Juan Arias

Sobre el autor

es periodista y escritor traducido en diez idiomas. Fue corresponsal de EL PAIS 18 años en Italia y en el Vaticano, director de BABELIA y Ombudsman del diario. Recibió en Italia el premio a la Cultura del Gobierno. En España fue condecorado con la Cruz al Mérito Civil por el rey Juan Carlos por el conjunto de su obra. Desde hace 12 años informa desde Brasil para este diario donde colabora tambien en la sección de Opinión.

Eskup

“Tan pobre y tan don nadie soy que nadie me espía”

Por: | 28 de octubre de 2013

Espías (2)
Le pregunté, aquí donde vivo, cerca de Río de Janeiro, un pueblecito de pescadores, a un señor de media edad que estaba echando la red en la laguna abierta al mar, para ver si tenía suerte de arañar algunos peces para la cena, qué opinaba sobre el gran ruido mundial de los espías

“Mire, soy tan pobre y tan don nadie, que ni si siquiera me espían”, me dijo mientras volvía a lanzar la red vacía.

Es verdad, los pobres ni siquiera tienen el honor de ser espiados, en cuyo caso se sentirían importantes como los jefes de Estado, los directores de empresas, los ministros que ya no saben cómo colocar candados a sus móviles para que no les espíen sus llamadas secretas.

¿Es que usted no tiene secretos que puedan ser espiados? volví a preguntar a mi hombre que me respondió mientras sonreía porque la red parecía moverse como si algún pez hubiese quedado atrapado en ella: “mis secretos pueden interesar al máximo a mi mujer, a pocos más” y añadió: “los pobres no necesitamos ser espiados porque al máximo valemos un voto cada cuatro años”.

Espias (4)
Noté que la conversación no le interesaba
. Y es cierto que a los pobres les suena a algo muy lejano todo ese zumbar de espías. Al máximo les recuerda alguna película de los 007.

Los pobres tienen otros intereses, otros apuros, otras exigencias inminentes, como tratar de acabar el mes con las menores deudas posibles.

“Eso es cosa de ricos y de gente importante”, suelen decir cuando se les pregunta qué piensan de los países que se espían entre sí.

Hasta hace muy poco eran millones aquí en Brasil los que no tenían ni cuenta en el banco, ni tarjeta de crédito y ni siquiera domicilio oficial porque vivían en la ilegalidad.

Espias (5)
Difícil espiar a quien no tiene nada
. Hoy el número de esos pobres “sin rostro y sin dirección de correos”, como los apellidó un sociólogo, son muchos menos, pero aún existen. Y los pobres que tienen cuenta en el banco, tarjeta de crédito y viven en una calle con nombre y su casa con un número en la puerta, tienen poco que ocultar a los espías. Al máximo, me recordó el pescador, algún que otro “gato”, como llaman ellos a una instalación clandestina al poste de luz más cercano para no tener que pagar la cuenta de luz.

Y me preguntó: ¿Eso interesa a los espías americanos?

Les cuento todo esto porque un colega brasileño, me confió, días atrás, que a veces los periodistas cuando informamos sobre estos escándalos de espías y de espías que espían a otros espías, podemos correr el peligro de ayudar a que todo ese ruido que los poderosos hacen con sus protestas, al saber que son espiados o que los son más de lo que ellos espían a los otros, les sirva como una “cortina de humo” para ocultar los graves problemas internos de cada uno de esos gobernantes.

Esos problemas de los que preferirían que los periodistas no escribiéramos; esos problemas que serían, si acaso, los que a los pobres les gustaría espiar.

Espias (6)
A los pobres y a la gente de a pie, a todos los que no temen ser espiados porque no tienen nada que ocultar y que son la inmensa mayoría del mundo, lo que sí les gustaría conocer es lo que esos poderosos piensan de ellos. Les gustaría poder escuchar ciertas conversaciones para descubrir no grandes secretos mundiales, sino cómo piensan engañarles, gastando para ello millones en publicidad, para convencerles que están haciendo o van a hacer por ellos lo que ya saben de antemano que nunca harán.

“Lo importante es que nos lo creamos a la hora de ir a votarles”, decía irónico mi pescador anónimo.

¿Alguien espiará a este blog? Si lo hiciera me gustaría saber qué ha encontrado de excitante en él.

Quizás, que muchas veces prefiero a mis dos gatas Luna y Nana, a muchos humanos. Tal vez porque ellas tampoco tengan nada merecedor de ser espiado. Hasta cuando cazan un pájaro, que a mi no me gusta, en vez de esconderse, vienen, llenas de inocencia, a traerlo a mis pies como un trofeo.

