Un sondeo realizado en 32 aldeas indígenas por el Instituto Datafolha, ha quebrado en parte el mito de que los indios brasileños prefieren su vida al estado natural a nuestra agitada y consumista civilización moderna.
El estudio realizado con 1.222 entrevistas en todo el territorio
nacional ha dejado al descubierto que los indios, en gran mayoría se
hallan integrados en la forma de vida urbana.
En la mayor parte de las aldeas, el sueño de los indígenas es tener televisión, DVD, heladera, cocina a gas y teléfono móvil. Los jóvenes desean masivamente frecuentar las Universidades enclavadas en las grandes urbes.
Es significativo que mientras el ciudadano común, sueña con una casita en el campo para poder cocinar con leña y plantar sus hortalizas, y ver correr el agua limpia de los arroyos, los indígenas prefieren cocinar con gas o comprar en los supermercados los productos prefabricados.
Según el sondeo, el 63% de las familias de las aldeas indígenas poseen ya televisión, el 37% tienen DVD, el 51% heladera, el 66% usan la cocina a gas y el 36% hablan por celular.
Los urbanos hemos siempre mitificado la medicina indígena fraguada en la
cultura del conocimiento de hierbas y curas naturales. Y sin embargo,
en el sondeo aparece que el mayor problema que indican los indios es el
de la falta de acceso a la medicina moderna.
Un 66% siguen usando las medicinas naturales, pero lo que desean es poder comprar en nuestras farmacias y acudir a nuestros médicos más que a sus curanderos. Sólo en segundo lugar aparecen las reivindicaciones territoriales.
Lo que una vez ocurría con los jóvenes campesinos de las aldeas rurales que preferían las grandes ciudades a las que emigraban en busca de ruido y diversión, aún a costa de cambiar su bucólico y tranquilo lugar rural por la violencia de una favela, está empezando a ocurrir con los jóvenes indígenas.
La información de los medios de comunicación llega ya masivamente a esas aldeas donde el 55% conocen los medios del control de natalidad y los usan el 33%. A veces más que los urbanos.
La contradicción es que a pesar de poseer los indígenas brasileños el 13% del territorio nacional, el 64% acuden a la ayuda Bolsa Familia del gobierno de 60 euros mensuales para sustentarse. Ya usan poco la caza, la pesca o el cultivo para su alimentación cotidiana. Y aún así viven en la miseria.
Mientras en las ciudades modernas hay quién de vez en cuando apaga la
luz eléctrica para sentir el gusto de cenar a la luz de las velas, los
indígenas afirman que las cosas que más desean son la luz eléctrica, el
agua del grifo (más que la de los ríos o fuentes) así como los
alcantarillados y las casas de cemento y ladrillos en vez de las suyas
de paja.
Se da el caso que cientos de indígenas prefieren ya vivir en las favelas
de la ciudad más cercana que en sus mismas aldeas. Sobretodo los
jóvenes.
¿Será entonces una fantasía nuestra el hecho de que los indios prefieren una relación casi mística con la naturaleza, que odian nuestra modernidad y que serían ellos los llamados a despertarnos de nuestros vanos sueños de consumo?
Aunque podría también ser también que los indígenas prefieran el
espejismo de nuestra civilización, de la cultura de los ritmos locos de
las urbes, sus luces y sus sombras, a la música de un río o al viento de
la selva. Que ellos se estén contagiando no sólo de lo que a nosotros
nos empieza a pesar, sino también de nuestras enfermedades, nuestras
espejismos de consumo y nuestros estrés.
Es un tema delicado y complejo.
La encuesta realizada en Brasil hace reflexionar y se presta a conclusiones que podrían ser injustas con esos indígenas muchos de los cuales luchan y mueren por defender sus derecho su cultura y sus tierras. Ellos eran el Brasil que encontraron al llegar aquí portugueses y españoles. Entonces eran seis millones. Nosotros un puñado de colonizadores. Hoy, nosotros somos casi 200 millones y ellos medio millón.
El Brasil que a ellos les atrae hoy lo hemos construido nosotros. No era el suyo.
Habrá que ver si es que la vida que ellos llevaban antes de contaminarse
con nosotros no fue capaz de conquistarnos y convertirnos a los
modernos, o si nuestra criticada civilización moderna no es tan mala
como nosotros mismos pensamos si hasta los indígenas guardianes de la
Naturaleza, lo que hoy desean es el cemento de nuestras ciudades y las
comodidades de nuestra vida cotidiana.
Reconozco que no tengo la respuesta. Lo dejo a los lectores.
NOTA
Leo en este momento que en el Museo del Indio de Rio se ha encontrado un
video aterrador. En él aparece como los militares de la Dictadura
enseñaban a grupos de indígenas a torturar a sus propios
correligionarios. En el video aparecen un grupo de indígenas llevando a
uno de ellos colgado en el tristemente famoso pãu de arara, uno de los
instrumentos más terribles de tortura usados con los esclavos negros que
huían de las casas de sus dueños.
Francamente vergonzoso.
Hay 26 Comentarios
Que sonho? O sonho do Bom Selvagem de Rousseau? O sonho da volta à natureza, seja lá o que isso signifique? Na semana passada, um antropólogo estrangeiro criticou o governo brasileiro porque permite o assassinato das crianças mais frágeis pelos índios em nome da "diversidade cultural". É uma vida brutal, difícil e curta. Eles, evidentemente, querem o que nós temos. A ideia de que os índios habitem um paraíso idílico pode ser atraente para as almas mais sensíveis, mas é absurda.
Publicado por: Alexandre Fonseca | 03/12/2012 2:27:57