Juan Arias

Sobre el autor

es periodista y escritor traducido en diez idiomas. Fue corresponsal de EL PAIS 18 años en Italia y en el Vaticano, director de BABELIA y Ombudsman del diario. Recibió en Italia el premio a la Cultura del Gobierno. En España fue condecorado con la Cruz al Mérito Civil por el rey Juan Carlos por el conjunto de su obra. Desde hace 12 años informa desde Brasil para este diario donde colabora tambien en la sección de Opinión.

Eskup

Los miedos de Dilma a las turbulencias aéreas

Por: | 31 de mayo de 2013

Dilma es una mujer fuerte, decidida, exigente y a veces, según sus ministros y asesores, también “durona”, como se dice en portugués.

Pero la Presidenta también tiene sus miedos. Y eso es humano. Por ejemplo no soporta, cuando viaja en el Airbus presidencial que heredó del expresidente Lula da Silva, las turbulencias a las que los simples mortales estamos acostumbrados, cuando, por ejemplo, el avión atraviesa una nube cargada.

Avion presidencial
Pregunté una vez a un piloto de Iberia
si no les era posible evitar esas turbulencias que, además, suelen siempre aparecer inoportunas cuando acaban de servir la cena.

Me dijo que, en muchos casos, sí, podrían evitarse “dando una vuelta” para esquivar la nube grávida, pero que no lo hacían porque ello podría suponer retrasar algunos minutos el viaje, lo que, además lo encarecería. Y además esas turbulencias no son peligrosas, son sólo desagradables.

Pues eso, a la mandataria brasileña esas turbulencias no sólo le desagradan sino que le dan un cierto cosquilleo de miedo. Y ha decidido, siempre que es posible, evitarlas.

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Papa francisco lavando los piesEl papa Francisco blandió ayer el látigo contra los “moralistas e ideólogos sin bondad que falsifican el evangelio”. Fueron palabras duras que han recordado a algunos de los oyentes cuando Jesús se dirigía a los maestros de la ley judía para estigmatizar su hipocresía y los llamaba "sepulcros blanqueados”.

Van a causar polémicas las palabras del papa Francisco dirigidas ayer a los funcionarios del Vaticano en la capilla del hotel Santa Marta donde sigue alojándose tras haber renunciado a la residencia papal de los palacios Apostólicos.

¿A quienes se refirió el papa al decir: “Cuando la ideología entra en la Iglesia, cuando quiere interferir en la interpretación del Evangelio, no entendemos nada?”. Llegó a decir que esos “grandes ideólogos electrocutan el camino del amor y de la bondad”. Y añadió: “Toda interpretación ideológica, no importa de qué lado venga, es una falsificación del Evangelio”.

Sin duda hace pensar esa diatriba tanto a las teorías de la teología de la liberación nacida en la Iglesia progresista de América Latina como a la teología de los tradicionalistas y conservadores. Francisco, que está haciendo de su pontificado una elección por los pobres, se coloca fuera de las dos orillas ideológicas de derechas y de izquierdas.

No se quedó ahí el papa y siguió arremetiendo con dureza: “Esos ideólogos, como lo hemos visto en la Historia de la Iglesia, acaban de ser intelectuales sin talento, moralistas sin bondad. Ni siquiera hablan de la bondad, porque ni ellos la comprenden”.

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La religión no debe ser una asignatura, es una vivencia.

Por: | 26 de mayo de 2013

Leo con satisfacción que la gran mayoría de los españoles rechaza que la enseñanza de la religión se convierta en materia de curso escolar.

Es que la religión no se enseña, como las matemáticas, se vive.

Si acaso, en las escuelas españolas y del mundo, lo que se puede y quizás debería enseñar a los niños es la “Historia de las religiones”, de todas, sin distinción. Como se enseña la Historia del arte, o de la filosofía, o de la psicología o de la literatura.

Historia de las religionesHasta el ateo puede tener interés cultural en conocer como el fenómeno de la religión ha nacido y se ha desarrollado en el mundo, del mismo modo que a mi me interesa saber la evolución mundial del pensamiento, aunque no vaya a ser un filósofo de profesión.

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El mejor sentimiento del mundo

Por: | 24 de mayo de 2013

Miura
No ha sido la hazaña del japonés Yuikiro Miura que el jueves pasado, a sus 80 años y siete meses, ha conseguido la hazaña de escalar el Everest con sus 8.850 metros de altura lo que me ha emocionado.