Sus secretos son otros y no me causan miedo como los de los humanos.

Espias

¿Son mejores personas los felices?

Por: | 25 de octubre de 2013

Felicidad (1)
¿Te fiarías más de una persona feliz que de una amargada?
¿Existe una correlación entre felicidad y virtud? El filósofo Espinoza afirmaba que la felicidad “no es una consecuencia de la virtud”. No seríamos felices porque somos buenos, pero sí podríamos llegar a ser mejores cuando nos sentimos felices.

Escribo desde Brasil sobre este eterno tema de la felicidad que podría hacernos mejores personas, más inclinadas a aceptar al prójimo, a ser solidarios, al contrario de la amargura y la tristeza crónica que acaban encogiendo el alma e indisponiéndonos para entender a los demás.

Felicidade indigena
“Los brasileños tenemos mil problemas, pero hay algo a lo que no renunciamos, en ninguna circunstancia, y es a disfrutar de la vida y de las cosas”
, me decía el otro día el periodista José Casado frente a la colorida playa de Copacabana en Río, donde bullía un mundo directamente relacionado con el placer de vivir.

“No acaso los temas que aquí, en los periódicos, tienen mayor audiencia son los de la gastronomía, la moda y el arte de decorar nuestras casas, todos ellos relacionados con el gusto por la vida”, añadió Casado.

Felicidad (4)
No escondo que esa relación entre felicidad y virtud analizada por los filósofos desde la antigüedad, es intrigante. Es un tema delicado que podría arrastrarnos a respuestas equivocadas y racistas. Y, al mismo tiempo, hace parte de la realidad cotidiana.

Pensar que una persona triste, amargada, aplastada por el dolor, la enfermedad o el fracaso pueda ser menos generosa que una llena de vida y de suerte, lo que llamamos una persona feliz, sería además de una aberración, una terrible injusticia.

Felicidad (3)
Además, porque detrás de una alegría o una felicidad explícita puede esconderse una tristeza oculta. Y, al revés, bajo un semblante dolorido, atenazado por la prueba, puede latir una felicidad difícil de describir.

Lleva razón Espinoza cuando afirma que no se es mejor persona por el mero hecho de ser feliz. La cuestión es otra: ¿es posible que los que apuestan por acogerse al lado positivo de la vida, los que no renuncian a los pequeños o grandes bocados de felicidad que se nos ofrecen, acaben prefiriendo ser mejores personas que los que prefieren ver en todo el lado negro de las cosas, las sombras en vez de la luz, la desconfianza radical en vez de una postura capaz de ver en el otro lo que de bueno existe en él expuesto u oculto?

Felicidad brasileña
El que es sanamente feliz y buscador de felicidad es posible que acabe siendo hasta más condescendiente con la debilidad del prójimo
que el que se encierra en una negatividad que le hace pensar que las personas no son como aparecen, sino siempre peores en su realidad concreta.

No digo, por ejemplo, que los brasileños, que como decía Casado tienen una tendencia casi innata a procurar disfrutar de la vida, sean por eso mejores personas que aquellos a los que les cuesta abrirse a la felicidad. Puede, sin embargo que tenga razón el filósofo cuando dice que la felicidad nos puede ayudar y empujar a ser mejores personas, más cercanas a los demás.

No cabe duda, como nos enseña la experiencia, que la felicidad y la alegría son contagiosas como lo son la infelicidad y la depresión. Las personas inclinadas a ver lo positivo y la belleza de la vida pueden estar más inclinadas a compartir esa felicidad con los demás que los tristes por naturaleza, que se sienten empujados más bien a la soledad ya que es difícil compartir la infelicidad.

Las personas buscan a los que sienten que se relacionan positivamente con la vida, incluso en los momentos de prueba y de dolor, más que a los que por naturaleza se inclinan a pensar que la vida es sólo un valle de lágrimas donde es mejor estar solo.

En los textos evangélicos, el profeta Jesús, que era un empedernido seguidor de felicidad y que quizás por ello “curaba a todos”, porque no conseguía ver sufrir a nadie, lanzó su manifiesto de la felicidad, lo que la Iglesia llama las “bienaventuranzas”.

En ese manifiesto, Jesús, explica la raíz de la felicidad, que puede florecer, sin embargo, no sólo en la prosperidad y en la salud sino también en la pobreza y en el dolor,  y sobretodo en aquellos que apuestan en su corazón por la paz en vez que por la guerra.

