Ahora que el Papa Francisco ha decidido desempolvar el proceso de beatificación de Monseñor Romero, he querido recordar aquí mi entrevista con él meses antes de ser asesinado.
Fue en la ciudad mexicana de Puebla donde un año antes de su muerte, Monseñor Romero me contó como se había convertido.
“Yo estaba ciego. Estaba con los ricos. Me había olvidado que el evangelio nos pide estar al lado de los pobres”, me dijo en una de sus últimas entrevistas.
Le noté triste aquella mañana. Daba la impresión de que sentía que estaba perdiendo la batalla.
Había ido a Puebla para seguir la Conferencia del CELAM abierta por el papa Juan Pablo II, con un discurso polémico contra los teólogos de la liberación entonces muy activos en América Latina.
Era a primeros de febrero de 1979. Me costó conseguir aquella entrevista. Monseñor Romero no quería hablar con los periodistas. Un obispo amigo suyo lo convenció para que hablara conmigo.
Me dio la impresión de ser un simple cura de pueblo. Su sonrisa era limpia pero teñida de tristeza.
“En estos momentos es mejor hablar poco y hacer, estar al lado de los perseguidos”, dijo como hablando consigo mismo.
Después me explicó su conversión. Se llamaba a sí mismo, en efecto, un convertido. Me contó que él estaba de la parte de los ricos, del poder, viviendo en un palacio, hasta que un día le asesinaron a uno de los sacerdotes que él consideraba un santo, Rutilo Grande. Lo mataron mientras explicaba el catecismo. “!Imagínese que lo acusaron de comunista!”.
Fue la gota de agua que colmó el vaso. Entendió Romero que estaba de la parte equivocada. Dejó el palacio y se entregó a la causa de los perseguidos y a la defensa de los derechos humanos.
“Al lado de los pobres, de los que más sufren y de los perseguidos por defenderles, me encontré viviendo el evangelio”, me explicó.
Hablaba con la cabeza baja. Una vez, con una emoción contenida llegó a cogerme una mano.
No hablamos mucho. No quería acusar a nadie. Se acusaba sólo a sí mismo de haber “estado ciego”.
Apenas un año después, el 24 de marzo de 1980, Romero sería asesinado con un tiro certero al corazón mientras celebraba misa en la capilla de un hospital de cancerosos. Acabó con su vida un militar que formaba parte de uno de los escuadrones de la muerte.
En un viaje hacia Brasil, le pregunté a Juan Pablo II en el
avión papal, si al llegar por primera vez a América Latina después de la muerte de Romero tendría un recuerdo por el "mártir ", ante todos los obispos del continente.
El papa se enfadó. Me respondió que la Iglesia se lo piensa mucho antes de proclamar mártir a alguien. Me recordó que en Polonia hubo mártires que esperaron siglos para ser canonizados.
Lo cierto es que los cristianos de El Salvador y de América Latina, ya lo habían declarado mártir. Recuerdo que el padre Pedro Casaldáliga, cuando era obispo de São Felix de Araguaya, celebraba la misa en un altar levantado en la huerta de su casa.
Nos mostró que en el altar tenía una reliquia no de santos canonizados, sino de Monseñor Romero, “nuestro mártir de las Américas”, dijo.
Se dice que a Jesús de Nazareth lo mataron más por lo que dijo que por lo hizo. Las palabras a veces hieren más que los hechos.
Así fue con Romero. Su último discurso desde el altar contra los militares que asesinaban campesinos inocentes, fue la gota de agua que colmó la paciencia de los escuadrones de la muerte.
“Nadie hará callar tu última homilía,
Romero, de la Pascua Latinoamericana”,
cantó en un poema en su memoria, Casaldáliga.
Antes de morir, Monseñor Romero peleó durante un mes para ser recibido por el papa Juan Pablo II. En el Vaticano no querían que se encontrara con él. Una mañana Romero, se colocó en primera fila en una audiencia general en San Pedro, y cuando pasó el papa le cogió las manos: “Soy el arzobispo de El Salvador, Santidad, necesito hablar con Usted”.
Por fin, el papa lo recibió. Fue una audiencia triste y de despedida. El papa le pidió que se esforzara “para mantener mejores relaciones con el gobierno de su país”.
Poco después Monseñor Romero caería muerto bajo las balas de aquel poder con el que prefirió no colaborar.