Ni ha sido el hecho de que, por segunda vez, Miura haya conseguido el título de ser la persona más anciana del mundo a conquistar el punto más alto del Planeta. La anterior la realizó con 72 años.

Ni siquiera que lo haya conseguido después de haber sufrido cuatro operaciones al corazón y de haberse quebrado la pelvis y el hueso del muslo izquierdo en un accidente de esquí en 2009.

Lo que me ha emocionado ha sido su frase al poner el pie en el pico del Everest: “Es el mejor sentimiento del mundo”, le dijo por radio a su hijo Gota.

En un mundo en el que a veces los jóvenes ya han perdido la ilusión de la vida y se sienten viejos y descorazonados, y los adultos nos presentamos cansados y deseando jubilarnos, casi derrotados por la existencia, observar a ese alpinista de 80 años, con su corazón reparado ya cuatro veces, sentir la  sorpresa y la admiración de un niño al exclamar que acaba de experimentar “el mejor sentimiento del mundo”, en un éxtasis de felicidad, es sin duda una lección para todos.

Miura nos ha recordado con seis palabras que no existe edad para seguir sorprendiéndonos de la vida; para realizar sueños; para superar nuestros límites.

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Padre Pino
¿Puede ser canonizado alguien como mártir por haberse opuesto a la mafia?
Hasta ahora, la Iglesia consideraba mártir sólo al que perdía su vida en defensa de la fe cristiana.

El papa Francisco, sábado próximo, quebrando un tabú milenario del catolicismo, beatificará al sacerdote Pino Puglisi, que en 1993, el día que cumplía 56 años, fue asesinado a tiros por la mafia, al llegar a su casa en Palermo (Sicilia)

Durante años, la comunidad cristiana había luchado en vano para que el Vaticano considerase mártir al sacerdote asesinado. Se oponía, como un muro, el clásico concepto de martirio católico.

Fue el papa Benedicto XVI quién autorizó la apertura del proceso de beatificación del padre Pino, y el papa Francisco ha querido ganar el tiempo que el Vaticano había perdido, y ha acelerado el proceso de beatificación, así como lo ha hecho con otro mártir polémico, con Monseñor Oscar Romero, asesinado por los escuadrones derechistas en El Salvador por defender a los pobres.

El caso del sacerdote palermitano es emblemático. Fue asesinado por el trabajo que realizaba en el barrio de Palermo apellidado “tierra de nadie” en la zona del Brancaccio, territorio del famoso clan mafioso de los hermanos Graviano.

Barrio Brancacci en Palermo
Recuerdo que una vez que recorrí aquel lugar
acompañado por el alcalde de la ciudad, para hacer un reportaje para este diario, nos llevaron en coche blindado.

El padre Pino dedicó su pasión por la educación de los jóvenes trabajando con los niños abandonados en la calle de aquel barrio maldito. ?Para atraerlos a la Iglesia y llevarlos a aprender el catecismo? No, para arrancarlos sencillamente de las garras de la mafia que hacía de ellos el caldo de cultivo de las nuevas generaciones de mafiosos.

El sacerdote trataba de convencerles, primero a ellos y después a sus padres, que a la vida se le podía dar otro sentido sin ser esclavos de mafiosos.

Llegó a visitar a las familias de los mafiosos para tratar de hacerles comprender que ellos estaban contribuyendo a un futuro lúgubre de sus hijos

Cardenal PappalardoCardenal Salvatore Pappalardo

Al entonces arzobispo de Palermo, Mons.Salvatore Pappalardo, le pareció demasiado “laica” la misión social de su sacerdote y le pidió “prudencia”. La Iglesia en Palermo nunca se había enfrentado con la mafia. Apoyaba a la entonces Democracia Cristiana que había pactado con la mafia para seguir en el poder.

El padre Pino no sólo llevaba adelante su labor personal de alejar a los jóvenes del dragón mafioso, sino que se atrevió a criticar a la misma Iglesia por sus presuntas connivencias con las familias mafiosas y por limitarse, en su misión evangelizadora, a realizar sus ritos religiosos que no molestaban a la mafia.

Que un sacerdote, como Pino, se atreviera a organizar una marcha en defensa de los “valores democráticos” en el cuartel de la mafia, era visto como anómalo por la Iglesia y como subversivo por la mafia.