La felicidad, como la infelicidad son enfermedades contagiosas.

Mejor, sin embargo, enfermarse de felicidad que de amargura.

¿O no?

Felicidad (5)

A Río la limpian de basura 1.890 multas al mes

Por: | 23 de octubre de 2013

En mis tiempos de infancia se decía que “la letra con sangre entra”. En Río de Janeiro, apellidada la “ciudad maravillosa”, el alcalde Eduardo Paes ha decidido que la ciudad debe presentarse “sin basura” a los turistas que llegarán de todo el mundo, primero para el Mundial de Futbol en junio próximo, cuya finalísima será en el Maracanã vestido de nuevo y después en las Olimpiadas de 2016.

Playa de Rio (5)
Para Río, donde la basura no sólo en el centro sino en las famosas y míticas playas de Leblón, Ipanemea y Copacabana se acumulaban en montañas a, se había acuñado un eslogan muy creativo: “Ciudad limpia es la que menos se ensucia”. Se colocaron carteles por todas partes. Sirvieron de poco, ya que como la ciudad nunca consiguió estar limpia, seguía ensuciándose.

Recuerdo que durante una entrevista, años atrás, al entonces alcalde de Río, César Maia, me dijo visiblemente molesto: “No puedo más, viendo, al atravesar la ciudad después del trabajo, toda esa basura acumulada cuando por la mañana la ciudad estaba limpia”.

Playa de Ipanema (3)El alcalde actual, ha entendido que más que con esloganes creativos, los cariocas iban a acabar con la ciudad sucia haciendo que les doliese el bolsillo. Y dicho y hecho. Anunció, hace exactamente un mes, que el ciudadano que arrojase al suelo lo que fuera, desde una bolsa de plástico a una colilla de cigarro o un simple papel, sería multado allí mismo.

Para ello, ha creado un batallón de una especie de guardias, la mayoría vestida a la paisana, con un talonario de multas ya preparadas en el bolsillo.

Y en un mes, como ayer pude observar con mis propios ojos, las famosas playas, siempre abarrotadas de gente a todas las horas, estaban limpias como una patena. Ni yo mismo, que ahora vivo fuera de la ciudad, me lo podía creer, acostumbrado como estaba a ver las preciosas calzadas blancas y negras de aquellas playas convertidas en un basurero.

Playa de Ipanema (4)
El milagro lo han hecho en este mes, las 1.890 multas, algunas, como tirar una colilla o un papel, que han llegado a 157 reales, unos 80 dólares. Según los vigilantes, los cariocas y turistas no se lo han tomado tan mal ya que sólo cinco personas se negaron a presentar su carnet de identidad y a rechazar pagar la multa cuando fueron cogidos con la mano en el ajo, arrojando algo en el suelo.

Al principio, los humoristas se divirtieron ironizando sobre la medida: “Señor guardia, es sólo la ceniza del cigarro la que se ha ciado al suelo”, o “de verdad, que el papel se me escapó mientras sacaba el pañuelo del bolsillo”, etc.

Playa de IpanemaLo cierto es que las multas dolorosas han conseguido el milagro que nada ni ni nadie lo había obtenido anteriormente. Al final, ha sido cierto el refrán de mi infancia de que las letras “con sangre entran”. Esta vez lo han hecho con el dinero de las multas.

La pregunta, sin embargo que se hace los escépticos y pesimistas es cuanto eso va a durar; por cuanto tiempo la alcaldía podrá sostener el gasto de ocupar a cientos de vigilantes y qué pasará cuando todo ello se relaje.

Pueden ocurrir dos cosas, dicen los sociólogos, que la ciudad limpia acabe agradando a los ojos de los cariocas y el no arrojar basura se convierta en un hábito adquirido, o que la gente se canse, y que las calles y playas empiecen de nuevo a ensuciarse, porque si era cierto el eslogan de que ciudad limpia es la que menos se ensucia, también lo es que la ciudad sucia nunca se verá limpia.
Por lo menos, no sin miedo a que sufra el bolsillo.

NOTA

Las fotos que acompañan el blog son, una del pasado, cuando los montones de basura se acumulaban en las playas, y las otras- muy malas- tomadas por mi móvil, incrédulo,  esta misma mañana del martes día 21, al mes justo de arrancar el proyecto de la alcaldía.

