
Las ballenas quizás han entendido que Río de Janeiro está en vísperas de una gran transformación con motivo de los Juegos Olímpicos que debería abarcar también una limpieza a fondo, siempre aplazada, de la preciosa bahía de Guanabara, hoy convertida en un basurero flotante. Y han empezado a llegar este verano numerosas dando la impresión de que desean invadir las míticas playas e islas cariocas.
Justamente, antes de que la bahía de Guanabara y las míticas playas de Río, fuesen profanadas por la suciedad arrojada en ellas, las ballenas y delfines se divertían jugando en aquellas aguas cristalinas y eran la delicia de pequeños y grandes como muestran viejas fotografías en blando y negro de aquellas épocas.
Después se alejaron entristecidas. Y este verano, de repente, según noticias de hoy del equipo del Proyecto Islas de Río que analiza los cetáceos de esa área marina, presidida por la bióloga Liliane Lodi, numerosas ballenas bride (Balaenoptera edeni), una especie que llega a tener 15 metros de largo están invadiendo Río.

El por qué de esa llegada repentina de dichas ballenas a las aguas de Río, a pesar de la polución del mar está siendo analizada. Uno de los motivos, según los expertos podría ser el de la llamada “resurgencia”, que ha traído masas de agua frías ricas en nutrientes.
Se trata de una especie de milagro de la naturaleza, cuenta a este blog, Bía Hetzel, escritora, editora y autora de las fotografías aquí publicadas, a quién tanto le debe la defensa de ballenas y delfines con quienes mantiene una rara familiaridad.
El milagro sería el siguiente: en el encuentro entre el agua fría y la caliente surge el plancton; detrás del plancton llegan los peces pequeños y los calamares: detrás de estos las aves marinas y enseguida los grandes cetáceos como las ballenas.
Como este verano prácticamente no ha llovido en Rio, el océano recibió menor cantidad de basura ayudando a las aguas a estar más claras, lo que ha podido también atraer a las ballenas.

Las riquezas del océano pueden hasta sorprender y resurgir como está aconteciendo, advierten los biólos que, sin embargo alertan que esas riquezas y esos milagros no son eternos. Y las aguas de Río que antaño eran más bien de cristal y verdaderos espejos naturales, hoy aparecen como recogedores de basura.
Una escena dolorosa y desagradable ha sido vivida los últimos días no sólo por los biólogos sino por todos los que aman a estos grandes cetaceos tan amigos del hombre. Contemplada hasta por los bañistas en la mítica playa de Copacabana frente al Pâo de Açúcar, una cría de ballena de unos cuatro metros dio un espectáculo de saltos y piruetas.
Considerada como “carioca” por haber nacido allí, ese ejemplar de una especie poco conocida, tuvo que arreglárselas para convivir con el ruido de los motores de los barcos y con la suciedad de las aguas.
Sin separarse de su madre, la cría de ballena nadaba en medio a restos de todo tipo de basura, de pedazos de redes viejas, de plásticos y maderas flotantes poniendo en peligro su vida.
El domingo pasado, justo en el lugar donde el pequeño carioca marino y su madre fueron avistados, una lancha de aluminio de siete metros de larga chocó con una ballena, lanzando al agua a los tripulantes. La ballena quedó gravemente herida.
Las ballenas y delfines se han enamorado de Río, llamada la “ciudad maravillosa” y quieren habitar en sus aguas marinas. Ahora lo que hace falta es que Río se enamore también de estos simpáticos y dulces cetáceos y sea capaz de evitarles, limpiando sus aguas de tanta basura acumulada en estos años, el tener que huir a otros mares menos hostiles y más limpios.
Sería la mejor herencia dejada por los Juegos Olímpicos en este rincón del mundo del que decía el famoso arquitecto, Le Corbusier, que la naturaleza lo había hecho tan original que no existe posibilidad de programar la ciudad de otro modo. Río sólo puede ser Río.
Y es esa su fascinación. Una fascinación que perdería brillo si la abandonaran las ballenas que hoy siguen jugueteando incluso entre la basura lanzada por el menos educado de los animales, como lo es el hombre.

