Tras las elecciones del 20-N, España tendrá un presidente sesentón (Rubalcaba) o uno que hace tiempo entró en la cincuentena y que al acabar la próxima legislatura ya habrá cumplido los 60 (Rajoy). ¿Y qué? Dirán muchos. ¿Por qué es relevante, o al menos de interés, la edad de quien pronto gobernará el país? Lo es, aunque solo sea por el hecho de que por primera vez en democracia, de las urnas va a salir un presidente que no es un cuarentón. ¿Casualidad? Parece que no.
Para empezar, algunos datos: los cuatro presidentes del gobierno que han ganado elecciones en nuestra treintañera democracia llegaron relativamente jóvenes al poder. Felipe González, el más precoz, las ganó con 40 años; José María Aznar con 43 y Adolfo Suárez y José Luis Rodríguez Zapatero, con 44. El quinto presidente, Leopolodo Calvo-Sotelo, aterrizó en La Moncloa con 55 tras la dimisión de Suárez, pero sin un refrendo electoral.