 

“Sólo les hablo de mi Dios si me preguntan”

Por: | 17 de octubre de 2013

Genoveva
Ha fallecido en Brasil, entre la comunidad indígena de los Tapirapés en la Araguaia, la hermana Genoveva, cuya vida resulta hoy, en tiempos de la Iglesia del papa Francisco, todo un símbolo profético y revolucionario. Un símbolo vivido en el mayor de los silencios, en el corazón de la maltratada selva brasileña y de las comunidades indígenas abandonadas a su suerte porque no entran en los engranajes del capitalismo especulativo.

Ha hecho bien, el teólogo Leonardo Boff , en recordar en su blog el ejemplo de Genoveva que, llegada hace sesenta años, desde Francia, a la perdida aldea indígena de los Tapirapés, una comunidad en extinción, vivió entre aquellas gentes no para “convertirlas” sino para ayudarlas a no desaparecer, para devolverles su dignidad perdida. Vivió para ellos y con ellos. Trabajaba como ellos, junto a ellos. Compartìa su comida, vivía en una choza como la de sus hermanos indígenas, y dormía como ellos en una hamaca.

Sólo se diferenciaba cuando se arrodillaba para rezar en su choza. Los niños solían mirarla por las rendijas, ensimismada en su silencio.

Cuando conseguimos un día, en los años 90, llegar hasta allí un grupo de periodistas españoles en una misión social con la entonces presidenta de Manos Unidas, Ana De Felipe, y gracias a los buenos oficios del padre Pedro Casaldáliga, le preguntamos a la hermanita Genoveva cómo les hablaba de Dios a aquellos indígenas. “Yo no les hablo de mi Dios si ellos no me preguntan”, nos dijo como lo más normal del mundo.

Tapirapes
Su Dios era una cosa personal. Aquellos indígenas eran su eucaristia, su preocupación única, pues estaban llamados a desaparecer. Al llegar Genoveva, a sus 20 y pocos años a la aldea, oyó de boca del cacique Marcos: “Los Tapirapés vamos a desaparecer. Los blancos van a acabar con nosotros. Tierra vale, caza vale, pez, vale. Sólo el indio no vale nada”.

Curiosamente iba a ser aquella joven blanca llegada desde Francia la que consiguiría que aquel puñado de cincuernta y tantos indígenas acabaran formando una comunidad hoy con  más de mil personas.
Ella fue la partera de los nuevos nacimientos y con ellos del crecimiento de su dignidad perdida.


Como ha escrito Boff, la hermana Genoveva y su pequeña comunidad, no convirtieron ni a uno de aquellos indígenas. Se hicieron tapirapés como ellos. Asumieron la defensa de su dignidad humana, se “encarnaron” con ellos, como Jesús se había encarnado entre los hombres.

He leido que los Tapirapés han querido enterrar a la hermanita Genoveva con sus ritos funerarios y en la misma choza en la aque vivía. Con sus cantos y preces rituales. Ella les amó como seres humanos e hijos del mismo Padre.

Al despedirla la amaron como a una de ellos, como a la madre que les ayudó a multiplicarse y que les enseñó una sóla cosa: que todos debemos amarnos, ayudarnos y respetarnos. No necesitó hablarles de Dios.

Hoy puede descansar dichosa.

Recuerdo de ella  sólo su cara ya madura que había encarnado los rasgos indígenas, su sonrisa franca y recatada al mismo tiempo, y sobretodo su silencio. Ella hablaba con su vida.

También aquel día los Tapirapés hablaron poco. Nos miraban mucho. Nunca sabremos lo que pensaron de nosotros.

Genoveva (2)
En Brasil eran días de elecciones. Lula era candidato. Ellos lo estimaban. El cacique quiso preguntar a una de las acompañantes de Manos Unidas, la profesora Vera cómo se hacían las votaciones. Se lo explicó dibujándole una urna. El indígena escuchaba en silencio. Despues preguntó quienes contaban los votos.  Vera tentó explicárselo. No se convenció y, como hablando consigo mismo, dijo: “Lula pierde”. Y aquella vez perdió.

Los indígenas poseen una sabiduría para nosotros difícil  de interpretar. Antes de permitirnos ir a visistarles se pasaron los hombres del poblado una noche entera discutiendo el asunto.

Por fin llegamos hasta ellos. Nos recibieron con dignidad, sin ruidos. Quizás nunca supieron lo que nos llevó hasta allí.
Tenían todo el derecho de sospechar de nosotros los civilizados.
Ellos llevan en sus cromosomas el recuerdo de despojos y traiciones.