Y aquella mafia, llegó un día en que no soportó más a aquel cura atípico que en vez de hablar del Evangelio a sus fieles llegó a gritar desde el púlpito de su parroquia a los caciques mafiosos que sembraban de sangre la ciudad: “!No sois hombres; sois bestias”.

No sólo lo asesinaron sino que confesaron el crimen. En el proceso, la Iglesia “por prudencia”, se dijo entonces, no quiso ser testigo contra el sacerdote asesinado.

Sus asesinos contaron que en el momento de dispararle a la nuca, padre Tino “les sonrió” y se limitó a decir “me lo esperaba”. No tuvo tiempo para hablar más.

Augusto Cavadi
Augusto Cavadi, filósofo y teólogo siciliano, experto y crítico de las relaciones de la Iglesia y la mafia, autor de libros como El Dios de la mafia, había siempre criticado al Vaticano por retardar la beatificación del padre Puglisi.

Hoy ha afirmado que la beatificación por el papa Francisco, del sacerdote Pino como “mártir de la mafia”, supone el reconocimiento de que para un sacerdote o para un cristiano “el empeño por la libertad y la justicia en el territorio en el que actúa, constituya un elemento constitutivo, irrenunciable del Evangelio y no algo opcional, o peor aún una desviación de su misión”, como afirmaba la parte de la Iglesia que se oponía a considerar mártir al sacerdote.

El papa Francisco, el sábado, sellará con su autoridad la discusión.
Es un gesto más de los suyos, con el que junto a la activación del proceso de Monseñor Romero, parado en el Vaticano durante 18 años, va acostumbrando a la Iglesia.

Considerar mártir del Evangelio a un cura que lo que hizo fue sobretodo enfrentar el poder de la mafia para defender a los niños indefensos frente aquel poder, abre caminos nuevos y revolucionarios en la Iglesia.

Un gesto, que ciertamente a la mafia no le va a gustar ni va a olvidar, como no lo olvidará aquella parte de la Iglesia siciliana acostumbrada a ir del brazo del dragón de Cosa Nostra, cuyos miembros han sido siempre fieles asistentes a los ritos de la Iglesia. Si eran oficiados por el cardenal de Palermo, mejor aún.

Quienes sí van a celebrar el coraje de papa Francisco van a ser los miles de cristianos socilianos, tantas veces amenazados y perseguidos, a veces hasta por la Iglesia, por oponerse al poder mafioso en nombre del Evangelio de la libertad y de la verdad.

Padre Pino entre los niños de la calle

 

La noticia parace increíble, pero es verdad: un niño se creyó durante seis años que era una gallina. Vivió encerrado en un gallinero y estaba convencido de ser una ave más. Comía como ellas picoteando, cacareaba como ellas y no sabía hablar.

Fiji
Todo ello en las Islas Fiji, el archipiélago del Océano Pacífico con 300 islas y 540 islotes, paraíso del turismo millonario por sus bellezas naturales deslumbrantes.

La historia de Sujit Kumar la ha publicado en Brasil el portal Terra y enseguida ha recorrido las redes sociales por la fuerza humana, social y espiritual que entraña.

Hoy, aquel niño que a sus 40 años aún sigue a veces actuando como una gallina, picoteando las paredes, que no consigue aun dormir en una cama y se acurruca en un sillón al estilo de las gallinas, aún no habla. Pero ha empezado a recorrer el arduo camino de su recuperación gracias a la ayuda de la empresaria australiana, Elizabeth Clayton, que trabajaba con importaciones en Fiji y a la que su encuentro fortuito con el niño gallina, le cambió su vida.

Niño gallina (2)Sujit y Elizabeth Clayton

Hoy, viuda tras haber su marido fallecido en un accidente subiendo el Everest, ha vendido toda su fortuna para crear una institución de niños abandonados que recoge en la calle. Y vive con ellos en comunidad.

Es quizás esa transformación de la empresaria operada en su alma por aquel muchacho que ella acogió cuando parecía más una animal salvaje que un ser humano, lo que más me ha tocado de esta historia rocambolesca, chocante y a la vez emblemática de los contrastes que pueden anidar en el corazón de un país considerado un paraíso, pero que esconde también sus infiernos secretos.

La historia del pequeño Sujit comenzó en los años 70 cuando en una poblado del archipiélago, a sus dos años,  su madre se suicidó y el padre fue asesinado.