La Iglesia de El Salvador pidió al Vaticano que abriera el proceso de beatificación de Romero como mártir. Se abrió, pero enseguida quedó enterrado.
Los dos últimos papas, Juan Pablo II y Benedicto XVI se enzarzaron en discusiones bizantinas sobre lo que significa ser mártir en la Iglesia. Para ellos, Romero fue si acaso mártir de la justicia social, no de la fe.
Hoy, el papa Francisco, sin tantas discusiones teológicas, ha decidido reabrir aquel proceso.
Romero decía: “La misión de la Iglesia es la de identificarse con los pobres. Sólo así encontrará su salvación”.
Años después, el papa Francisco confiaría a los periodistas como un eco de aquellas palabras del mártir latinoamericano: “!Cómo me gustaría una Iglesia pobre y de los pobres!” .
Dicen que fue un militar argentino el que disparó al corazón de Romero. Si fue así, hoy, otro argentino, el papa que sigue sin vivir en los palacios apostólicos, ha decidido hacerlo santo.
Monseñor Romero está vengado.
Hoy, este periodista se siente orgulloso de haber recogido de los labios de Romero, antes de ser asesinado, la confesión de su conversión al evangelio, y de haber estrechado entonces las manos del futuro mártir latinoamericano.
Hay 18 Comentarios
Juan Pablo II fue un resentido social, que lucho junto a los USA y otros criminales contra un "comunismo" en decadencia por la corrupcion y el desastroso gasto militar provocado por occidente, para debilitar un sistema sin colonias a las cuales estrujar y obtener ganancias; los que no somos fanaticos, recordamos que bendijo al genocida Bush, al criminal Pinochet, a la bestia Febres C., que nombro como Cardenal un tipo sospechoso de perjudicar a las victimas de un terremoto, depredador y concuspicente(varios hijos y amantes); a cambio insulto a los hermanos Cardenal de Nicaragua, y otros de la Teologia de la Liberacion, UNICO camino que le queda a la iglesia si quiere sobrevivir con honor.
Publicado por: ramiro zamora a. | 24/04/2013 23:52:07
Yo me uno también a su celebracion y le felicito, que vean miz ojos muchas más venganzas como la de estos mártires de la iglesia ....del martirio que la misma iglesia les infirió.
Publicado por: josemanuel | 24/04/2013 11:04:15
Para Aless que pregunta quién era Rutilio Grande, tan influyente en la conversión de Mons. Romero: Era un sacerdote jesuita que, tras sus años de formación, trabajó largamente en el Seminario de El Salvador. Eso hizo que fuera conocido por gran parte del clero salvadoreño de quien fue fue su profesor, consejero, etc. En ese largo período lo conoció y admiró Mons. Romero e hicieron una gran amistad. Tras dejar el Seminario, Rutilio fue párroco de la Parroquia de Aguilares en donde sesarrolló un gigantesco trabajo de evangelización. Provocó una movilización masiva. Lo consideraron peligroso y lo mataron cuando iba a dar misa. Al morir Rutilio, Mons. Romero acababa de ser nombrado Arzobispo de San Salvador. Habiéndolo conocido tan bien, nunca iba a creer en la sarta de mentiras que buscaban encubrir el asesinato. Y comenzó su cambio...
Publicado por: Iris Lange | 24/04/2013 6:35:34
Monseñor Romero no puede ser vengado, sino redimido como un mártir que llevó luz en esa oscuridad donde viven los cristianos. Buena tarea que debe hacer realidad el Papa Francisco.
Publicado por: marimbeta2614 | 24/04/2013 2:22:23
La liberación con espíritu que predicó Monseñor Romero hizo que resucitara en el corazón de su pueblo. Un santo.
Publicado por: marimbeta2614 | 24/04/2013 2:14:18
Emocionante, meu caro Sr. Arias. Continue nos brindando com sua inteligência e competência profissional, mas principalmente com sua sensibilidade.
Publicado por: Fernando Sávio | 24/04/2013 2:08:27
El Pueblo es quien reconoce a sus verdaderos Santos y Mártires. De todos modos, solo DIOS sabe a quienes es concedida la GLORIA. Cuántos habrá santificados que se encuentran no precisamente en el sector de los Bienaventurados.
Publicado por: Beatriz Basenji | 24/04/2013 1:49:15
Felicidades, Jorge, en tu santo, aunque sea tarde. Para la vida el tiempo es siempre relativo.
Yo también he nutrido siempre un gran amor por los que cultivan la tierra (de ahí la palabra cultura). Me crié en una aldea de labradores pobres y conozco sus sufrimientos. Ellos ni tenían un pedazo de tierra propia. Se las alquilaba el señorito del pueblo y cuando no podían pagar les embargaba los cuatro muebles de casa.
Romero merecía ser vengado. Hay que agradecer al papa Francisco su gesto.
Un gran abrazo hermano
To: [email protected]
Publicado por: Juan Arias | 24/04/2013 1:06:37
Segui a Monseñor Romero desde su conversión. Hoy , día especial para mi, me has informado que Romero fue asesinado,después de defender a campesinos. Piensa, Juan, hoy 23 de abril ,es el día de San Jorge, mi onomástico que etimológicamente significa campesino que son los que cuidan de la madre Tierra que reparte generosamente sus frutos como tan maravillosamente muestra Cervantes en el capítulo XV del Quijote, al reflexionar sobre la edad de oro. ( Hoy como Shakespeare, aniversario de sus muertes y , por esto ,día internacional del libro) Para mi los que cuidan de la tierra y la respetan, sin duda, son santos. Hasta hoy, a pesar de ser despreciado por los poderosos, lucho para que respeten a los agricultores. Gracias , Juan , por informarme que Romero é santo por defender a los que cuidan de la madre Tierra.
Publicado por: Jorge Solivellas Perelló | 23/04/2013 23:19:57
Quien era Rutilo Grande.... De M.Romero si sabemos pero de Rutilo casi nada....
Publicado por: Aless | 23/04/2013 22:14:17
la ultima misa de benedicto :
http://jrmarin89.wordpress.com/
http://jrmarin89.wordpress.com/
http://jrmarin89.wordpress.com/
Publicado por: berta | 23/04/2013 19:09:13
No creo que Juan Pablo II y Benedicto XVI hayan promovido discusiones bizantinas; yo creo que un esclarecimiento conceptual-moral-religioso, es bueno a la hora de dicutir algunas cuestiones. No es evasión ni nada de lo que supone el autor.
Publicado por: JuaNNO | 23/04/2013 19:06:24
Un religioso y psicólogo me dijo que la película sobre Monseñor Romero, protagonizada por R. Juliá, la había producido en parte el Vaticano, de modo que no estaban tan en desacuerdo, solo que antes eran eurocentristas.
Publicado por: ROSA Mayo Marcuzzi | 23/04/2013 15:47:37
Un religioso y psicólogo me dijo que la película sobre Monseñor Romero, protagonizada por R. Juliá, la había producido en parte el Vaticano, de modo que no estaban tan en desacuerdo, solo que antes eran eurocentristas.
Publicado por: ROSA Mayo Marcuzzi | 23/04/2013 15:47:37
¡¡Muy bien, Sr. Arias!!!!Todos los hombres y mujeres de buena voluntad acompañamos a Francisco y a Ud. en esta emoción de pronto poder orar a San Arnulfo Romero.
Publicado por: ROSA Mayo Marcuzzi | 23/04/2013 15:30:30
¡¡Muy bien, Sr. Arias!!!!Todos los hombres y mujeres de buena voluntad acompañamos a Francisco y a Ud. en esta emoción de pronto poder orar a San Arnulfo Romero.
Publicado por: ROSA Mayo Marcuzzi | 23/04/2013 15:30:30
Monseñor Romero está vengado? Pensé que se trataba de justicia terrenal, no de venganza divina. Solo investigando y encontrando a los verdaderos responsables de su muerte-los que dieron la orden, no solo el que apretó el gatillo-podrá Monseñor Romero descansar en paz, (más bien su figura). La beatificación no venga su muerte, solo enmascara el suceso y deja libres a sus asesinos.
Publicado por: Mayte | 23/04/2013 14:47:09
NI JESUITAS DEL PARAGÜAY, ni Teologías de la Masturbación:
QUE PAGUEN X SUS DELiTOS>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>
Publicado por: GAY RIGHTS ARE HUMAN RIGHTS NOT BORDERLINES | 23/04/2013 14:27:54