La herma Genoveva los rescató con su vida de total entrega a su causa. Y ellos le serán siempre gratos. Lo han demostrado con el cariño desplegado en su entierro.

Los indígenas brasileños eran seis millones cuando llegamos nosotros los europeos. Hoy son medio millón y siguen luchando para no ser extinguidos. Van a necesitar aún de muchas hermanas Genoveva que defienda sus derechos y luche por su dignidad.

Me queda hoy la curiosidad de saber si algún tapirapé, niño o adulto, le preguntó alguna vez a genoveva sobre su Dios, del que nos les hablaba espontáneamente. Y me queda la curiosidad, en dicho caso, de lo que ella le habría dicho que era Dios para ella.

Seguramente su Dios no se encuadraba en la imagen que describen ciertos catecismos católicos ni los áridos documentos vaticanos o las viejas teologías del miedo y del castigo.

¿Se parecerá más bien al del papa Francisco? Al rabino Skorka, el papa que no parece papa, le explicó que cuando se encuentra con alguna persona en su camino “no le pregunta en qué Dios cree”, o si cree. De él quiere saber sólo “si hace algo por los demás”.

Es lo que les interesaba a los Tapirapés de la hermana Genoveva, lo que hacía por ellos, lo que les quería y cómo les trataba. Muchos más que saber el nombre de su Dios.

Ella fue para ellos una diosa, un especie de divinidad de la selva que vivió con ellos y para ellos.

Genoveva (3)Entierro de Genoveva con los ritos indígenas



 

Un proyecto piloto con perros terapeutas en Río

Por: | 12 de octubre de 2013

Hospital Pedro Ernesto
Desde hace tres meses, en el Hospital Universitario Pedro Ernesto de Río de Janeiro, un equipo de médicos y psiquiatras están llevando a cabo un proyecto piloto, en el que un grupo de perros hacen de terapeutas con enfermos psiquiátricos graves.

El proyecto podrá ser extendido en 2014 en el campo de la psiquiatría infantil en otros centros médicos.

No se trata de la simple presencia en el hospital del animal de compañía del paciente como es permitido ya en algunos hospitales en todo el mundo y cuyos efectos benéficos son conocidos

La experiencia piloto del Pedro Ernesto va más allá. No son los perros de los pacientes los que actúan con los enfermos sino un grupo de 20 perros que han sido adestrados para actuar en la acción terapéutica.

Se trata, dice Roberta Araujo, coordinadora de Pelo Próximo, de usar al animal como “un punto de equilibrio” con el enfermo. Para crear un vínculo afectivo entre perros y pacientes se usan para cada uno de ellos los mismos animales.

Terapia con perros (2)
Según ha explicado al diario O Gloobo la psiquiatra, Bianca Magnano Paiva, una de las profesionales que acompaña la realización del proyecto, los animales están colaborando de forma sorprendente en la recuperación de los pacientes, algunos de ellos en depresión profunda.

Los hospitalizados por diagnósticos psiquiátricos juegan con los perros adestrados y tienen la libertad de peinarles, acariciarles y hasta conversar con ellos.

Hasta el momento, en los tres primeros meses del proyecto piloto, los resultados aparecen muy positivos afirma la experta en fonología, Fernanda Estela Doringa que explica que los pacientes acaban transfiriendo a los perros su afecto más aún que con los propios terapeutas y acaban “contando sus problemas al animal”.

Según Doringa, los pacientes acaban llorando y desahogándose con los perros como si se tratara de personas. En muchos casos, los enfermos han revelado una disminución importante de la presión arterial, de los síntomas de ansiedad y un aumento de la inmunidadEl caso más llamativo ha sido el de algunos pacientes que sufren de depresión profunda que no reaccionaban al tratamiento tradicional y tras algunas semanas de terapia con los perros llegaron hasta a salir de la cama y a volver a hablar.

Otro paciente, de 18 años, que había sufrido de una irrupción sicótica grave, tras haber sido tratado tres semanas con la ayuda de tres perros, acabó volviendo a su casa y pidió volver al hospital los lunes por la tarde, para “poder conversar” con los animales que le habían ayudado a recuperarse.

La experiencia piloto que se está realizando en el Hospital Universitario Pedro Ernesto hace parte del proyecto llamado Pelo Próximo, que ya actúa en varios hospitales de la capital carioca con la ayuda de animales de compañía.