Niño gallina (3)
Sin saber que hacer con el niño
, los abuelos lo colocaron en el gallinero debajo de la casa, donde vivió seis años sin ver a persona humana.

Vivió en el gallinero, se alimentaba como las gallinas, comía como si su boca fuera un pico de ave y picoteaba como ellas.

A sus ocho años, sin hablar una palabra, no sabiendo qué hacer con él y al no haber en Fiji un sólo lugar para niños abandonados, lo colocaron en un asilo para ancianos, ya que nadie se atrevió a adoptarlo.

Durante 22 años estuvo amarrado a una cama. Hoy a sus 40 años aún lleva las cicatrices en su cintura de las sábanas con las que lo ataban al camastro.

A finales de 2002, llegó para él una luz de salvación. La empresaria Clayton había ido a aquel asilo haciendo parte de una comitiva del Rotary Club que les llevaba mesas de plásticos.

Fue allí cuando se enteró de la increíble historia del joven que seguía sintiéndose una gallina. Su marido acababa de fallecer y tuvo con Sujit uno de esos encuentros capaces de transformar una vida.

Niño gallina (4)
Así cuenta hoy su encuentro con el muchacho
: “Estaba totalmente debilitado y maltratado. Había recibido golpes en la cara y tenía los dedos hinchados además de los dientes y la nariz quebrados. Cuando lo tuve delante no sabia decir si era un hombre o un niño. Su apariencia era decrépita. Las personas creían que era un salvaje”.

Y añade: “Vi, sin embargo, como un brillo en sus ojos cuando me miró. No podía, a ese punto, darle la espalda”.

Primero fueron las visitas continúas al asilo para intentar una relación mínima con él, hasta que decidió llevárselo a su casa. “Picoteaba las paredes como una gallina y no conseguía dormir en la cama. A veces me mordía, me arañaba y me empujaba, pero poco a poco conseguí que empezara a ser independiente, que se afeitara sólo, se limpiase los dientes o hiciese sus necesidades”, cuenta l empresaria.

Le quedaba a Clayton su último reto: que Sujit empezara a pronunciar algunas palabras por lo menos. Para ello lo llevó a Australia donde fue visitado por fonoaudiólogos, patólogos, neurólogos etc. El chico sufre también de ataques epilépticos.

Fue la epilepsia lo que hizo que la familia abandonara al niño a su suerte, ya que según las creencias de aquellas islas se piensa que es el espíritu del mal, el demonio, la causa de los males de la familia. Su primo Bob Kumar decía que Sujit no entendía nada, no era capaz de hablar y por eso lo abandonaron en el gallinero.

Por si faltaba algo a la historia tuvo otro momento de suspense cuando el chico estaba ya viviendo con ella y las autoridades locales se presentaron en su casa y se lo llevaron.

Clayton recurrió angustiada a la justicia. Llegó el momento del veredicto del tribunal y allí mismo tuvo lugar un instante de sorpresa y emoción. Cuando el juez estaba para anunciar sentencia negativa, Sujit se levantó y se acurrucó en los brazos de su benefactora. Sorprendido, el juez no lo dudó, cambió de opinión y decretó que Sujit podía seguir viviendo con la nueva madre adoptiva.

Hoy, Sujit aún no habla, pero ya consigue hacerse entender a través de gestos. Cuando quiere agua, por ejemplo, señala un vaso. De vez en cuando aún picotea, cacarea y coge la comida al estilo de las gallinas. Pero ya no es un infeliz como antes.

Fiji (2)
Y la empresaria, gracias a aquella locura de los que abandonaron a un niño en manos de unas gallinas, en el paraiso de las Fiji, ha reencontrado su camino de transformación humana y espiritual.

No le bastó Sujit a Clayton. Ahora es madre de decenas de niños abandonados en las calles del pariaso de Fiji. 

¡El mundo es grande!
Grande y cruel, pero también, a veces, maravilloso.
Y lleno siempre de sorpresas e historias sórdidas y de recuperación como la de Sujit y Elizabet que no me he resistído a contársela en este blog.

Elizabeth-clayton-largeElizabeth Clayton

Cementerios humanos para animales
En Sâo Paulo, la Comisión de Constitución y Justicia de la cámara municipal
acaba de aprobar un proyecto de ley piloto en Brasil por el que se permite que los animales domésticos puedan ser enterrados en la sepultura de sus dueños.

