Todo tiene su explicación. Unos días antes de que Facebook empezara a cotizar, General Motors lanzaba un torpedo directo a la línea de flotación de la puntocom al anunciar que dejaba de poner publicidad en su red. No le convencen los resultados. El fabricante de Detroit es uno de los mayores anunciantes en EE UU y cualquier movimiento en su estrategia de márketing crea gran revuelo en las oficinas de Madison Avenue. No fue el único. Poco después revelaba que también dejaba la Super Bowl, el evento deportivo por excelencia en EE UU. Para hacerse una idea, en la última final de la liga de fútbol americano se pagaron 3,5 millones de dólares de media por estar 30 segundos en el aire.
La apuesta de GM está al otro lado del charco, en el Manchester United. La compañía acaba de firmar un acuerdo de cinco años con el club de fútbol europeo para promocionar su gama de coches Chevrolet. El patrocinio de uno de los equipos más punteros y seguidos en Europa, y el mundo entero, le servirá además de banco de pruebas para afinar su nueva campaña publicitaria global. Y es que la dirección de la compañía en Detroit no solo desea, además necesita que su marca rompa fronteras y crezca más fuera de EE UU, para no depender tanto de su mercado doméstico. El fútbol es el canal para llegar a 3.500 millones de seguidores de este deporte por todo el mundo.
Puestos a comparar, la NFL es seguida por 400 millones y sus 32 equipos juntos no venden tantas camisetas como el Manchester United. "Nuestra ambición es conectar con el fútbol de tal manera que trascienda el patrocinio tradicional", comenta Joel Ewanick, reponsable de márketing de GM. El logo de la automovilística, sin embargo, no aparecerá en las camisetas de los jugadores, un espacio que pertenece a la aseguradora Aon, su principal sponsor, y que con anterioridad ocupó AIG. Casualidades de la historia, tanto GM como AIG fueran rescatas con el dinero del contribuyente durante la última crisis financiera y aún no han saldado todas sus deudas con el Tío Sam.
NOTA: En la foto, Bryan Robson con Ryan Giggs junto a un Malibu de Chevrolet