El equipo del Pedro Ernesto está formado por médicos, psicólogos, psiquiatras, enfermeros etc. y los resultados del proyecto de terapia compartida por perros serán objeto de estudio académico en algunas facultades de medicina.

Terapia-com-animais-sus

La dictadura brasileña tenía miedo de la samba

Por: | 10 de octubre de 2013

Ditadura-militar-2
Los militares de la dictadura brasileña tenían miedo de las letras de los sambistas y las censuraban
.

La noticia es importante porque siempre se ha considerado que la samba-enredo, es decir las letras de los guiones de las Escuelas de Samba de Río, famosas por los desfiles de sus carros alegóricos durante los carnavales, constituían uno de los estereotipos de Brasil.

Decir que Brasil era el país de la samba y de los carnavales era como algo peyorativo. De ahí la muletilla: “Brasil no es sólo samba”.

Sin embargo, el hecho de que los militares de la dictadura llegaran a censurar las letras de los sambistas es la mejor demostración de que la samba “no es sólo samba”. Es más.

El mayor sociólogo vivo del país, Roberto DaMatta, ha sido el que mejor ha descrito en sus libros la importancia de los carnavales con todo lo que ello significa en la cultura y en la idiosincrasia de los brasileños.

Nacidos en las favelas pobres de Rio, los enredos de los carnavales, que suelen abordar temas de densidad social y cultural, con fuerte contenido de critica política han sido considerados como un ejemplo de lo que el país podría llegar a ser si en su administración se usasen los parámetros de la organización de las escuelas de samba.

Carnavales de Brasil (2)
Tanto del punto de vista de gusto artístico, de creatividad, como de férrea organización de los desfiles, los carnavales suponen un verdadero éxito. Son impecables y las escuelas luchan cada año para superarse.

A pesar de haber nacido en las favelas donde continúan organizándose, es ya clásica la fastuosidad de las fantasías creadas cada año para los desfiles al igual que los carros alegóricos, un esplendor de oro y luces que evocan la riqueza.

Un famoso sambista decía “La pobreza gusta a los intelectuales. A los pobres les gusta la riqueza”.
Y a los militares no les gustaban sobretodo las letras de los guiones de los enredos que llevaban toda la carga de elogio a la libertad en medio a las sombras de la represión

Por ejemplo, en el carnaval de 1969, los compositores Silas de Oliveira, Mano Décio da Viola y Manuel Ferreira, de la escuela Imperio Serrano, fueron obligados por los censores a cambiar un verso de la samba Heróis da Libertade que cantaba así:

A lo lejos soldados y tambores,
Alumnos y profesores,
Acompañados de clarín,
Cantaban así:
Ya amaneció la libertad,
La libertad ya amaneció,
Esa brisa que la juventud acaricia,
Esa llama que el odio no apaga,
Es la revolución en su legítima razón”.

Ese último verso fue cambiado por la censura por el de

“Es la evolución en su legítima razón”.

Los militares no se limitaban a censurar la letra de las sambas sino que vigilaban los ensayos de las diferentes escuelas de samba. En algunos casos, los militares obligaron a cambiar el tema de los desfiles para cantar, por ejemplo, las glorias de la gran autopista que atravesaba la selva de la Amazonia, construida por el régimen militar, una obra faraónica y antiambientalista que acabó devorada por la selva y arrinconada en el olvido.

Hoy, aquel miedo de los militares a los poemas de la samba son el mayor orgullo para ese monumento nacional de la cultura brasileña y que es algo más que estereotipo. Hace parte del alma más africana y más viva de estas gentes.

Desaparecidos politicos en la dictadura de Brasil

Brasil, ejemplo mundial de libertad de expresión y ciudadanía

Por: | 06 de octubre de 2013

Constitucion de brasil 19888
La Constitución brasileña de 1988 que acaba de cumplir 25 años, fue pionera en el mundo como garante de los derechos de la ciudadanía y de la libertad de prensa.

Lo afirma, a sus 80 años, Bernardo Cabral que fue entonces relator del nuevo texto constitucional tras los años oscuros del golpe militar.

Junto con el del presidente de la Asamblea Constitucional, Ulysses Guimaraes, Cabral fue de importancia capital para la aprobación del nuevo documento constitucional, hoy considerado atrasado en algunos aspectos frente a la modernidad, pero que ha servido estos 25 años para crear un Brasil, libre, atento a los derechos fundamentales de los ciudadanos y preocupado ya entonces por el tema hoy candente de la corrupción política

El texto constitucional, curiosamente, no fue ratificado entonces por el Partido de los Trabajadores (PT) hoy en el gobierno desde hace 13 años. Su fundador, el expresidente Lula da Siva, al recordar aquellos tiempos en que el PT era de dura oposición , consideró el texto demasiado conservador.

