
El resultado electoral del 25-M ha dado a José Antonio Griñán un tiempo extra inesperado para muchos, tanto dentro como fuera de su partido. A corto plazo, las principales preocupaciones de Griñán serán el acuerdo que el PSOE cierre con IU, que va a condicionar la estabilidad o inestabilidad de su Gobierno, y los recortes que va a tener que ejecutar cuando se conozca con precisión el impacto de los Presupuestos Generales del Estado en las cuentas andaluzas.
Siendo esto importante, que lo es, probablemente los retos más importantes de Griñán en esta legislatura (además de la crisis y el drama del paro en la comunidad) son dos cuestiones que arrastra desde hace tiempo: el cambio de modos en la Junta de Andalucía y el cierre de heridas en el PSOE.
Con un escenario de cuatro años por delante y sabedor de que esta será la última fase de su carrera política, Griñán tiene ante sí una oportunidad única para abordar estos dos desafíos que por unas u otras razones no ha resuelto.
Cambios en la Junta. En su primer año de Gobierno, Griñán dio vuelo a la idea de reformar la Administración periférica de la Junta. El plan pasaba por reducir el número de delegados en las provincias y descentralizar la toma de decisiones para que no todo tuviera que pasar por Sevilla. Aunque sea una medida que cause recelos, es el momento de avanzar en esta línea, de la misma manera que debe hacerse efectiva la promesa de la meritocracia en el acceso a la Administración pública y en el nombramiento de altos cargos.
Y un punto fundamental: medidas de transparencia en el uso de los fondos públicos. El nuevo Gobierno tiene que acabar con cualquier sombra de opacidad en el reparto de ayudas, subvenciones, incentivos… El fondo de los ERE, que ha propiciado el mayor caso de corrupción en la historia de la Administración autonómica, tiene su origen en la búsqueda de agilidad para dar ayudas sacrificando los controles internos. Mejorar estos controles será una tarea imprescindible para borrar cualquier sospecha de arbitrariedad y discrecionalidad en la gestión de los recursos públicos.
El futuro del PSOE. Tras el 25-M, se han evaporado las maniobras para desbancar de inmediato a Griñán del PSOE, pero el sector crítico sigue ahí, a la espera. En este punto será clave que impere el sentido común y la inteligencia de todos, tanto de los que ahora están en el puente de mando como de los que aspiran a estar. Todos tendrán que hacer cesiones y dejar a un lado las actitudes sectarias que han abundado en los últimos meses.
Aunque se han salvado en las urnas por la campana, los socialistas deberían analizar fríamente por qué han dejado de ser el partido mayoritario en Andalucía; por qué llevan fracasando en las grandes ciudades desde hace lustros; por qué se han enredado en una pelea tras otra desde hace meses…
Si lo logran habrán dado un paso importante para afrontar con serenidad y con unas bases de convivencia razonables un debate que ahora parece lejano, pero que en no mucho tiempo algunos querrán poner sobre la mesa: la sucesión de Griñán.