===================================================
TEXTO EN PORTUGUÉS
AS BALEIAS VOLTAM A SE APAIXONAR PELO RIO
Talvez as baleias tenham entendido que o Rio de Janeiro está nas vésperas de uma grande transformação por causa dos Jogos Olímpicos, que deveria promover também uma reforma a fundo , sempre adiada, da preciosa Baía de Guanabara, hoje convertida em lixeira flutuante.
Já começaram a chegar neste verão numerosas baleias, dando a impressão de que desejam invadir as míticas praias e ilhas cariocas.
Justamente, antes de que a Baía de Guanabara e as míticas praias do Rio fossem profanadas pela sujeira jogada nelas , as baleias e golfinhos se divertiam brincando naquelas águas cristalinas e eram a delícia dos pequenos e grandes, como mostram as fotografias em branco e preto daquela época.
Depois se afastaram entristecidas. E neste verão, de repente, segundo notícias de hoje da equipe do Projeto Ilhas do Rio, que analisa os cetáceos desta área marinha, presidida pela bióloga Liliane Lodi,, numerosas baleias Bryde (Balaenoptera edeni), uma espécie que chega a ter quinze metros de comprimento, estão invadindo o Rio.
O motivo da chegada repentina destas baleias nas águas do Rio, apesar da poluição do mar, está sendo estudado. Um deles, segundo os especialistas, poderia ser a chamada “ressurgência”, que trouxe massas de águas frias ricas em nutrientes .
Trata-se de uma espécie de milagre da natureza , conta a este blog Bia Hetzel, escritora, editora e autora das fotografias aqui publicadas, a quem a defesa das baleias e golfinhos tanto deve e com quem mantém uma rara familiaridade.
O milagre seria o seguinte: no encontro entre a água fria e a quente surge o plâncton; detrás do plâncton chegam os peixes pequenos e as lulas; detrás deles chegam as aves marinhas e em seguida os grandes cetáceos como as baleias.
Como neste verão praticamente não choveu no Rio, o oceano recebeu menor quantidade de lixo ajudando as águas a ficar mais claras, o que também pode ter servido para atrair as baleias.
As riquezas do oceano podem até surpreender e ressurgir como está acontecendo, advertem os biólogos, mas estas riquezas e estes milagres não são eternos. E as águas do Rio que antigamente pareciam de cristal e eram verdadeiros espelhos naturais, hoje aparecem como coletoras de lixo.
Uma cena dolorosa e desagradável foi vivida nos últimos dias, não só pelos biólogos mas por todos os que amam estes grandes cetáceos tão amigos do homem. Contempladas até pelos banhistas na mítica praia de Copacabana, , em frente ao Pão de Açúcar, um filhote de baleia de uns quatro metros deu um espetáculo de saltos e piruetas. Considerada como “carioca” por haver nascido ali, este exemplar de uma espécie pouco conhecida, teve que se virar para poder conviver com o ruído de barcos e motores e com a sujeira das águas.
Sem separar-se de sua mãe, o filhote de baleia, nadava em meio a restos de todo tipo de lixo: pedaços de redes velhas, plásticos e madeiras flutuantes, pondo em perigo a sua vida.
No domingo passado, bem no lugar onde o pequeno carioca marinho e sua mãe foram avistados, uma lancha de alumínio de sete metros de comprimento, se chocou com a baleia, jogando na água os seus tripulantes. A baleia ficou gravemente ferida.
As baleias e golfinhos se apaixonaram pelo Rio, chamado de “Cidade Maravilhosa”, e querem habitar suas águas marinhas. Agora falta que o Rio também se apaixone por estes simpáticos e doces cetáceos e seja capaz de evitar que fujam para outros mares menos hostis e mais limpos por causa de tanto lixo acumulado ao longo dos anos.
Seria a melhor herança deixada pelos Jogos Olímpicos neste pedaço de mundo que fazia o arquiteto Le Corbusier dizer que a natureza o havia feito tão original, que não existe a possibilidade de programar a cidade de outro modo. O Rio só pode ser o Rio.
E é este o seu fascínio. Mas que perderia o brilho se as baleias que hoje seguem brincando em suas águas , inclusive entre o lixo lançado pelo menos educado dos animais como é o homem, a abandonasse.