Y admite Lula que de haber pasado la línea dura de de su partido Brasil “hubiese sido ingobernable”.

En una entrevista a Folha de São Paulo, Cabral recuerda cuales fueron los aciertos del texto constitucional que han ayudado a Brasil a mantener alta la bandera de una de las democracias más sólidas de América Latina en estos 25 años.

El primer acierto, según él, fue el haber concedido entonces al Ministerio Público el poder de investigación que tan importante ha sido para desvelar y condenar las acciones de corrupción política y de cuello blanco.

El segundo y no menor la “libertad de información”. Tras una dictadura militar durante la cual fue amordazada la libertad de expresión, la nueva Constitución puso fin al “fin de la censura” y consagró el “secreto de las fuentes” periodísticas.

Otro punto, hoy de los más modernos, es que el texto de la Constitución de 1988 ya acuñó el término de la “sustentabilidad” en la economía en defensa del medio ambiente, algo nuevo para entonces, y actualísimo hoy.

Por último, Cabral subraya que la Constitución brasileña dejó clara la defensa de los derechos de los ciudadanos, hasta el punto que llega a decir: “Ninguna otra Constitución en el mundo tiene tantas garantías para la ciudadanía como la nuestra”.

Eso tuvo incluso su fundamento filosófico, recuerda el relator, ya que el hombre, el ser humano, figura como hilo conductor del texto y no el Estado como en las anteriores constituciones brasileñas, que comenzaban todas destacando al Estado y sólo hacia el artículo 150 aparecía el hombre.

Con todos sus posibles defectos, con todas sus sombras y atrasos, nadie puede hoy negar que la Constitución fue un marco fundamental para que hoy Brasil siga siendo en sus leyes, una democracia completa, con plena libertad de expresión y con la independencia de los tres poderes del Estado.

La venganza del ajo

Por: | 01 de octubre de 2013


Academia de gimnasia en rio
Brasil es uno de los países que hoy más se preocupa con el físico y la salud.
Se multiplican los gimnasios, las idas a los laboratorios para análisis clínicas, y crecen los gastos de farmacia.

Al mismo tiempo, hay como una vuelta a ciertos remedios caseros “de toda la vida”, muchos de ellos heredados de la sabiduría natural indígena y africana.

Entre esos remedios naturales, está volviendo el interés por el consumo de ajo crudo que empieza a ser recomendado hasta por los médicos.

A pocos vegetales se les atribuyen, en efecto, desde hace más de 3.000 años, tantas propiedades terapéuticas como al ajo. Y sin embargo, ha sido al mismo tiempo el hermano pobre, despojado de la dignidad de otras plantas, por el fuerte olor que desprende.

Me dicen que el ajo estaría reconquistando su dignidad en el campo de la medicina moderna, gracias a nuevos descubrimientos sobre su efectos curativos, como remedio contra la hipertensión, anticancerígeno, aliado al buen colesterol, que impide el surgimiento del diabetes y como desinfectante intestinal. Y hasta un eficaz elemento para adelgazar sin dietas.

¿Será la venganza del ajo?

Al ajo se le aleja aún hoy como a un impertinente en las cenas de las noches de amor porque se le considera un intruso aguafiestas. Y sin embargo, en la literatura antigua, se le asocia fuertemente a los efectos afrodisiacos y hasta se mezclaba al esperma. Y aparece en los libros sagrados más antiguos. En la Biblia, los israelitas liberados de la esclavitud de Egipto, guiados por Moisés a la Tierra Prometida se revelaron porque preferían los ”ajos y cebollas” que habían dejado atrás al maná llovido del cielo.

Ajos(2)
Antes de entrar en la cocina, o contemporáneamente, el ajo era uno de las medicinas más poderosas de la antigüedad. Se lo usaba para todo: para curar las heridas de los soldados en el frente; para limpiar de parásitos el intestino después de beber agua contaminada, o contra la disentería. Sin saberlo, se le usaba como hoy los antibióticos y para retardar la vejez.

Aunque los médicos suelen ser reacios al descubrimiento de las medicinas naturales usadas antes del surgimiento de la medicina moderna, me aseguran que aquí en Brasil y sobretodo en China, existe un movimiento para reivindicar a ese hermano pobre del ajo con mas de cien elementos químicos en su composición.