La ley deberá ser ratificada por el pleno de la Cámara de Concejales la cual ya ha dado a saber que está de acuerdo masivamente con el proyecto.

Roberto Trípoli,  autor de la nueva ley revolucionaria que permitirá que los animales que han pasado una vida en compañia de sus dueños puedan al fallecer ser enterrados en los cementerios para humanos, ha justificado así su propuesta: “Los animales domésticos, principalmente perros y gatos, son considerados como miembros de las familias humanas, con los cuales mantienen relaciones afectivas muy estrechas”.

Puntualizó que muchas familias, cuando muere uno de esos animales que “hacían parte del hogar”, se desesperan porque no tienen donde enterrarles.

Las autoridades de la municipalidad de Sâo Paulo alegan que si el animal “es el mejor amigo del hombre en vida, debe serlo también en la muerte”.

La justificación última para la aprobación de la ley, que ahora podría ser seguida por otros ayuntamientos del país, es que ha sido la población, a través de las redes sociales, la que ha presionado al ayuntamiento para que se permita enterrar en la tumba de familia a sus fieles animales con los que han compartido su vida.

La ley se refiere a los cementerios municipales y las Funerarias han advertido que, aprobada la ley, deberán hacerse estudios técnicos de viabilidad del proyecto referentes a las cuestiones legales, al impacto ambiental y a la cuestión financiera.

De cualquier modo, las primeras reacciones de la población han sido positivas y consideradas un avance en el derecho de los animales y una muestra de civilización.

Esta iniciativa sigue a otra piloto en el país creada también en el municipio de São Paulo, la capital financiera y económica del país, como lo fue hace unos meses la creación de un hospital modernamente equipado para atender gratuitamente a los animales domésticos enfermos de familias pobres que no podrían permitirse llevar a sus fieles mascotas a un veterinario privado.

De aquella experiencia ya nos hicimos eco en este blog con una acogida extraordinaria de lectores aprobando la iniciativa de la alcaldía de São Paulo que acabó contagiando a otros ayuntamientos que también están creando esos servicios veterinarios gratuitos para familias de baja renta.

Después de conquistados los derechos de la defensa de la mujer y del niño, ahora Brasil está poniendo la primera piedra para la defensa de los derechos de los animales, entre ellos el de poder descansar para siempre al lado de los humanos a los que han amado y por los que se sintieron acogidos y cuidados con cariño.

La decisión tomada por la alcaldía de São Paulo de poder enterrar a los animales con sus dueños, es pionera en el mundo y está llamada a crear polémica, aplaudida por unos y contestada seguramente por otros.

De cualquier modo, las primeras reacciones de la población han sido positivas y consideradas un avance en la defensa de los derechos de los animales y una muestra de civilización.

Familia con sus perros

 

¿Qué olemos y qué tocamos?

Por: | 15 de mayo de 2013

Sentidos (olfato)
He leído que el feto siente ya los olores en el vientre de la madre
y que desde muy pequeño es capaz de descubrir por el olfato a la madre en medio de la máxima oscuridad.

Los neurocientíficos nos explican que el olfato es fundamental para fijar la memoria. Y todos recordamos con viveza los olores de nuestra infancia: de la casa, de las comidas, de los vestidos.

Yo recuerdo muy vivos el olor del montón de patatas de la bodega cuando empezaban a germinar.

Hacía más de 40 años que no comía la fritá que me hacía mi tía Fabiana en Baza (Granada). Cuando hace unos meses vino aquí a Brasil mi sobrina María José salió a relucir el tema de la fritá y de repente el olor del tomate y los pimientos fritos me llegó como una oleada de perfume de lo profundo de la memoria, como si estuviera saboreándolos en Baza aquella misma mañana.

Los humanos hemos ido perdiendo la fuerza de los sentidos, de todos, del olfato y del tacto, de la vista, del gusto y del oído. En eso, los llamados animales nos dan aún mil vueltas. Gatos y perros poseen un alfato, por ejemplo, millones de veces más agudo que el nuestro.

Sobretodo los urbanos, vamos perdiendo los sentidos poco a poco.

Estamos perdiendo la vista y su agudeza para descubrir los matices de las cosas. Una indígena me explicó que mientras nosotros conseguimos, en un bosque, distinguir al máximo media docena de tonalidades de verde, ellos consiguen ver hasta 300 diferentes.

