Ultima hora: El líder de los republicanos en el comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, Spencer Bachus, es sujeto de una investigación interna por parte de la Oficina del Congreso sobre Ética para ver si utilizó información confidencial.
El fiscal neoyorquino Preet Bharara sigue cortando cabezas en Wall Street, en su extensa cruzada para poner freno al tráfico de información confidencial que recorre por los fondos especulativos. Una lacra que enriquece a unos cuantos que se creen con el poder para violar las reglas de juego básicas que rigen el parqué, a expensas, como siempre, del común de los inversores.
Unas reglas que, sin embargo, no se aplican a los legisladores ni a sus ayudantes en el Congreso. Ese privilegio se va a acabar. El Senado aprobó anoche, por una abrumadora mayoría (96-3), la legislación que deja claro que para ellos también es ilegal comprar o vender acciones, o cualquier otro tipo de activo financiero con información que no está disponible para el público.
Es año electoral, y la imagen de los dirigentes en Washington está por los suelos. La Stop Trading on Congressional Knowledge (STOCK) Act busca, de hecho, restaurar la confianza del ciudadano hacia el modo de hacer las cosas en el Capitolio. Lo curioso es que haya tenido que pasar tanto tiempo para que los congresistas asuman que el insider trading es un crimen que se aplica a todos.
La legislación les obligará a ser más transparentes -tendrán un plazo de publicar cualquier transacción financiera que hayan hecho en un plazo de de 30 días desde su ejecución. La medida abarca también a sus familiares. Para que sea efectiva, debe ser adoptada ahora por la Cámara de Representantes. Los republicanos quieren que se aplique también a los funcionarios de la Casa Blanca.