En el Antiguo México se curaba a los enfermos con ajos y baños de sol y en la medicina china, el ajo campeaba como un rey. Aún hoy, China es la mayor exportadora de ajos del mundo y en los poemas de Confúcio (Shi Ching, libro de las canciones) se hace mención al desarrollo de la Gran China, “gracias a las propiedades del ajo”.

Hoy, la cadena gigante china, Panda Exprés, ofrece todo un menú a base de ajos.
Fue en Ásia donde empezó a descubrirse la fuerza curativa del ajo que nace en el antiguo Turkestan (entre China y Afganistán), desde donde viaja a China, India, Norte de Europa y a las márgenes del Mediterráneo. Y de Europa saltó al Nuevo Mundo.

Ajo en los codigos antiguos
En el Códex Ebres, un papiro médico que data del 1.550 antes de Cristo, se menciona 22 veces el ajo y sus efectos para controlar las enfermedades del corazón, mordeduras de parásitos intestinales y tumores.

Todos los grandes personajes de la Antigüedad como Homero, Herodoto, Aristóteles, Atila o Alejandro Magno cantan las virtudes terapéuticas del ajo. Según una leyenda, el ajo sería el responsable de la primera huelga de la Historia promovida por los trabajadores de la Gran Pirámide de Egipto cuando dejaron de ofrecer ajos en la dieta de los esclavos.

Y aparece en toda la literatura, desde las Mil y una Noche hasta Shakespeare, en Sueño de una noche de verano.

Los resultados de la medicina egipcia en torno del ajo, depurados de formas mágicas, fueron recogidos por los griegos. Hipócrates, el médico más famoso de la antigüedad, que basó sus teorías en el empirismo de la observación de los hechos, recomienda el uso del ajo por sus cualidades medicinales. Y Plínio el Viejo, hace dos mil años, en su Historia Naturalis, indica varios usos terapéuticos a base de ajo, para el combate de enfermedades infecciosas

Y fue Luis Pasteur en 1858 quien individuó y definió la calidad antibiótica del ajo a la que hoy la medicina añade su función anticancerígena.

Ajo en Egiptp
Alguno de mis lectores se preguntarán por qué he querido traer a este blog la reivindicación del aj
o. Lo he hecho también como homenaje a mi amigo Salvador, ya conopcido en este blog. Vive desde hace casi 40 años en las montañas de Visconde Mauá entre Río y São Paulo como una especie de eremita laico, en una casita de madera por él construida desde que, en su juventud, de repente, decidió dejar su trabajo como funcionario de banco para refugiarse en aquellas montañas renunciando a toda la modernidad.

En su pedazo de tierra, cultiva ajos y miel. Con lo que recaudaba de su venta a amigos sacaba al año 800 reales (unos 290 euros). Con aquello vivía. Ahora, que al jubilarse recibe del Estado un salario base, dice que no sabe qué hacer con tanto dinero. Se casó tres veces, tuvo hijos y ninguna de sus mujeres resistió aquella soledad en la que vive y que deja sólo para ir a de fiesta alguna vez con los amigos de la ciudad más cercana.

Es la persona más alegre y feliz que he conocido. Con él se puede hablar de todo. Ama la vida y cuando puede y se lo ofrecen se bebe unos vasos de vino. Eso sí, tiene que serdel  bueno.

Viscon de maua
Un día, conversando con él descubrimos que nunca, absolutamente nunca, en esos 40 años de soledad, había tenido la más pequeña molestia de salud ni lo había visitado un médico. Le preguntamos si sabía el remedio. Nos dijo que sí: un diento de ajo crudo por la mañana y otro por la noche.

Eso sí, sólo se fía de los que él cultiva. A veces los mezcla con la miel purísima de sus abejas, otro producto mítico que fue descubierto en las Pirámides de Egipto, con cinco mil años, cristalizado pero aún comestible.

O sea, ajo y miel hicieron llegar a mi amigo Salvador sano y salvo hasta su jubilación. Y ahí sigue haciéndose kilómetros cada día por senderos peligrosos y bañándose a 1.700 metros en las cascadas heladas que llegan desde las Agujas Negras.

A lo mejor, amigos, el ajo dejará un día de ser el hermano pobre para conseguir un título de nobleza no sólo en la sartén o en el horno sino también en la medicina. En este mundo loco, todo es ya posible.

Propiedades_ajo

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal