Hay que estudiar mucho cuando se trata de invertir en Nexflix. Antes del pasado verano parecía un valor seguro, casi indestructible. Era una de las empresas más mimadas por Wall Street, donde se apuesta ciegamente por marcas que adoran los consumidores. Hasta que el videoclub virtual optó por subir precios y anunció que separaba el incipiente negocio de visionado instatáneo del de alquiler de DVD, con el consiguiente cabreo de sus fieles. Y empezó la desbandada en masa en el parqué.
Sin embargo, algo tiene que tener Netflix para que los grandes del sector audiovisual se movilicen para contrarrestar el dominio del mayor distribuidor de contenido online. Un dato. Netflix se come en la actualidad cerca del 70% del mercado de vídeo por streming en EE UU y cuenta con más abonados que Comcast, ShowTime y Starz y pisa los talones a la HBO. La compañía empezó hace unos meses a expandirse a escala internacional por Brasil y acaba de llegar a Europa vía Reino Unido.
El imperio mediático de Rupert Murdoch le vio en seguida las orejas al lobo y en pocas semanas anunció que su plataforma BSkyB contará también con su propio servicio de visionado instantáneo para competir, claro está, con la popularidad Netflix. La última en entrar en la batalla es, precisamente, Comcast, la mayor red de cable de EE UU. Esta semana anunció que va a lanzar un sistema similar que bautiza como Xfinity Streampix. Y Verizon acaba de llegar a un acuerdo con RedBox.
Netflix, que terminó de rematar el negocio de la cadena de videoclubs Blockbuster, era hasta hace unos meses la única en el sector que ofrecía un servicio de este tipo. No había otras alternativas. Hulu, la plataforma creada por las cadenas NBC, la ABC y la Fox para dar salida a sus programas televisivos y películas, fue pionera en EE UU en este mercado pero no logró la penetración que consiguió Netflix en cuanto lanzó el popular servicio streaming en otoño de 2010 con gran éxito.
Que las compañías de televisión por cable o satélite entren en el juego, era inevitable. La sociedad de Los Gatos disparó primero y eso le permitió tomar mucha distancia. Pero en esa batalla, Comcast y BSkyB tienen una clara ventaja, aun llegando con retraso: su base de abonados. Hay un problema añadido para Netflix y es la cantidad de dinero que gasta para hacerse con los derechos para que sus abonados puedan acceder al contenido y lanzar producciones originales para atraer nuevos.
El acoso de las compañías tradicionales del sector, por un lado, y las cuentas, por otro, complican lograr un equilibrio para sus acciones. Netflix seguirá liderando durante un tiempo el mercado, sobretodo si es capaz de seguir enamorando literalmente a sus abonados. Pero para hacerse con más contenido, deberá seguir gastando más. El mismo día que Comcast anunciaba su servicio streaming, Netflix llegaba a un pacto exclusivo con Weinstein Company para acceder a sus producciones.
Un trofeo muy valioso en pleno acoso. Los títulos de Netflix están un 45% por debajo del valor que tenían hace seis meses, y eso a pesar de haber remontado del mínimo anual de 62 dólares hasta más de 110 dólares. Llegaron a los 304 dólares. Y con todos estos movimientos cobrar fuerza la voces de una posible adquisición. No es algo que esté sobre la mesa, pero al ver la cantidad de efectivo que tienen en mano compañías como Apple o Microsoft, no es algo imposible. Eso podría sostener la acción.
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