Perdemos el oído poco a poco golpeado diariamente por los ruidos altos en decibeles. He leído un estudio en que alerta sobre la grave pérdida auditiva de los jóvenes como consecuencia de las música alta de las discotecas o de la escuchada por ellos en solitario en los auriculares.

Sentidos (oido)
Estamos perdiendo el tacto, sobretodo los europeos, porque nos enseñaron en los viejos catecismos que acariciar, besar, abrazar, tocar era pecado. Aquí en Brasil, donde vivo, ese miedo al tacto aún no existe y las personas se abrazan y besan con la máxima naturalidad.

Hoy está en auge la gastronomía y con ese motivo se vuelve a valorizar el sentido del olfato que estábamos perdiendo. Pero esa gastronomía moderna, sofisticada, nuclear, hecha más para la vista que para el olfato se queda muy lejos de los olores que desprendían los viejos pucheros preparados en las cocinas de leña.

O aquel cabrito que me hicieron probar una vez unos campesinos en Turquía, asado al calor de las brasas de un fuego hecho en el fondo de un hoyo en la tierra. El cabrito era colgado sobre las brasas y el agujero era tapado con barro. Después de unas horas volvían a abrir el hoyo y el cabrito salía dorado y desparramando un perfume penetrante. Aquella carne ( que me perdonen los vegetarianos) se podía comer ya con el olfato.

Si el sentido del olfato es ya importante para el feto y para sus futuras relaciones con la madre, ¿por qué lo estamos perdiendo de adultos?

Quizás porque nos hemos vuelto doblemente asépticos, en el cuerpo y en el alma. El calor y el olor del prójimo nos interesan cada día menos. Preferimos el no olor de la soledad. Un presidente de la república de Brasil llegó a escandalizar al afirmar que "prefería el olor del estiércol de los caballos al olor de los pobres".

Las multinacionales de los perfumes nos han convencido que es mejor no oler a humanos. Mejor la química que nos ofrece y con la que se enriquecen.

Con la pérdida del olfato natural de la piel y de las cosas hemos castigado duramente a la sexualidad y a la sensualidad que se nutren también de los olores de la naturaleza.

Sentidos (olores)
Los niños nos dan ejemplo en este campo. Ellos han conservado la esencia y la fuerza de los olores naturales. Lo tocan todo; se embadurnan con todo; se divierten y gozan revolcándose en la naturaleza de las cosas. Huelen a vida, a tierra.  Nosotros olemos cada vez más a cosas artificiales, muertas.

Distinguimos mejor a la persona amada o al simple amigo por la marca de su colonia que por olor de su piel. Los niños descubren en la oscuridad a la madre no por el perfume de un frasco, sino por el olor que desprende no sólo su piel sino también su corazón, el amor de ella hacia el pequeño, por las vibraciones de su cuerpo real.

Hay un olor que se hace cada día más fuerte y presente en el mundo: el olor de la gasolina en las ciudades y en las carreteras; la de la pólvora de las armas; el de la corrupción política y económica; el olor de la impunidad de los poderosos; el olor de la indiferencia hacia el prójimo, que lo preferiríamos cada vez menos próximo, más lejano.

Sentidos (tacto 3)
Y lo peor de todo es que no sólo somos ya incapaces de captar y disfrutar el olor natural de las personas y de las cosas como el feto en el vientre de la madre, sino que ya no sabemos reconocer a los otros.

Al abstraernos de las preocupaciones por los demás, perdemos hasta nuestra identidad.
Nos cuesta cada vez más reconocernos.
?A qué olemos?
¿ Quizás a plástico, a gasolina?
¿O a nada?

Felices los niños que aún saben disfrutar, sin complejos, del olfato y del tacto. Y felices las madres que también gozan con ese olor inconfundible del bebé. Y con el tacto de los estrujones que les dan.

Felices sobretodo los animales no humanos, que ellos saben aún divertirse con los cuatro sentidos. Saben olerse y tocarse. Muchos, como los gatos, hasta ven en la oscuridad. Saben gozar de la vida sin necesitar plastificarla.

?A qué huele el plástico?

Sentidos (tacto)


 

Venezuela, hermana

Por: | 13 de mayo de 2013

Nada más cruel y triste que un país dividido en dos. Ninguna guerra es tan absurda como una guerra entre hermanos. Lo viví en mi infancia en España.

