenas un 6%.
Según datos publicados por el diario O Globo, este año 87.787 extranjeros han solicitado ser registrados como personas físicas en el país en el que residen oficialmente. Es un 10% mayor de lo registrado en 2011 y tres veces mayor que hace sólo diez años.
Y el gobierno de la Presidenta Dilma prepara nuevos planos para atraer mano de obra calificada extranjera, algo que supone una urgencia para Brasil.
En 2002 residían legalmente en Brasil, 22.418 extranjeros. El año pasado esa cifra saltó a 1.466.585, una población como la de Porto Alegre. Y la tendencia es que este año el número de extranjeros siga creciendo con fuerza.
Uno de los datos que revelan el interés de los extranjeros por vivir en Brasil, es el aumento del 500% en dos años de los cursos de aprendizaje de portugués. Por ejemplo en la escuela Plan Idiomas Direcionados, ha aumentado el número de alumnos de 80 a cerca de 400. Y por primera vez las escuelas de portugués están recibiendo alumnos llegados de China.
Dos son los motivos que los analistas ofrecen para explicar que Brasil se esté convirtiendo de nuevo en un “país de llegada” de extranjeros en busca de oportunidades, no sólo de Europa sino también de otros países de América Latina.
El primer motivo apuntado es el prestigio que brasil consiguió en el
extranjero durante los dos gobiernos del expresidente Lula da Silva, que
supo colocar el país en el centro de la atención mundial llegando a
conquistar a la vez y de un golpe un Mundial de Futbol (2014) y unas Olimpiadas (2016), algo
bastante inédito.
El segundo motivo se debe a la crisis que están viviendo algunos países
de Europa, sobretodo España, Italia y Portugal aunque a Brasil llegan hoy
también jóvenes por ejemplo de los Estados Unidos y de China, incluso empresarios, sobretodo del ramo del petróleo,
ante las perspectivas del Pre-sal, los grandes yacimientos de petróleo
encontrados en aguas profundas.
Por ejemplo el norteamericano, Joe Lochridge, de 27 años ha llegado a Brasil como director comercial de una empresa americana que extrae y exporta olio brasileño. Y ha definido al país como el nuevo hub del petroleo mundial. "Quién actúa en ese medio, hoy tiene que estar en Brasil", afirma.
Hasta en el sector de restaurantes, por ejemplo, jóvenes chefs de cocina italianos, están aterrizando en Brasil donde descubren que está creciendo el gusto de los brasileños por la gastronomía de calidad y por las nuevas experiencias culinarias.
Brasil no es ya sólo un país de moda. Es un país de nuevas posibilidades, un país con una población que mira a su futuro con ojos de esperanza a pesar de lo mucho que aún le queda por conquistar para crecer más, de la fragilidad de muchas de sus instituciones, de la magnitud de su corrupción política y de las desigualdes que aún lo azotan, a veces francamente escandalosas.
A pesar de todo ello, el 70% de los brasileños cree que sus hijos estarán mejor que ellos. No es poco, en los tiempos de desesperanza y desencanto en que vivimos los europeos.