Aquel desgarrón de las dos Españas enfrentadas, enemigas, a veces dentro de la misma familia me persiguió toda la vida.

Me duele aún hoy cuando en algunos momentos España resucita de nuevo dividida salomónicamente.

Venezuela (4)
Digo esto pensando hoy en Venezuela, nuestro país hermano de lengua e historia
. Me hiela el alma ver a ese pueblo rico de cultura, multiétnico como el Brasil en el que vivo, lleno de humanidad, dulce en su corazón, al que la política endurece hasta convertirlo en violento.

Los adagios suelen ser siempre conservadores, como el de “mejor solo que acompañado”. Lo es el de “cada país tiene los políticos que se merece”. No es cierto. Hay pueblos que se merecerían mucho más.

¿Entonces por qué los eligen? Porque muchas veces no tienen alternativas. Porque la política, aún la de raíces democráticas, nunca lo es de verdad. Sus mecanismos impiden tantas veces llegar al poder a los mejores, a los más representativos de la idiosincrasia del pueblo.

Juegan a veces la ignorancia, la falta de cultura, de información, y la masiva propaganda oficial que vende gato por liebre.

Y lo que pocas veces pensamos es que los políticos muchas veces se revelan, al llegar al poder, del todo diferente de cómo los imaginábamos, de cómo se nos presentaban para engatusarnos.

Ocurre hasta en los países más desarrollados en educación. Suele decirse, y ese refrán si suele ser real, que en política “o te corrompes o te corrompen”.

Venezuela (4)
Y el pueblo, la gente de a pie, a la que deberían servir los políticos al llegar a los gobiernos y con la que se llenan la boca durante las elecciones con sus promesas que nunca cumplirán, se queda siempre en segundo plano. Lo que cuenta, al llegar arriba, es mantenerse en el candelero, no perder los privilegios, hacer alianzas no con el pueblo que le llevó hasta allí con su voto, sino con los que aseguren la permanencia en el puesto.

Eso suele ocurrir en general y ocurre ahora con el pueblo venezolano que ha empezado a exigir una vida más normal, con menos violencia, con mayor libertad, sin necesidades básicas, y sin que tenga que recibir como regalo y limosna lo que le pertenecería por derecho.

Su actual Presidente Nicolás Maduro, ha recorrido Uruguay, Argentina y Brasil pidiendo alimentos y energía para los venezolanos. Es una afrenta si se piensa que es un país rico, pequeño, que podría ser una Suiza americana, no sólo con pan y luz para todos, sino con las comodidades de los países que saben aprovechar y no malversar sus recursos naturales.

Nada se conquista sin esfuerzo. Los venezolanos a los que el destino y los abusos de los poderosos habían relegado al olvido y a la pobreza, cuando no a la miseria, recibieron de las manos de Hugo Chávez un plus de orgullo nacional y la esperanza de un mundo mejor y más justo para ellos.

Después, como ocurre tantas veces en la política, la gente fue usada como moneda de cambio para saltos hacia adelante que suelen acabar en saltos en el vacío.

Hoy, ya la mitad de los venezolanos se están despertando y quieren “más y mejor”. Es un deseo justo que nada ni nadie tiene el derecho de frustrar.

Venezuela (2)
Ojalá esos dos pedazos de la Venezuela rica en petroleo, en bellezas naturales y en humanidad,
en simpatía natural y en diversidad étnica, puedan abrazarse pronto para volver a ser la Venezuela que todos hemos conocido y amado.

Como este es un blog personal, quiero contar aquí por qué me quedó grabado, desde niño, un cariño y una gratitud especial por una señora venezolana que un día conoció a mi hermana, madre de cinco hijos, que en la posguerra franquista, pasaba apuros económicos y se compadeció de ella.

La recuerdo una señora mayor, dulce, sensible, que amaba a su país, del que hablaba siempre bien.

Desde que se encontró por puro caso con mi hermana, cada mes le escribía desde Venezuela y sin darse importancia, sin hablar de ello, le añadía a la carta un cheque en dólares, que era como el maná para ella. La señora no era rica. Nunca preguntó nada, ni comentó nada, hasta que un día desapareció y no supimos más de ella. Había sufrido años atrás un cáncer de riñón.

Yo era joven y recuerdo aún con un cierto temblor cuando, a veces, estando en casa de mi hermana llegaba la carta esperada con aquellos coloridos sellos venezolanos, que llevaban hasta Granada a mi hermana la esperanza de poder acabar el mes sin hambre para ella y sus pequeños.

¡Venezuela, hermana!

Jóvenes músicos venezolanosLos jóvenes son la esperanza de la nueva Venezuela


Las manos

Por: | 10 de mayo de 2013

Perro amarado a los carriles del tren
Observen esa foto.
La mano de una mujer sujeta con delicadeza la cabeza de una perrita a la que se le nota en su mirada el temblor del miedo.

La mano que se ve, acababa de salvar a esa perra callejera de una muerte atroz y segura.

Otras manos, estas invisibles en la foto, habían urdido una muerte atroz del animal amarrándolo con una cuerda gruesa a los railes del ferrocarril en la pequeña localidad de Lorena, en el Estado de São Paulo.

Las tres personas que deseaban divertirse viendo al animal ser aplastado por las ruedas del tren, huyeron al observar la llegada de la joven de 29 años, Fernanda Milet, que llevaba a pasear casualmente por aquel lugar a su perro, Y que salvó al animal.

El veterinario Daniel Fukuoca, que atiende ahora a la perrita rescatada, ha confirmado que, antes de ser atada a los raíles del tren, el animal, había sido “bárbaramente violentado sexualmente”.

En la misma localidad en menos de un año, otros cuatro perros acabaron muertos bajo las ruedas de los trenes. Todos violentados antes. Una nueva moda de diversión cruel e inhumana.

Esta vez, lo que quería subrayar, sin embargo, a mis amigos lectores, no es tanto la atrocidad concreta contra esa perrita indefensa, torturada y ultrajada, que ello habla por sí solo.

Manos unidas
Quería hablarles de las manos
, esas que hacen parte esencial de nuestra cuerpo y de nuestra vida. Que sirven para salvar o para matar; para acariciar o para abofetear; para curar heridas o para torturar. Y que en este caso salvaron a la perrita de la muerte.

Tenemos una mano derecha y una izquierda. Las dos son esenciales para abrazar. Necesitamos ambas para sostener en el hueco de nuestros brazos al hijo recién nacido. Y las necesitamos para amortajar a la persona amada que nos dejó para descansar definitivamente.

Sólo para disparar un arma homicida nos basta una mano.

Las manos nos sirven para bendecir o maldecir. Abiertas son acogedoras, cerradas pueden indicar rabia o venganza.

Con las manos amasamos el pan que nos alimenta y ofrecemos el veneno que mata.

Manos negras y blancas
Las manos o son salvadoras, instrumento de esperanza, o lo son de muerte.

Las manos sirven para labrar la tierra con sudor y para escribir poesía; para escribir cartas de amor o firmar declaraciones de guerra.

Son las manos el mejor emblema de nuestra existencia que se balancea al ritmo de la parte de dios que late en ellas y de la del demonio que las tienta cada instante.

Las mismas manos pueden distribuir bondades y aliviar penas, o robar millones, dejando al prójimo tirado en la cuneta de la pobreza.

No se si en las manos quedará escrito, invisible, todo lo bueno y lo malo que con ellas hicimos en nuestra vida. No importa. Queda esculpido en nuestra conciencia.

Es difícil saber si en la balanza de la Humanidad, los miles de millones de manos de los vivos salvan más que matan. Mi esperanza es que las que salvan, sean más que las asesinas.

Sólo así se entiende que aún no hayamos desaparecido todos para siempre.

Un buen ejercicio terapéutico de humanidad y de ética, sería, cada noche, al ir a descansar, preguntar a nuestras manos si han amado más que odiado; si han perdonado más que condenado; si han dado más de lo que han substraído, si han acariciado más que ofendido.

Si las hemos usado como instrumentos para liberar a los encadenados, como la joven que salvó a la perrita, o para ayudar a atarlos a los railes de la muerte como sus verdugos.

Y un cariño final para esa perrita color negro azabache salvada por las manos amorosas de Fernanda.

Ella aún no tiene nombre. Vamos a bautizarla como "Esperanza", como esperanza de un mundo menos cruel con todos los seres de la creación, pues todos estamos amasados del mismo barro de la tierra.

¡Ah, si el animal pudiese hablar!

Tendríamos, seguro, que taparnos, avergonzados, nuestros oídos de humanos  orgullosos e inteligentes.

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El País

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